Muere Mauricio Vicent, hist¨®rico corresponsal de EL PA?S en La Habana
El periodista, fallecido en Madrid en la madrugada de este domingo, era una referencia internacional y recibi¨® numerosos galardones por su trabajo
Mauricio Vicent (Madrid, 59 a?os), hist¨®rico corresponsal de EL PA?S y de la Cadena SER en La Habana, falleci¨® este domingo en Madrid a consecuencia de un ataque de asma que deriv¨® en una crisis cardiorrespiratoria. Estuvo en contacto con el peri¨®dico hasta este fin de semana. Pocos periodistas internacionales han sido capaces de reflejar con tanta profundidad y matices la vida ¡ªsocial, pol¨ªtica, musical, humana¡ª de Cuba. Su labor fue reconocida con numerosos galardones y escribi¨® libros, dirigi¨® una pel¨ªcula y colabor¨® con Juan Padr¨®n en un c¨®mic sobre la isla, en la que pas¨® una parte importante de su vida.
Todos los que tuvieron la suerte de conocerle describen a Mauricio como un tipo generoso y divertido, que conoc¨ªa a todo el mundo en La Habana. De hecho, no solo era una referencia para los corresponsales extranjeros: cualquier delegaci¨®n internacional que visitaba Cuba, o los diplom¨¢ticos, sab¨ªan d¨®nde pod¨ªan conseguir la mejor informaci¨®n. Adem¨¢s de sus cr¨®nicas pol¨ªticas, Vicent fue un gran especialista en m¨²sica cubana.
¡°Era nuestro hombre en La Habana¡±, explica la periodista Isabel Garc¨ªa Zarza, que fue corresponsal en Cuba de la agencia Reuters entre 1999 y 2005 y que era una de sus grandes amigas. ¡°No era un corresponsal m¨¢s ni un corresponsal al uso, era mucho m¨¢s que eso. Mauricio era El corresponsal en La Habana, la primera persona a la que llamaban al llegar no solo los nuevos corresponsales, sino tambi¨¦n los diplom¨¢ticos, los empresarios¡ Cualquiera que quisiera saber qu¨¦ pasaba en Cuba llamaba a Mauricio¡±.
Retirada de la credencial de prensa
En 2011, el Gobierno cubano le retir¨® su credencial de prensa tras cubrir durante 20 a?os los principales acontecimientos informativos en la isla. Vicent fue convocado entonces por el Centro Internacional de Prensa (CPI), dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, donde se le inform¨® de que no ser¨ªa renovada su credencial de trabajo, imprescindible para ejercer la labor de corresponsal.
Hasta entonces, hab¨ªa informado de los acontecimientos esenciales en la historia de la isla, como la crisis de los balseros del a?o 1994; el proceso de reformas econ¨®micas de los a?os noventa; el hist¨®rico viaje del papa Juan Pablo II, en 1998; el encarcelamiento de 75 opositores al r¨¦gimen en la primavera de 2003 o la muerte de Fidel Castro y su sucesi¨®n.
En 1998 obtuvo el premio al mejor trabajo period¨ªstico en el extranjero, que concede el Club Internacional de Prensa de Espa?a. Fue finalista del Premio de Periodismo Cirilo Rodr¨ªguez en 1999. Escribi¨® el libro de entrevistas Los compa?eros del Che, publicado con el fot¨®grafo Francis Giacobetti. Es autor del guion para el documental M¨²sica para vivir, rodado en 2009 por Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n. En 2011 dirigi¨® su primer documental, Baracoa 500 a?os despu¨¦s, que tambi¨¦n escribi¨®. En 2014 public¨® con Norman Foster el libro Havana: Autos & Architecture, y en 2016, en colaboraci¨®n con Juan Padr¨®n, el c¨®mic Cr¨®nicas de La Habana.
El escritor cubano Leonardo Padura, otros de sus amigos, le evocaba as¨ª esta ma?ana: ¡°Desde el dolor, debemos recordar a Mauricio con su alegr¨ªa, su optimismo, su perseverancia humana e intelectual. Con su car¨¢cter expansivo, en el que se mezclaban de modo org¨¢nico y profundo rasgos de su origen espa?ol y de su adquirida pertenencia cubana que lo armaban de la inteligencia ir¨®nica que lo caracteriz¨®. Como el extraordinario periodista que fue, cargado con la vieja ¨¦tica del oficio y la capacidad para ver m¨¢s all¨¢ de lo evidente y saber trasmitirlo. Y, por supuesto, como la buena persona y amigo que fue. Como una persona decente¡±.
¡°Se mov¨ªa como pez en el agua en su querida Habana, siempre de aqu¨ª para all¨¢, en su coche, para hablar con gente y enterarse de qu¨¦ estaba ocurriendo¡±, prosigue Isabel Garc¨ªa Zarza. ¡°Si algo caracterizaba a Mauricio era que conoc¨ªa a todo el mundo, su agenda rebosaba de n¨²meros de tel¨¦fono, desde el mismo comit¨¦ central del Partido Comunista hasta los mejores artistas del pa¨ªs. Era un excelente conversador, inagotable, con una empat¨ªa y una humanidad excepcionales, y eso se reflejaba en sus cr¨®nicas. Sab¨ªa explicar como nadie, contando entre l¨ªneas, tirando de humor y de sorna, la complej¨ªsima realidad cubana. Nadie como ¨¦l para descifrar e interpretar lo que pasaba en Cuba, un pa¨ªs que amaba locamente¡±.
