La coronaci¨®n y el pa¨ªs
La coincidencia en el tiempo de la ceremonia y el castigo electoral a los ¡®tories¡¯ emite una imagen contradictoria del actual Reino Unido
Las instituciones brit¨¢nicas se han volcado en otorgar a la ceremonia de coronaci¨®n de Carlos III y la reina Camila la pompa, circunstancia y liturgia que tuvo 70 a?os atr¨¢s la de Isabel II, incluidos ritos anclados en el pasado medieval. Las c¨¢maras de la BBC han vuelto a ser el principal instrumento para ello, encargadas de transmitir una imagen de celebraci¨®n y concordia en la que no hubo hueco para las manifestaciones de protesta, que han sido...
Las instituciones brit¨¢nicas se han volcado en otorgar a la ceremonia de coronaci¨®n de Carlos III y la reina Camila la pompa, circunstancia y liturgia que tuvo 70 a?os atr¨¢s la de Isabel II, incluidos ritos anclados en el pasado medieval. Las c¨¢maras de la BBC han vuelto a ser el principal instrumento para ello, encargadas de transmitir una imagen de celebraci¨®n y concordia en la que no hubo hueco para las manifestaciones de protesta, que han sido minoritarias pero relevantes, o para la indiferencia de buena parte de la ciudadan¨ªa.
La historia, sin embargo, nunca se repite. La joven reina de 25 a?os entronizada en 1953 ten¨ªa toda la vida por delante para adaptar su papel constitucional a un pa¨ªs reci¨¦n surgido de la II Guerra Mundial, con una ciudadan¨ªa respetuosa y deferente con las instituciones, mayoritariamente blanca y protestante. Su hijo hereda la corona de un Reino Unido sometido durante a?os a las tensiones del Brexit, con una opini¨®n p¨²blica mucho m¨¢s esc¨¦ptica sobre la necesidad de la monarqu¨ªa, una diversidad cultural y racial capaz de cuestionar con raz¨®n el propio pasado colonial y los v¨ªnculos de la casa real con el comercio de esclavos, junto a una crisis del coste de la vida que est¨¢ afectando de forma grave a las capas m¨¢s d¨¦biles de la sociedad.
La coronaci¨®n de Carlos III ha coincidido en el tiempo con el varapalo electoral sufrido por el Partido Conservador de Rishi Sunak en las elecciones municipales de Inglaterra. Los ciudadanos han expresado su rechazo a m¨¢s de una d¨¦cada de gobierno de los tories. Estuvo plagada de esc¨¢ndalos protagonizados por Boris Johnson, pero culmin¨® con el desastroso plan de rebaja de impuestos de la ex primera ministra Liz Truss y la credibilidad econ¨®mica del pa¨ªs destrozada. Los escasos meses de reinado de Carlos III han coincidido con la mayor conflictividad laboral del Reino Unido en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
El nuevo rey se ha esforzado por transmitir una imagen de cercan¨ªa y por adaptar la monarqu¨ªa brit¨¢nica a los nuevos tiempos sin demasiado ¨¦xito. Ha tenido gestos de acercamiento al resto de religiones del Reino Unido en la ceremonia de la abad¨ªa de Westminster, a pesar de que fuera una liturgia fundamentalmente protestante, y a la vez ha echado una mano al Gobierno de Sunak en su esfuerzo por recomponer los puentes con la UE. Carlos III tendr¨¢ que acelerar una estrategia que refuerce entre las nuevas generaciones la percepci¨®n de utilidad de las instituciones mon¨¢rquicas, porque todo sugiere que la era carolina ser¨¢ m¨¢s breve que la era isabelina. Su coronaci¨®n ha entretenido al menos a 20 millones de brit¨¢nicos y a una parte del resto del planeta, pero el monarca brit¨¢nico es consciente de que el ¡°Dios salve al rey¡± que pronunciaron el s¨¢bado los invitados a la ceremonia no se oy¨® con tanta fuerza, ni de un modo tan compacto, en el resto del pa¨ªs.