Ten fe en ti
Hasta en tus aparentes d¨ªas de mierda, esos d¨ªas que parecen que pasan iguales haciendo lo mismo, hay 15 minutos gloriosos que merecen el recuerdo
Del c¨¦lebre inicio de Coraz¨®n tan blanco, de Javier Mar¨ªas, siempre se me ha quedado fijada en la memoria la imagen del padre que llega al cuarto de ba?o de la hija que se acaba de suicidar, y en medio del shock el hombre repara que a¨²n tiene la comida en la boca (se encontraba toda la familia cenando). ¡°Cuando por fin se alz¨® y corri¨® hacia el cuarto de ba?o, los que lo siguieron vieron c¨®mo mientras descubr¨ªa el cuerpo ensangrentado de su hija y se echaba las manos a la cabeza iba ...
Del c¨¦lebre inicio de Coraz¨®n tan blanco, de Javier Mar¨ªas, siempre se me ha quedado fijada en la memoria la imagen del padre que llega al cuarto de ba?o de la hija que se acaba de suicidar, y en medio del shock el hombre repara que a¨²n tiene la comida en la boca (se encontraba toda la familia cenando). ¡°Cuando por fin se alz¨® y corri¨® hacia el cuarto de ba?o, los que lo siguieron vieron c¨®mo mientras descubr¨ªa el cuerpo ensangrentado de su hija y se echaba las manos a la cabeza iba pasando el bocado de carne de un lado a otro de la boca, sin saber todav¨ªa qu¨¦ hacer con ¨¦l¡±. El p¨¢rrafo es una obra maestra por muchas razones, pero que Mar¨ªas haya incrustado ese momento c¨®mico en una tragedia mayor y consiga que la tragedia no deje de serlo a¨²n con la comedia dentro es sublime. Es un puntilloso retrato de la vida, ni m¨¢s ni menos; no hay ning¨²n control sobre ella, y si el foco se abre nos encontramos exactamente eso, la tragedia y la comedia superponi¨¦ndose todo el tiempo a veces con sincronizaci¨®n macabra, otras divertida.
En Poquita fe, la serie de Pep¨®n Montero y Juan Maidag¨¢n que puede verse en Movistar +, un personaje recibe una llamada por tel¨¦fono y le dan la noticia de la muerte de su madre; ¨¦l, mientras, est¨¢ comiendo un kebab. Un kebab con mucha salsa, como denuncia el dependiente (¡°me dijo que le pusiera mucha¡±), por tanto el pobre hombre rompe en llanto con la comida en la boca y la salsa desparram¨¢ndose primero por la ropa, y luego directamente por el suelo del local (¡°esto est¨¢ peor que un s¨¢bado por la noche¡±). La serie carga el peso en la comedia, pero lo que cuenta es cierto: cuando nos dan una noticia as¨ª, ?qui¨¦n tiene el valor de preguntar qu¨¦ est¨¢bamos haciendo, y a qui¨¦n le importa? Al despedirse de sus compa?eros de trabajo, guardias de seguridad, se produce otro momento c¨®mico absolutamente veros¨ªmil: los compa?eros dudan en abrazarlo, el hombre est¨¢ lleno de salsa y ellos tienen que volver al trabajo con su uniforme impoluto. Finalmente, se atreve uno, y los otros dos se abrazan a ese hasta formar una pi?a de tal forma que s¨®lo se manche el primero.
Poquita fe es la historia de un matrimonio contada en 12 cap¨ªtulos (12 meses) de 15 minutos cada uno, protagonizada por Ra¨²l Cimas y Esperanza Pedre?o, un matrimonio aparentemente gris que ense?a verdades clamorosas de una manera tierna y absoluta; que en la rutina, en el d¨ªa a d¨ªa, en el aburrimiento, no dejan de pasar cosas estupendas, delirantes, divertidas, casi aventuras heroicas (el momento del cuadro de Franco me tuvo diez minutos rodando por el suelo). Es una serie tan realista que te obliga a la carcajada culpable, una serie de una formidable diversi¨®n porque es dificil¨ªsimo no reconocerse en alg¨²n momento, y no reconocer de paso que hasta en tus aparentes d¨ªas de mierda, esos d¨ªas que parecen que pasan iguales haciendo lo mismo, hay 15 minutos gloriosos que merecen el recuerdo. No hace falta irse de vacaciones, ni salir del barrio, a menudo ni siquiera salir de casa. Hay que quererse, siempre hay que quererse (si no tienes pareja siempre puedes querer a tus vecinos), y con esos mimbres, unos suegros de subirse por las paredes y mucho talento de quien interpreta y quien dirige, se consigue hacer del matrimonio m¨¢s soso el matrimonio protagonista de la mejor y m¨¢s original serie espa?ola del a?o.