Ayuso y el aborto del que s¨ª se habla
Las historias que est¨¢n detr¨¢s de las casi 90.000 interrupciones de embarazo voluntarias al a?o son las que se ocultan
Desde el gabinete de la Comunidad de Madrid se emiti¨® el mi¨¦rcoles un comunicado en el que se informaba que la presidenta del Gobierno regional, Isabel D¨ªaz Ayuso, hab¨ªa sufrido un aborto espont¨¢neo en su octava semana de gestaci¨®n. ¡°Este es el motivo por el que no pudo asistir al acto de homenaje y recuerdo anual a Miguel ?ngel Blanco celebrado el martes en Madrid¡±, aclaraba la escueta nota. Teniendo en cuenta que la presidenta no hab¨ªa hecho p¨²blico ese embarazo de ante...
Desde el gabinete de la Comunidad de Madrid se emiti¨® el mi¨¦rcoles un comunicado en el que se informaba que la presidenta del Gobierno regional, Isabel D¨ªaz Ayuso, hab¨ªa sufrido un aborto espont¨¢neo en su octava semana de gestaci¨®n. ¡°Este es el motivo por el que no pudo asistir al acto de homenaje y recuerdo anual a Miguel ?ngel Blanco celebrado el martes en Madrid¡±, aclaraba la escueta nota. Teniendo en cuenta que la presidenta no hab¨ªa hecho p¨²blico ese embarazo de antemano, la noticia cortocircuit¨® la conversaci¨®n tuitera.
No merece ning¨²n eco el previsible, pero no menos rastrero, alud de mensajes de odio y desprecio que se congratulaba de la p¨¦rdida de un embarazo deseado apuntando a la ideolog¨ªa pol¨ªtica de la mandataria. Pero el comunicado de la instituci¨®n sent¨® un curioso precedente al desestigmatizar uno de los tab¨²s m¨¢s enraizados: ese que nos ha disciplinado en la regla no escrita de que del aborto no se habla.
Sabemos que el aborto espont¨¢neo, que en el 85% de los casos se da antes de la semana 12 de gestaci¨®n, ocurre entre en un 10 y 20% de los embarazos, seg¨²n datos de la Sociedad Espa?ola de Ginecolog¨ªa y Obstetricia. Las cifras se disparan cuando las gestantes superan los 35 a?os (el 24,6% entre esa edad y los 39), hasta un 51% si el embarazo se produce entre los 40 y los 44 y un 93,4% si superan los 45. Basta con mirar a nuestro alrededor y echar cuentas: en un pa¨ªs en el que cada vez se pare m¨¢s tarde (la media ahora mismo est¨¢ en los 31,6 a?os), son muchas, y seguramente de su c¨ªrculo m¨¢s cercano, quienes lo han experimentado sometidas al silencio.
El secreto es clave en el debate sobre el aborto. Si algo hemos aprendido quienes tenemos la capacidad de gestar es que, natural o voluntario, el aborto se calla. Tambi¨¦n sabemos que para romper el silencio, habr¨¢ jerarqu¨ªas para hacerlo. Que Ayuso haya hecho p¨²blico la interrupci¨®n espont¨¢nea de su embarazo refuerza su posici¨®n conservadora: se cuenta porque pas¨® de forma involuntaria y porque permea en su relato pol¨ªtico, ese que sacraliza la maternidad y el embri¨®n desde su primera divisi¨®n celular. No olvidemos que desde la Comunidad de Madrid se ha prometido un tel¨¦fono ¡°a favor de la vida¡± para embarazadas y su Gobierno ha destinado m¨¢s de 800.000 euros a asociaciones contrarias a la interrupci¨®n voluntaria del embarazo. Ese, precisamente, es el paradigma cuando s¨ª se habla del aborto: se hace, pero tendr¨¢ que competir en las olimpiadas del trauma.
No sorprende que las historias ordinarias que caracterizan a la mayor¨ªa de las casi 90.000 interrupciones de embarazo voluntarias que se practican al a?o en Espa?a suelan ser eclipsadas en el debate p¨²blico por relatos de violencia o pesadillas que ponen en riesgo la vida de la gestante. Abort¨®, s¨ª, pero porque la violaron. Abort¨®, s¨ª, pero por una malformaci¨®n mortal. Muchas hemos asumido que cuando se habla del aborto, incluso desde la cuerda supuestamente progresista, se har¨¢ en t¨¦rminos de excepci¨®n y no como lo que realmente es: una experiencia normalizada en la vida de las mujeres.
¡°El derecho [al aborto] debe ejercitarse con discreci¨®n, si no en secreto¡±, denunci¨® la abogada Sandra Vizzavona cuando relat¨® sus dos abortos voluntarios y las historias silenciadas de otra docena de francesas que han pasado por ello en Interrupci¨®n (con traducci¨®n de Laura Salas Rodr¨ªguez en la editorial Tr¨¢nsito). Mujeres que, en un pa¨ªs que avala legalmente su decisi¨®n desde hace casi medio siglo, se sintieron juzgadas como ¡°criminales¡± o ¡°guarras¡±. La ley (todav¨ªa) nos ampara, pero todas lo entendimos: de ese aborto no, de eso no se habla.