Elecciones de tema ¨²nico
Predomina una actitud de partidismo negativo: no es que nos entusiasme el nuestro, lo que nos horroriza es el contrario
La campa?a electoral de las auton¨®micas y municipales gir¨® en torno a un tema casi ¨²nico, S¨¢nchez s¨ª o S¨¢nchez no. Esta de las generales lleva el mismo camino, la amenaza de...
La campa?a electoral de las auton¨®micas y municipales gir¨® en torno a un tema casi ¨²nico, S¨¢nchez s¨ª o S¨¢nchez no. Esta de las generales lleva el mismo camino, la amenaza de los pactos del PP con Vox. Si en el primer caso fue el Gobierno quien adopt¨® la posici¨®n defensiva, esta inc¨®moda postura le corresponde ahora a los de Feij¨®o. Ya se vio por el resultado, quien goza de la ventaja del saque tiene mucho ganado, el adversario se ve obligado a ir restando sin saber muy bien hacia d¨®nde dirige las bolas. Creo que no es exagerado afirmar que en ambos casos nos encontramos con el mismo s¨ªndrome, con campa?as en las que la disputa pol¨ªtica se restringe a un ¨²nico asunto, que adem¨¢s ni siquiera es tal; es decir, esto ya no va sobre el qu¨¦ ¨Dqu¨¦ es lo que se propone, cu¨¢l es el programa¨D sino sobre el qui¨¦n, qui¨¦n se considera digno de gobernarnos. Mejor dicho, a qui¨¦n no deseamos ver ni en pintura al frente del pa¨ªs; predomina una actitud de partidismo negativo: no es que nos entusiasme el nuestro, lo que nos horroriza es el contrario. El horror ¨Dprefiero evitar la palabra odio¨D siempre supera al amor.
Va de suyo que es una situaci¨®n a la que siempre suele conducir la pol¨ªtica polarizada, con la agravante de que las diferencias entre los diferentes contendientes intrabloques se esfuman. Cada cual se fija en el mal que se atribuye a la otra parte, el del propio bloque se minimiza. Importa una movilizaci¨®n emocionalizada y esta solo se consigue a trav¨¦s de consignas simplistas, pero bien sintonizadas a los afectos. Para m¨¢s inri, una campa?a estival no propicia un detenido estudio de los programas de los partidos, se deja llevar por las inercias identitarias, as¨ª que nos espera una proliferaci¨®n de esl¨®ganes simples que orbitar¨¢n en torno a lo ya se?alado.
Por todo lo anterior, no creo que la cuesti¨®n de los pactos con Vox afecte en exceso al voto del PP, en su mayor¨ªa ya decidido. Los m¨¢s moderados de entre ellos se quedar¨¢n con el ¡°modelo Extremadura¡±, con la expectativa del arrinconamiento de Vox, de un gobierno monocolor y pactos parlamentarios puntuales. Los que ya lo son menos no pondr¨¢n tapujos al sorprendente ¡°modelo Valencia¡±, para ellos lo importante en todo caso es que no gobierne ¡°Frankenstein¡±, minimizando a sus propios monstruos familiares. Donde s¨ª puede notarse, sin embargo, es en una mayor movilizaci¨®n de la izquierda, que adem¨¢s, por lo visto en las m¨¢s recientes encuestas, podr¨ªa favorecer al PSOE en mayor medida que a Sumar. Si S¨¢nchez es el objetivo a batir por la derecha, desde la otra trinchera lo l¨®gico es echarle un capote y, en las circunscripciones peque?as, darle la prima de D¡¯Hondt al partido mayor. Y, ojo, esto tambi¨¦n podr¨ªa ocurrir en el otro lado a favor del PP. En suma, el horizonte que se atisba es un refuerzo de los protagonistas del viejo bipartidismo.
Todo esto no son, desde luego, m¨¢s que reflexiones a vuela pluma. No hay precedentes de dos elecciones de este calado tan seguidas, donde una campa?a se superpone a la otra sin apenas soluci¨®n de continuidad. Si vence el automatismo de la primera de ellas, quien se lleve el gato al agua ser¨¢ la derecha; pero a¨²n queda espacio para que no llegue a sumar la mayor¨ªa necesaria. Incluso ninguno de los dos bloques. No quiero amargar a nadie las vacaciones, pero tampoco podemos excluir unas nuevas elecciones generales. Siempre se dice que las elecciones las carga el diablo, aunque al final suele decidirlas a su favor quien comete menos errores.