Luces, c¨¢maras y... algoritmos

Fiel a la l¨®gica del m¨¢ximo beneficio, la industria cinematogr¨¢fica estadounidense ha recurrido a la repetici¨®n de tramas y arquetipos. El consabido ¡°chico conoce chica, chico pierde chica, chico recupera chica¡± y otras f¨®rmulas similares fueron el patr¨®n que molde¨® la era dorada del cine. Lo importante siempre ha sido dar con un fil¨®n y explotarlo tanto como fuera posible. Aun as¨ª hab¨ªa algo arriesgado e impredecible en el negocio en la medida en que el ¨¦xito finalmente pod¨ªa depender de la osad¨ªa de un productor, del destello de un guionista, del genio de un director. La f¨®rmula no estaba del todo escrita, ni era mat¨¦m¨¢tica. Pero eso ha cambiado gracias a un pu?ado de empresas que dice tener un m¨¦todo menos falible que el olfato humano m¨¢s o menos entrenado.

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?Se ha esfumado el sexo en Hollywood?

¡°?Qu¨¦ resulta m¨¢s caro, invertir millones en una pel¨ªcula que puede no dar ning¨²n beneficio o gastar 5.000 euros en un an¨¢lisis que os asegure que no fracasar¨¢?¡±, pregunta Nadira Azermai a sus clientes. La fundadora de ScriptBook asegura poder determinar el tir¨®n potencial de un filme tras someter a un examen cient¨ªfico el guion. En poco m¨¢s de cinco minutos, su algoritmo bucea en una base de 6.500 textos y revela los patrones: qu¨¦ caracter¨ªsticas tienen los personajes y cu¨¢nta simpat¨ªa pueden despertar; qu¨¦ representaci¨®n tienen las mujeres; en qu¨¦ medida los di¨¢logos son estereotipados; o a qu¨¦ tipo de audiencia puede gustar la historia. ScriptBook emplea dos tipos de inteligencia artificial (IA); una para entender e interpretar el texto (¡°natural language processing¡±) y otra para comparar estructuras y palabras (¡°deep learning¡±). ¡°Nuestro sistema es capaz de interpretar incluso el subtexto, como lo har¨ªa un humano¡±, dice Azermai.

Con un 84% de acierto en sus previsiones, su empresa se ha hecho un hueco en un mercado que sufre el estancamiento en el n¨²mero de espectadores en Europa y en EE UU, y padece la competencia de Netflix, Amazon Prime o HBO. ¡°La mayor¨ªa de las producciones fracasaban y vi que no hab¨ªa una tecnolog¨ªa capaz de ayudar a los productores y distribuidores a tomar decisiones objetivas¡±, cuenta la joven belga. En Scriptbook est¨¢n convencidos de que la objetividad de su an¨¢lisis corrige los fallos asociados a la subjetividad humana: un algoritmo no tiene emociones, por lo que no se deja influir por factores externos y busca siempre la mayor eficiencia. No todo el mundo lo tiene tan claro y hay voces que alertan sobre el inevitable sesgo humano impl¨ªcito en el proceso de elaboraci¨®n de las f¨®rmulas matem¨¢ticas. Pero los promotores del big data no renuncian al argumento de la objetividad para ¡°descalificar la sabidur¨ªa y la pertinencia de los juicios humanos¡±, como explica el soci¨®logo franc¨¦s Dominique Cardon en ? quoi r¨ºvent les algorithmes (Seuil).

Siendo Hollywood ¡°el cine m¨¢s industrializado del mundo y m¨¢s ejemplarmente capitalista¡±, en palabras del historiador Rom¨¢n Gubern, no es extra?o que perfiles como el de Azermai ¡ªque no es particularmente cin¨¦fila y se define como una nerd¡ª hayan conseguido hacerse un hueco en las colinas de Hollywood. La misma l¨®gica de b¨²squeda de alta rentabilidad en taquilla es lo que impuls¨® en otros tiempos la figura de los llamados script doctors [doctores de guion], profesionales como Robert McKee o John Truby. Ahora se ha ido un paso m¨¢s all¨¢.

