Mientras viva
S¨¦ muy bien que con el tiempo todo se desvanece, pero ni el tiempo ni la muerte podr¨¢n arrebatarme nunca el amor que sent¨ªa por mi hijo y el que ¨¦l me regalaba con su furiosa alegr¨ªa de vivir
Lleg¨® la muerte sigilosamente de madrugada y con una certera pu?alada se llev¨® al ser que m¨¢s quer¨ªamos. Qu¨¦ artera ha sido la muerte, que en vez de d¨¢rmela a m¨ª eligi¨® solo herirme en ese punto que m¨¢s me pod¨ªa doler. Nunca hay suficientes l¨¢grimas a la hora de enterrar a un hijo. Ning¨²n dolor puede ser tan profundo. S¨¦ muy bien que con el tiempo todo se desvanece, pero, mientras viva, ni el tiempo ni la muerte podr¨¢n arrebatarme nunca el amor que sent¨ª...
Lleg¨® la muerte sigilosamente de madrugada y con una certera pu?alada se llev¨® al ser que m¨¢s quer¨ªamos. Qu¨¦ artera ha sido la muerte, que en vez de d¨¢rmela a m¨ª eligi¨® solo herirme en ese punto que m¨¢s me pod¨ªa doler. Nunca hay suficientes l¨¢grimas a la hora de enterrar a un hijo. Ning¨²n dolor puede ser tan profundo. S¨¦ muy bien que con el tiempo todo se desvanece, pero, mientras viva, ni el tiempo ni la muerte podr¨¢n arrebatarme nunca el amor que sent¨ªa por mi hijo y el que ¨¦l me regalaba con su furiosa alegr¨ªa de vivir. La gloria es la ¨²nica inmortalidad que est¨¢ en poder de los humanos. ¡°No consientas ¨Ddice Is¨®crates¨D que toda tu naturaleza sea destruida a la vez; por el contrario, ya que te toc¨® en suerte un cuerpo mortal, intenta dejar el recuerdo inmortal de tu esp¨ªritu¡±. Cuando empez¨® a ejercer de corresponsal en La Habana, mi hijo me pidi¨® algunos consejos. Le dije: ¡±Mauri, no uses adjetivos en los que podr¨ªas verte involucrado y desprotegido. El verbo es la acci¨®n con que se definen los hechos. As¨ª lo han usado siempre los grandes periodistas. El prestigio de un corresponsal consiste en estar bien informado. S¨¦ leal, solidario y generoso con los compa?eros. Por lo dem¨¢s, hazme el favor de no vivir tan deprisa¡±. Eso es lo que pas¨®, que el fuego de su vida encontr¨® demasiado pronto sus cenizas. Vuela ahora mi pensamiento hacia los d¨ªas felices del pasado, a los veranos compartidos con los amigos en que sal¨ªamos juntos a navegar. Esta vez la quilla partir¨¢ en dos su memoria y las olas batir¨¢n con ella los costados del barco. Llegar¨¢ el oto?o y su silueta se confundir¨¢ con una de las hojas doradas arrastrada por el viento y luego se ir¨¢n alejando su voz y sus risas hasta perderse en la niebla de un extra?o aeropuerto donde se embarcan solo las almas y all¨ª ante la ¨²ltima aduana le dir¨¦: buen viaje, Mauri. Ll¨¢mame en cuanto llegues a La Habana.