Los traumas infantiles de ChatGPT
Los guionistas protestan por el peligro que suponen las inteligencias artificiales para su trabajo y para sus derechos de autor. Y hacen bien
Las pancartas de las manifestaciones se escriben pensando en redes sociales y por eso se suelen parecer m¨¢s a un tuit que a una soflama reivindicativa. Una de las m¨¢s compartidas en los ¨²ltimos d¨ªas ven¨ªa de una manifestaci¨®n de guionistas estadounidenses, que han comenzado una huelga para reclamar mejoras en sus condiciones de trabajo. La pancarta dice as¨ª: ¡°ChatGPT no tiene ning¨²n trauma infantil¡±.
La pancarta hace...
Las pancartas de las manifestaciones se escriben pensando en redes sociales y por eso se suelen parecer m¨¢s a un tuit que a una soflama reivindicativa. Una de las m¨¢s compartidas en los ¨²ltimos d¨ªas ven¨ªa de una manifestaci¨®n de guionistas estadounidenses, que han comenzado una huelga para reclamar mejoras en sus condiciones de trabajo. La pancarta dice as¨ª: ¡°ChatGPT no tiene ning¨²n trauma infantil¡±.
La pancarta hace referencia a una de las exigencias de los guionistas: regular la inteligencia artificial de modo que estos programas no puedan escribir o reescribir material literario, y que tampoco puedan entrenarse con textos sujetos a derechos de autor. La Alianza de Productores de Cine y Televisi¨®n se niega a aceptar esta demanda. Tal vez se trate de una t¨¦cnica de negociaci¨®n que sustituye el cl¨¢sico ¡°si no quieres este trabajo, hay 200 como t¨² haciendo cola¡± por un supuestamente innovador ¡°si no quieres este trabajo, hay una IA que lo har¨¢ por un pu?ado de euros al mes, dependiendo del paquete que contratemos¡±.
?Los miedos est¨¢n justificados? En este asunto, hacer predicciones a m¨¢s de 10 minutos es una insensatez, pero hay motivos para temer que la tele sea un poco peor y bastante m¨¢s tenebrosa de lo que ha sido en los ¨²ltimos a?os. Lo digo pensando en un ejemplo reciente que se ha movido por redes: un anuncio de ?cerveza? generado por inteligencia artificial y que da bastante miedo. Est¨¢ lleno de personas que sonr¨ªen con 812 dientes y se saludan con sus manos repletas de dedos largos y retorcidos mientras beben de latas y botellas que flotan en el aire. Muchos comentaristas, tanto en Twitter como en YouTube y Reddit, mencionaban que el anuncio tiene una textura parecida a la de los sue?os. Pero no los sue?os de Hollywood, sino los que tienes despu¨¦s de comer y beber demasiado. La IA no tiene traumas, pero nos los puede causar a los dem¨¢s.
No deja de ser prodigioso que un anuncio as¨ª sea fruto de darle un pu?ado de indicaciones a un programa y esperar unas horas. Y no ser¨ªa de extra?ar que alg¨²n productor considerara que esto es suficiente: ¡°El protagonista tiene 47 dedos, pero no me va a pedir un aumento cuando aprueben la segunda temporada. Compensa¡±. Cuando se habla de los peligros de la inteligencia artificial se suele presentar un escenario en el que estos programas funcionan muy bien y nos enga?an con noticias falsas, nos roban el trabajo o nos exterminan al considerar que la humanidad es superflua. Pero a veces olvidamos que tambi¨¦n existe el peligro de que la inteligencia artificial siga siendo igual de mediocre que ahora, pero que eso les baste a algunos. El riesgo est¨¢ ah¨ª, y los guionistas hacen bien en plantarse ya.
En cualquier caso, la IA avanza que es una barbaridad: ?puede llegar un momento en el que escriba guiones perfectos y dise?e humanos con el n¨²mero correcto de dientes y dedos? Pues quiz¨¢s, pero, en cualquier caso, no olvidar¨ªa el ejemplo del ajedrez. Leontxo Garc¨ªa, periodista especializado en este deporte, ha escrito en m¨¢s de una ocasi¨®n que las m¨¢quinas juegan mejor que nadie, pero las partidas m¨¢s bellas suelen venir de un error humano. De modo parecido, no queremos obras de ficci¨®n perfectas ni con dedos de m¨¢s: queremos obras humanas. Lo que nos gusta es meternos en la cabeza de Logan Roy, por ejemplo, e intentar averiguar si de verdad est¨¢ tan decepcionado con sus hijos. Buscamos traumas, como los de la pancarta.
Las m¨¢quinas nos pueden ayudar en esta tarea, pero sus programadores tienen que respetar nuestra privacidad y nuestros derechos de autor, adem¨¢s de conocer sus limitaciones. Porque si no, vamos a terminar con programas infinitos y barat¨ªsimos, sin actores ni guionistas, pero tambi¨¦n sin espectadores.