Vincent Bruzzese intuy¨® el potencial de las matem¨¢ticas para dar con la f¨®rmula del taquillazo

Azermai no es la primera cient¨ªfica en abrirse camino en la meca del cine. Hace casi una d¨¦cada, Vincent Bruzzese, un profesor de estad¨ªstica de la State University de Nueva York, intuy¨® el potencial que las matem¨¢ticas ten¨ªan para dar con un taquillazo. Por 20.000 d¨®lares, el cient¨ªfico ofrec¨ªa de manera independiente pautas para reforzar el guion y asegurar que funcionara a nivel comercial. Bruzzese no dejaba nada al azar; sus recomendaciones abordaban desde el tipo de superh¨¦roes o villanos que funcionar¨ªan hasta la trama y la estructura. Ahora, como director de Solstice Studios, la productora y distribuidora que fund¨® en 2018, el profesor puede presumir de haber conseguido ¨¦xitos como el remake de El mago de Oz de Sam Raimi, que recaud¨® casi 450 millones de euros.

A Bruzzese, pionero matem¨¢tico del entretenimiento, pronto le siguieron otros. Adem¨¢s de ScriptBook, otras firmas han irrumpido en el mercado desde 2015 ofreciendo una nueva ciencia de grandes taquillazos a los estudios, a los distribuidores estadounidenses y europeos, y a algunos festivales. El lema de una de ellas, Cinelytic, habla por s¨ª mismo: ¡°Reduce el riesgo, aumenta el retorno de la inversi¨®n¡±. Esta empresa con sede en Los ?ngeles destaca por haber desarrollado una base de datos que relaciona el ¨¦xito de una obra, su tem¨¢tica y sus int¨¦rpretes, y, adem¨¢s, su aplicaci¨®n ofrece una propuesta de reparto ideal. La israel¨ª Vault ¡ªque perfeccion¨® durante dos a?os un sistema de redes neuronales artificiales con informaci¨®n de los ingresos en taquilla de producciones estrenadas en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas¡ª alardea de una fiabilidad del 75% en sus predicciones sobre el perfil demogr¨¢fico del p¨²blico de una pel¨ªcula. Tambi¨¦n en Pilot, empresa radicada en Boston, han desarrollado un programa llamado Profeta con el que aseguran poder vaticinar si un filme funcionar¨¢ 18 meses antes de su estreno con una precisi¨®n del 70% tras analizar el elenco, el director, los guionistas y los productores, adem¨¢s de otros criterios como la trama, o la fecha y los pa¨ªses en los que ser¨¢ distribuida.

Definir la audiencia potencial es un aspecto crucial en una producci¨®n, y es algo en lo que las plataformas de streaming van muy por delante. Netflix, por ejemplo, ha dise?ado 77.000 microg¨¦neros gracias a la informaci¨®n y al gran n¨²mero de variables que extrae de sus suscriptores. Entre estos microg¨¦neros se encuentran categor¨ªas tan estrafalarias como ¡°comedias posapocal¨ªpticas sobre amistad¡± o ¡°thrillers violentos sobre gatos para ni?os de entre 8 y 10 a?os¡±.

En otros tiempos se recurr¨ªa a script doctors?[doctores de guion] pero ahora se ha ido un paso m¨¢s all¨¢

Ahora, Hollywood se suma a la tendencia y ha dado un giro definitivo gracias al algoritmo. ¡°En esta industria la innovaci¨®n estaba m¨¢s volcada en las t¨¦cnicas de realizaci¨®n que en el aspecto comercial. Aparecieron c¨¢maras nuevas, o drones, pero el proceso de trabajo era el mismo que hace 20 a?os. Pero los tiempos han cambiado¡±, afirma el cofundador de Cinelytic, Dev Sen, un ingeniero que dej¨® de evaluar la seguridad en el dise?o de naves espaciales en la NASA para, seg¨²n dice, en conversaci¨®n telef¨®nica, ¡°hacer lo mismo en el cine¡±.

Del ¡®show business¡¯ al ¡®business¡¯ a secas

El nuevo tiempo del que habla Sen se acerca a lo que Lynda Obst, la exitosa productora de pel¨ªculas como El rey pescador de Terry Gilliam, ha definido como ¡°la nueva anormalidad¡±. En su libro Sleepless in Hollywood sit¨²a el arranque de la actual era en 2008, y defiende que hoy este modelo se ha impuesto en un sector que se muestra m¨¢s conservador que nunca, donde manda la ley del riesgo cero. En la cartelera de Hollywood parece que solo hay secuelas, remakes y superh¨¦roes, y en los despachos de los estudios se habla m¨¢s de ventas que de una buena historia.

