Qui¨¦n lee al ¡®bot¡¯ de Virginia Woolf
Las redes sociales (WhatsApp incluida) han supuesto un cambio en el consumo de literatura
La pregunta merece completarse con un d¨®nde y cu¨¢ndo se lee a Virginia Woolf. En el metro, en el tren, en las salas de espera o en los parques ya sabemos que nadie o casi nadie la estar¨¢ leyendo esta tarde. Porque donde antes le¨ªamos un libro, ahora acariciamos la pantalla de un m¨®vil. En este sentido, si las plataformas audiovisuales han supuesto un cambio en el consumo de televisi¨®n, las redes sociales (WhatsApp incluida) han supuesto un cambio en el ...
La pregunta merece completarse con un d¨®nde y cu¨¢ndo se lee a Virginia Woolf. En el metro, en el tren, en las salas de espera o en los parques ya sabemos que nadie o casi nadie la estar¨¢ leyendo esta tarde. Porque donde antes le¨ªamos un libro, ahora acariciamos la pantalla de un m¨®vil. En este sentido, si las plataformas audiovisuales han supuesto un cambio en el consumo de televisi¨®n, las redes sociales (WhatsApp incluida) han supuesto un cambio en el consumo de literatura. Es dif¨ªcil saber si se lee m¨¢s o menos, pero es seguro que cada vez se lee menos para amenizar una espera. La literatura se ha convertido en un espacio privado y valioso sin notificaciones ni interrupciones. Sin embargo, los grandes autores tampoco quieren perderse la fiesta de Twitter. Como Virginia Woolf, que tuitea puntual y diariamente. Bueno, Virgina no, el bot de Virginia, que para Twitter es lo mismo.
Un bot (diminutivo cari?oso de robot) es un programa autom¨¢tico que se ejecuta todos los d¨ªas a las horas elegidas por su dise?ador y va lanzando tuits con frases que se almacenan en un fichero que se aloja en la nube. Y este sencillo sistema es el que permite a Virginia Woolf ser tuitera 82 a?os despu¨¦s de muerta. Su bot (@botvirginia) lo mantiene @paolitafrita desde Brasil y acumula m¨¢s de 100.000 seguidores. Pero no es la ¨²nica. Esta misma ma?ana, Federico Garc¨ªa Lorca tuiteaba muy intenso: ¡°Pero yo te sufr¨ª, rasgue mis venas¡±, desde @GarciaLorcaBot, que mantiene como homenaje @ernestopriego. Aunque m¨¢s trabajadora es Gloria Fuertes, que tuitea un verso aleatorio de su poes¨ªa cada hora. ¡°Y los hombres se creen que no soy nada¡± publica mientras escribo este texto. Su bot lo mantiene @LauraLozanoMar.
Hay tantos bots literarios que cuando un autor no tiene cuenta de Twitter despu¨¦s de muerto sufre una doble sepultura. Por eso, para que sigan haciendo ruido, se han creado los de Clarice Lispector (@Lispector_Car), Alejandra Pizarnik (@Pizarnikdice), Alfonsina Storni (@storni_bot), Jorge Luis Borges (@BorgesLuisbot), Julio Cort¨¢zar (@Cortazar_bot) y hasta Juana In¨¦s de la Cruz (@Soy_SorJuana), que dej¨® de actualizarse en 2021, aunque sigue siendo memorable su descripci¨®n de perfil: ¡°La celda de castigo no pudo acabar con mi legado. Ya no estoy en el billete de doscientos¡±. Cualquiera puede buscar a su diosa o dios literario de cabecera y seguirlo en Twitter. A m¨ª, por ejemplo, me encanta que Sylvia Plath (@SylviaPlathBot) me ofrezca sus versos cada hora. Y me he aprendido este ¡°I am not ready for anything to happen¡± de memoria, no porque lo haya encontrado en un poema sino porque es el tuit fijado en su perfil.
Cuento esto hoy porque se aproxima el D¨ªa del Libro y creo que convendr¨ªa rescatar a los autores de Twitter. Me refiero a que, al final, las frases son productos terminales que se independizan de la obra. Desde siempre ha habido diccionarios de citas c¨¦lebres que son m¨¢s bien de usar y tirar y que hacen que la obra pase al territorio de la ocurrencia o del ingenio cuando est¨¢ descontextualizada. Seguir al bot de un autor es un soplo de aire fresco entre la contaminaci¨®n verbal de Twitter. Pero, por otro lado, supone convertir la literatura en alimento de la cultura de esl¨®ganes y publicidad donde una sola frase basta cuando, en realidad, la literatura es precisamente lo contrario, eso que no se agota ni se puede contener en una sentencia.