Un horizonte respirable
Arist¨®teles dec¨ªa que hay dos clases de personas: los que aman a sus semejantes y los que ponen por delante la posesi¨®n de las cosas. Es un criterio que todav¨ªa resulta pr¨¢ctico para diferenciar programas de gobierno
La unidad de la izquierda en torno a la plataforma Sumar es un fen¨®meno relevante en nuestra historia. Implica una nueva conciencia del papel que pueden jugar los movimientos de representaci¨®n popular con prop¨®sitos de renovaci¨®n de las estructuras sociales y culturales. Ese papel ya no viene marcado por la gravedad de la deuda que los abusos de las ¨¦lites contrajeron du...
La unidad de la izquierda en torno a la plataforma Sumar es un fen¨®meno relevante en nuestra historia. Implica una nueva conciencia del papel que pueden jugar los movimientos de representaci¨®n popular con prop¨®sitos de renovaci¨®n de las estructuras sociales y culturales. Ese papel ya no viene marcado por la gravedad de la deuda que los abusos de las ¨¦lites contrajeron durante siglos con las clases populares, sino por la necesidad de un horizonte respirable para los espa?oles de toda condici¨®n.
La nueva izquierda asume la responsabilidad de contribuir a sanear la tarea p¨²blica espa?ola, afectada por diversos males que proliferan como una cepa de virus mutantes y contagiosos: la corrupci¨®n sist¨¦mica, la promoci¨®n del odio para asegurar clientela, la torsi¨®n del lenguaje, el uso deliberado de la mentira en perjuicio del adversario, la manipulaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n abusando del titular escandaloso y la asimilaci¨®n, en fin, de la sede de la soberan¨ªa popular con un plat¨® de televisi¨®n de griter¨ªo innoble. Todo ello podr¨ªa resumirse bajo la etiqueta de pol¨ªtica sucia que se complace en hacer alarde de su desprecio por la cultura y de falta de educaci¨®n, con lo que causa un perjuicio a la sociedad en su conjunto que esperemos que no resulte irreparable.
El movimiento liderado por Yolanda D¨ªaz y su equipo, con un talante formado en la defensa de los derechos laborales, ha puesto en marcha un ejercicio de la pol¨ªtica centrado en propuestas concretas, respetuoso con las diferencias, dotado de flexibilidad sin carecer de firmeza, exigente con la definici¨®n de los objetivos tanto como con el cuidado de las formas, dando muestra de una discreta cortes¨ªa que genera afecto y complicidad m¨¢s all¨¢ de los marcos de la militancia y de la filiaci¨®n ideol¨®gica. Su feminismo efectivo sin exaltaci¨®n tiene mucho que ver con esa manera de hacer las cosas.
Cualquiera que sea el resultado de las pr¨®ximas elecciones generales del 23 de julio, son hechos constatables que el primer Gobierno de coalici¨®n de la democracia ha fomentado el di¨¢logo social, mejorado las condiciones de vida de muchos y alcanzado ¡ªen un contexto de cat¨¢strofes sanitarias, b¨¦licas y naturales¡ª una situaci¨®n econ¨®mica favorable ratificada por los c¨ªrculos financieros. Los errores en que ha incurrido son tambi¨¦n de dominio p¨²blico y cualquier ciudadano con capacidad cr¨ªtica los reconoce.
La negaci¨®n interesada de la realidad y el ataque ciego llevado hasta la ofensa personal se volver¨¢n contra sus usuarios habituales, si alcanzan a gobernar, seg¨²n los mecanismos de la alternancia democr¨¢tica que todos aceptamos. Ser¨ªa aconsejable dar un paso m¨¢s all¨¢ de la mentalidad feudal de bandos que durante tanto tiempo ha lastrado nuestro desarrollo.
Yolanda D¨ªaz y su equipo han logrado juntar prop¨®sitos, evitando exagerar diferencias doctrinarias y descartando las formas de comunicaci¨®n que buscan adhesi¨®n por medio del est¨ªmulo m¨¢s simple. La izquierda no puede limitarse a disputar con sus oponentes el mercado televisivo. Con la manipulaci¨®n de las audiencias y la noticia falsa no se educa a las nuevas generaciones ni se fortalece un pa¨ªs.
La funci¨®n p¨²blica debe estar al servicio de la dignidad personal y colectiva, no solo del bienestar material, sino tambi¨¦n del conocimiento compartido. Resulta curioso comprobar como una parte significativa de las ¨¦lites conservadoras ha renunciado a toda cultura que no sea la del negocio inmediato. Mientras los intereses neoliberales obedecen a la consigna de adue?arse de los esl¨®ganes del contrario y dar la vuelta a los argumentos como si fueran ropa usada, la izquierda tiene la oportunidad de rescatar un ideal desechado de nobleza y esforzarse por convertirlo en parte del bien com¨²n.
Materialismo hist¨®rico e idealismo cl¨¢sico parecen estar intercambiando sus papeles. En la procesi¨®n de las almas imaginada por Plat¨®n, los fil¨®sofos, los m¨²sicos y los amantes iban primero, en medio caminaban los pol¨ªticos y, al final, los sofistas y los tiranos. No es cuesti¨®n de reclamar ventajas ideales, pero ser¨ªa de agradecer que algunos representantes p¨²blicos avanzasen puestos en la fila de cara a la pr¨®xima reencarnaci¨®n.
Sin perder el respeto por su significaci¨®n social, cabe cuestionar si la divisi¨®n del espacio pol¨ªtico entre derecha e izquierda, asociada a t¨®picos muy arraigados, basta para entender la evoluci¨®n de las democracias. Aunque condicionado por la mentalidad esclavista y el dominio masculino propios de su tiempo, Arist¨®teles dec¨ªa que hay dos clases de personas: los que aman a sus semejantes y los que ponen por delante la posesi¨®n de las cosas. Es un criterio que todav¨ªa resulta pr¨¢ctico para diferenciar programas de gobierno.
No es indispensable refugiarse en la bondad ingenua para percibir la virtud de los mensajes p¨²blicos que, junto con el llamamiento a la unidad, fomentan la esperanza sin dejarse abatir por las turbulencias de la actualidad, aconsejan mantener el ¨¢nimo para combatir las dificultades, espantan el fantasma de una sociedad servil y se resisten a aceptar la ruina del planeta o la robotizaci¨®n como ¨²nico horizonte de la especie.