La periodista agrega: ¡°Escrib¨ªa de pol¨ªtica, econom¨ªa, relaciones diplom¨¢ticas, y hasta de santer¨ªa o b¨¦isbol. No se le escapaba ning¨²n ¨¢mbito de la realidad cubana. Pero ¨¦l disfrutaba sobre todo escribiendo de m¨²sica, su pasi¨®n, de la que era un experto, adem¨¢s de amigo de los principales m¨²sicos del pa¨ªs. Cuando las autoridades cubanas le retiraron la acreditaci¨®n de corresponsal se fue de Cuba y volvi¨® a Espa?a, donde estuvo unos a?os. Pero acab¨® regresando a La Habana porque no era capaz de permanecer alejado de la isla¡±.
El cantante y compositor Santiago Auser¨®n, amigo de Vicent, explicaba, desolado, este domingo por la ma?ana: ¡°Era una persona que se entregaba totalmente y mostr¨® una enorme pasi¨®n por mostrar la realidad cubana. La m¨²sica tambi¨¦n era un elemento para ello¡±. Por su parte, Diego A. Manrique, cr¨ªtico de EL PA?S, recordaba as¨ª el conocimiento de Mauricio del mundo musical cubano: ¡°Ten¨ªa mucha calle. ?Calle habanera! Se manejaba tanto en los barrios marginales como en c¨ªrculos m¨¢s exclusivos. Ten¨ªa acceso a la alta bohemia cubana, especialmente a los c¨ªrculos del jazz cubano, m¨²sicos muy cosmopolitas que se construyeron sus propios espacios de libertad. Tambi¨¦n asisti¨® encantado al fen¨®meno de Buena Vista Social Club; se entend¨ªa perfectamente con los viejitos, igual que hac¨ªa con los cantautores m¨¢s o menos disidentes. Su informaci¨®n privilegiada era esencial para los visitantes for¨¢neos que quer¨ªan explorar el inmenso manantial de la m¨²sica cubana¡±.
Adem¨¢s de periodista y cineasta, Vicent se adentr¨® en el mundo del c¨®mic, cuando escribi¨® en 2017 el guion de Cr¨®nicas de La Habana, en el que el dibujante Juan Padr¨®n plasmaba las desventuras de un estudiante universitario espa?ol a mitad de los ochenta, el propio Vicent. ¡°Aunque la novela gr¨¢fica se centre en mis a?os de estudio de Psicolog¨ªa en La Habana, en la historia hemos participado los dos¡±, contaba el corresponsal de EL PA?S. En el tebeo, Vicent estudia mucho, se sorprende con la vida diaria y la picaresca de La Habana de los ochenta, es becado con compa?eros de medio mundo, se enamora y, sobre todo, disfruta y bebe. Padr¨®n apostill¨® tras la publicaci¨®n del tebeo: ¡°Mauricio se hizo r¨¢pidamente cubano. Y si en algo no ha cambiado la isla es en su amor por la gozadera. El ladrillo ideol¨®gico ya casi no existe hoy en d¨ªa¡±.
En Cuba conoci¨® a su mujer, Ylsi, y nacieron sus dos hijos, Miguel y Camila. Era hijo del escritor, colaborador de EL PA?S, Manuel Vicent, y de Pilar Mulet. Deja tambi¨¦n una hermana, Nora. Y una comunidad period¨ªstica desolada, que recordar¨¢ siempre su humor, su bonhom¨ªa, su generosidad y su capacidad para contar la realidad de un pa¨ªs imposible.
Cuando el r¨¦gimen cubano le retir¨® la acreditaci¨®n, le acus¨® de ofrecer ¡°una imagen parcial y negativa¡± de la realidad cubana. La direcci¨®n de EL PA?S respondi¨® entonces lo que era una evidencia para todos los observadores internacionales y el resto de los periodistas extranjeros: consider¨® que la cobertura period¨ªstica de su corresponsal en La Habana era un ejemplo de profesionalidad, imparcialidad y equilibrio, y que estaba avalada por una larga trayectoria. Tras pasar un periodo en Espa?a, regres¨® a Cuba, donde segu¨ªa narrando lo que ocurr¨ªa en la isla. Adem¨¢s, de sus cr¨®nicas habituales tanto en las secciones de Internacional como de Cultura, Vicent mantuvo hasta el pasado enero su blog M¨¢s se perdi¨® en La Habana, publicado en la edici¨®n Am¨¦rica de este diario. Su ¨²ltima entrada llevaba por t¨ªtulo: ¡°De c¨®mo buscarse un ¡°patrocinador¡± en Estados Unidos, o un abuelo gallego en Espa?a, para largarse de Cuba cuanto antes¡±
Vicent ten¨ªa plenamente incorporado el verbo ¡°resolver¡±, de gran uso en Cuba. ¡°La gente se levanta pensando en resolver¡±, sol¨ªa recordar. Para sus compa?eros, Mauricio Vicent era el hombre que siempre resolv¨ªa.
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