El productor espa?ol Enrique L¨®pez Lavigne ¡ªque cuenta en su haber con notables ¨¦xitos de taquilla como Lo imposible de Juan Antonio Bayona¡ª comparte la impresi¨®n de que algo ha cambiado en la ¨²ltima d¨¦cada, aunque ¨¦l trabaja en Espa?a, y, dice que con mucha libertad. ¡°Hoy en d¨ªa tiene m¨¢s importancia la venta que la obra. El productor que arriesga est¨¢ en v¨ªas de extinci¨®n¡±, comenta con preocupaci¨®n Lavigne, entre cuyos ¨²ltimos ¨¦xitos est¨¢ la serie Paquita Salas. La mayor¨ªa de las empresas que han impulsado la IA en Hollywood excluyen una variable que ha sido fundamental en el cine: qui¨¦n dirig¨ªa el proyecto. ¡°Cada vez veo m¨¢s ofertas para financiar pel¨ªculas que no est¨¢n asociadas a cineastas importantes¡±, lamenta Lavigne. ¡°Es m¨¢s f¨¢cil elegir al cineasta o llevarle por territorios que ya est¨¢n dise?ados. El cine no es diferente de otras industrias: se trata de buscar un yacimiento y explotarlo¡±.

El programa Profeta asegura poder vaticinar si un filme funcionar¨¢ 18 meses antes de su estreno

Las nuevas estrategias, a juzgar por los resultados econ¨®micos, funcionan. Este a?o Vengadores: Endgame, ¨²ltima entrega del Universo Marvel, se convirti¨® en la pel¨ªcula m¨¢s taquillera de la historia, y en 2018 los ingresos por la venta de entradas en todo el mundo alcanzaron los 41.700 millones de d¨®lares, la cifra m¨¢s alta jam¨¢s registrada, seg¨²n datos de Comscore. Adem¨¢s, a medida que Hollywood busca conquistar nuevos mercados en China, India o Am¨¦rica Latina, se impone la necesidad de crear un gusto uniforme, capaz de llegar a todos. Y ese es un terreno perfecto para que los algoritmos impongan su f¨®rmula. Basta mirar la lista de las pel¨ªculas m¨¢s taquilleras de los ¨²ltimos a?os para comprender las implicaciones que tiene la entrada del big data en Hollywood.

Los algoritmos usados, explica Cardon, parten de la hip¨®tesis de que nuestro futuro ser¨¢ la reproducci¨®n de nuestro pasado. ¡°La l¨®gica algor¨ªtmica se pega a lo que hacen los individuos de una forma muy conservadora. Parten de la idea de que raramente las acciones y los deseos coinciden¡±, escribe el soci¨®logo. Un ejemplo, que cita para ilustrar esto, parte de un estudio realizado en una web de alquiler de v¨ªdeos que comparaba las obras que los usuarios a?ad¨ªan a sus listas de deseos y las que realmente ve¨ªan, demostrando que muchas veces, aunque se deseen ver documentales y cine de autor, se acaba optando por cintas comerciales. ¡°Al trabajar sobre las conductas y no sobre las aspiraciones, los algoritmos nos imponen un realismo eficaz. Nos encarcelan en nuestro conformismo¡±, argumenta. ¡°Hay una colonizaci¨®n del gusto como no se hab¨ªa visto nunca en la historia de la humanidad¡±, ahonda el cineasta y escritor David Trueba.

Por deseo expreso de sus clientes, las nuevas empresas que trabajan en Hollywood no pueden dar los nombres de quienes compran sus servicios. ¡°Se habla de IA en medicina, finanzas o seguridad, pero los estudios temen una reacci¨®n negativa del p¨²blico por el componente art¨ªstico impl¨ªcito en el cine¡±, explica Azermai, la fundadora de ScriptBook. ¡°Pero esto no quiere decir que nuestro negocio est¨¦ estancado. Empec¨¦ sola y ya somos 12¡±, cuenta. Su pr¨®ximo objetivo es convencer al sector de que los algoritmos pueden ayudar a los guionistas. ¡°Algunos creadores piensan que nos estamos cargando su trabajo, pero un ordenador es mejor que ellos. Es dif¨ªcil de aceptar, pero es as¨ª¡±. A Rom¨¢n Gubern, esta aseveraci¨®n le suena casi a blasfemia: ¡°Una m¨¢quina puede proporcionar esquemas que funcionen en el mercado, pero jam¨¢s aportar¨¢ la creatividad genial que es propia de los humanos¡±. As¨ª que un algoritmo tiene dif¨ªcil replicar la creatividad, pero queda por saber si no acabar¨¢ con cualquier atisbo de rara originalidad made in Hollywood.