La peatonalizaci¨®n de los hermanos Marx
La v¨ªa urbana de prioridad invertida ser¨¢ considerada como una v¨ªa urbana con la prioridad invertida
Desde que peatonalizaron Consell de Cent, en Barcelona, muchos tuiteros han compartido fotos y v¨ªdeos en los que comparan c¨®mo era esa calle antes y c¨®mo ha quedado. De los coches y el ruido habituales se ha pasado a una calle peatonal, verde y agradable, que se ha convertido en un s¨ªmbolo y en un ejemplo de que el centro de las ciudades no tiene por qu¨¦ ser solo para los coches.
Al menos hasta la semana pasada, cuando una jueza de Barcelona orden¨® revertir esta peatonalizaci¨®n porque el procedimiento mediante el cual se orden¨® no era el correcto: se tendr¨ªa que haber modificado el Plan...
Desde que peatonalizaron Consell de Cent, en Barcelona, muchos tuiteros han compartido fotos y v¨ªdeos en los que comparan c¨®mo era esa calle antes y c¨®mo ha quedado. De los coches y el ruido habituales se ha pasado a una calle peatonal, verde y agradable, que se ha convertido en un s¨ªmbolo y en un ejemplo de que el centro de las ciudades no tiene por qu¨¦ ser solo para los coches.
Al menos hasta la semana pasada, cuando una jueza de Barcelona orden¨® revertir esta peatonalizaci¨®n porque el procedimiento mediante el cual se orden¨® no era el correcto: se tendr¨ªa que haber modificado el Plan General Metropolitano mediante una votaci¨®n con mayor¨ªa en el pleno. La lectura de la decisi¨®n de la jueza y de las alegaciones del Ayuntamiento sonaban un poco a Groucho y Chico Marx en Una noche en la ¨®pera: ¡°La v¨ªa urbana de prioridad invertida ser¨¢ considerada como una v¨ªa urbana con prioridad invertida¡±. Pero, en fin, es verdad que las cosas hay que hacerlas bien.
Casi todos los tuiteros recibieron la noticia con sorpresa y enfado, igual que los vecinos que ven¨ªan de aguantar dos a?os de obras. Los partidarios de la peatonalizaci¨®n consideraban que esta decisi¨®n era una insensatez y confiaban en que pudiera revertirse la orden de revertir la obra. Los contrarios a la peatonalizaci¨®n ¡ªo, al menos, a Ada Colau¡ª tambi¨¦n estaban enfadados, pero sobre todo por otra cosa: se preguntaban si el coste de todas las obras lo iba a pagar la exalcaldesa.
La cuenta que no tuite¨® nada fue la de Barcelona Oberta, la asociaci¨®n de comerciantes que ha llevado el tema ante los tribunales y de la que forman parte empresas y entidades como El Corte Ingl¨¦s, Diagonal Mar y L¡¯Illa. Es raro, porque deber¨ªan estar contentos y orgullosos de lo que, imagino, en su opini¨®n, es un logro para los barceloneses. Sin embargo, y en el momento de escribir estas l¨ªneas, la cuenta de la asociaci¨®n solo ha nombrado la calle en un tuit desde 2014, y fue para anunciar una jornada castellera. Es como si no estuvieran muy seguros de que los tuiteros fueran a aplaudir su campa?a contra la peatonalizaci¨®n, y como si tuvieran claro que le hab¨ªan dado una patada a Ada Colau en el culo de los vecinos.
De hecho, y al d¨ªa siguiente de conocerse la noticia, Gabriel Jen¨¦, presidente de la asociaci¨®n, asegur¨® que no pedir¨¢ la ejecuci¨®n de la sentencia, aunque s¨ª se opondr¨¢ a la apelaci¨®n. Un poco como Groucho y Chico, tambi¨¦n, que despu¨¦s de liarse con cada p¨¢rrafo de su contrato, decid¨ªan que no merec¨ªa la pena discutir ¡°por una tonter¨ªa como esta¡± y cortaban lo que no les gustaba, que al final era casi todo.
Jen¨¦ tambi¨¦n afirm¨® que sacar coches del centro les quita clientes. Esta es una queja habitual de los comerciantes cuando hay peatonalizaciones, pero no se sostiene, si tenemos en cuenta lo que ha ocurrido en otras ocasiones. Como, por ejemplo, en Portal de l¡¯?ngel, tambi¨¦n en Barcelona, peatonal desde hace unos 50 a?os y donde, como mucho, los comerciantes se podr¨¢n quejar del precio del alquiler de los locales.
Estas medidas suelen ser pol¨¦micas porque damos por hecho que la forma prioritaria, casi ¨²nica, de moverse es el coche. Pero a?os despu¨¦s lo que nos sorprende es que alguien viera normal que pasaran coches por Portal de l¡¯?ngel, por la plaza Real o, ya en Madrid, en medio del parque del Retiro. Seguro que tanto entonces como ahora se podr¨ªan haber hecho mejor las cosas. Pero solo hace falta pasarse por las hemerotecas o por esas cuentas de Twitter que recuerdan c¨®mo eran plazas y calles de ciudades de hace d¨¦cadas y darnos cuenta de que nadie, o casi nadie, echa de menos el humo, el ruido y los coches.