¡°Que us bombin¡±, o sea, que os den, que os zurzan. Esta frase de Xavier Trias al perder la Alcald¨ªa de Barcelona ha ingresado en los anales del mal perder nacionalista. Juega en su favor que al candidato de Junts se le suele perdonar casi todo por su ir¨®nica bonhom¨ªa, casi siempre entra?able. Y que no supera el vitriolo supremacista de ...
¡°Que us bombin¡±, o sea, que os den, que os zurzan. Esta frase de Xavier Trias al perder la Alcald¨ªa de Barcelona ha ingresado en los anales del mal perder nacionalista. Juega en su favor que al candidato de Junts se le suele perdonar casi todo por su ir¨®nica bonhom¨ªa, casi siempre entra?able. Y que no supera el vitriolo supremacista de Marta Ferrusola. Cuando en 2004 Pasqual Maragall eyect¨® a su marido, Jordi Pujol, de la Generalitat, ella barbot¨® que se sent¨ªa ¡°como si hubieran entrado a robarnos en casa¡±.
El mal perder es cosa mala. Peor, si sucede a un mal ganar. Porque Tr¨ªas no lleg¨® el primero al recuento por tener programa, ni por haber sido buen alcalde (aunque fue un buen conseller), sino por haber estigmatizado con eficacia a su principal rival, en id¨¦ntica t¨¢ctica que el feijo¨ªsmo: tanto m¨¢s que ¡°derogar¡± el colauismo, intent¨® destruir la figura de Ada Colau. Feo.
Las explicaciones posteriores de los protagonistas y voceros indepes se sostienen mal. Ernest Maragall, el socio de Trias que siempre pierde aunque gane, calific¨® estramb¨®ticamente la coincidencia que los desbanc¨® (sociatas y comunes con apoyo pepero) de ¡°un 155¡å; y Pere Aragon¨¨s, de ¡°operaci¨®n de Estado¡±. Cierto que el PP apoy¨® en el ¨²ltimo minuto al socialista Jaume Collboni, pero porque no pod¨ªa presentarse ante los suyos habiendo consagrado, siquiera pasivamente, al candidato de Waterloo: el problema es que Trias opac¨® en la campa?a que lo era. Pero cuando ¨¦l y Maragall pactaron y se ufanaron de que Barcelona tendr¨ªa un alcalde secesionista, el efecto t¨®xico del unilateralismo despert¨® a los durmientes. Hizo estragos.
Enseguida se revel¨® que los convergentes carecen de un derecho natural a ocupar podios, como suelen creer. Y se verific¨® su doble vara de medir, pues una alianza tan natura o antinatura en Girona como la de Barcelona (Junts, Esquerra y la CUP y asociados) hizo alcalde a un indepe, cuando la candidata socialista hab¨ªa sido la primera: igual que Trias en la capital catalana.
Solo ocurri¨® que en esta el tipo del PSC logr¨® una holgada mayor¨ªa de votos, 24 concejales, frente a los 15 de Tr¨ªas (con Maragall): y pese al f¨¦rreo apoyo de la patronal Foment, y otros c¨ªrculos empresariales y editoriales. O que, como bien apunta Albert Branchadell en un diario trianero, ¡°la realidad de los hechos es que el independentismo ni tiene ni ha tenido jam¨¢s [en Barcelona] esa mayor¨ªa¡± so?ada: nunca ha superado el 41%.
Mal augurio para el 23-J. El mal perder allega poco entusiasmo. Y la principal candidata juntera, M¨ªriam Nogueras, es Waterloo en estado puro de toxicidad, y para m¨¢s inri, sin simpatr¨ªas.