El Reino Unido de Carlos III: hay corona, se busca cuerpo y alma en la zozobra del Brexit
Sunak es un l¨ªder m¨¢s pragm¨¢tico que Johnson y Truss, pero el pa¨ªs todav¨ªa tiene pendiente una reconstrucci¨®n y una reconciliaci¨®n tras el desgarro del refer¨¦ndum
El Reino Unido celebra la coronaci¨®n de Carlos III. Cuando terminen los festejos, tendr¨¢ que regresar a la ardua tarea de hallar el cuerpo y el alma que deben ir debajo de la corona. El terremoto del Brexit emplaza a una gran reconstrucci¨®n, y de momento no se vislumbra ni una visi¨®n, ni un croquis bien definido y razonablemente compartido de c¨®mo hacerla. Veamos.
Sin duda el pa¨ªs se halla hoy en una situaci¨®n mejor que hace tan solo medio a?o, con los dram¨¢ticos acontecimientos de la muerte de la reina Isabel II, aut¨¦ntico col¨¢geno nacional, y de la abrupta ca¨ªda tras ni siquiera dos meses en el poder de Liz Truss, que a su vez hab¨ªa sucedido al exc¨¦ntrico y muy cuestionable liderazgo de Boris Johnson. Un Reino Unido que, muy lejos del c¨¦lebre concepto del gobernar las olas, estaba por completo a la merced de ellas, sin ruta de navegaci¨®n inteligible, sin capit¨¢n.
Hoy, la coronaci¨®n representa un s¨ªmbolo de continuidad y estabilidad institucional. Y en Downing Street trabaja un primer ministro, Rishi Sunak, que muestra mayores cualidades de competencia, m¨¢s pragmatismo, que sus antecesores. Dio marcha atr¨¢s a los disparatados planes fiscales de Truss, encarril¨® la crisis con la UE acerca del estatus de Irlanda del Norte, puso un frenazo al radicalismo de tirar por la borda en masa las regulaciones europeas vigentes en el Reino Unido pese a su salida del bloque comunitario. La guerra de Ucrania ayuda a ver que no est¨¢ el mundo para tonter¨ªa, y lo l¨®gico ¡ªentre democracias europeas¡ª es cooperar. Bruselas claramente ve en Sunak una figura m¨¢s seria y competente que sus antecesores, y esto allana el camino a soluciones para muchos otros asuntos pendientes, lo que puede estar en el inter¨¦s de ambas partes. Gibraltar es uno de ellos.
Pero conviene no llamarse a enga?os. Comparado con el liderazgo de figuras como Johnson, Truss, Nigel Farage o Jacob Rees-Mogg ¡ªcuesta a veces creer que realmente hayan podido tener tanto poder y tanta influencia en una democracia avanzada¡ª Sunak es un paso adelante. Pero est¨¢ muy lejos de cuajar una visi¨®n de futuro para el pa¨ªs con aut¨¦ntica fuerza tractora, y el electorado, en enorme medida, desconf¨ªa del Partido Conservador, como demuestran los resultados de las elecciones locales. Adem¨¢s, si muestra pragmatismo y cierta moderaci¨®n en algunos aspectos, en materia migratoria Sunak abraza posiciones pr¨¢cticamente de ultraderecha, y en materia social se le nota un conservadurismo muy profundo. El Partido Laborista, por su parte, parece concentrado en mantener una calculada ambig¨¹edad que no estropee la ventaja electoral que deriva llanamente del desastre tory.
Por otra parte, claro est¨¢, a Carlos III no se le ve ni se le espera como una figura que pueda estar a la altura de su predecesora en cuanto a capacidad de funcionar como col¨¢geno de una sociedad con grandes heridas y profundas divisiones. El c¨®digo para la muerte de Isabel II era ¡°London bridge is down¡±. Cabe dudar de que Carlos III logre ser un puente como ese, por motivos en parte hist¨®ricos y en parte personales.
El Reino Unido es un pa¨ªs inmerso en una negativa situaci¨®n econ¨®mica, con la peor perspectiva de crecimiento del G-7, con una tasa de inflaci¨®n disparada y peor que la de muchos de los pa¨ªses comparables, con el mayor declive en el G-7 en cuanto a participaci¨®n laboral desde que empez¨® la pandemia, con medio mill¨®n menos de personas en el mercado laboral.
Pero, sobre todo, es una naci¨®n que debe emprender toda una nueva construcci¨®n ¡ªy una reconciliaci¨®n interna¡ª apoy¨¢ndose en pilares agrietados, envenenados. El Brexit brot¨® en gran medida de una campa?a pol¨ªtica t¨®xica, repleta de insidias, mentiras, maniobras polarizadoras que se han infiltrado en las profundidades de la sociedad brit¨¢nica, que han abierto una gran distancia entre Inglaterra y los otros territorios, entre los j¨®venes y los mayores, entre los urbanitas y las periferias. La b¨²squeda de puntos de encuentro, de una nueva identidad, siempre es dif¨ªcil, pero m¨¢s con premisas como esas. ?Qu¨¦ tipo de sociedad quiere ser la brit¨¢nica? ?Qu¨¦ lugar en el mundo? Los l¨ªderes brexiteros ten¨ªan muy clara la voladura; no ten¨ªan ni idea, como se ha visto de sobra, de qu¨¦ hacer despu¨¦s.
Por supuesto, el Reino Unido no est¨¢ solo en esta compleja b¨²squeda de identidad en tiempos tan dif¨ªciles y cambiantes. Otros pa¨ªses sufren tribulaciones parecidas. Y cu¨¢ntos de nosotros ciudadanos, debajo del gorro, no sabemos del todo bien quienes somos, quienes queremos ser. ?Han buscado bien ¨²ltimamente? Nuestra respuesta no est¨¢ en las pantallas de m¨®viles, ordenadores, ipads o teles. Y la del Reino Unido no est¨¢ en la coronaci¨®n. Apuntemos bien la mirada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.