Discurso de oposici¨®n
Feij¨®o se presenta en su investidura como jefe de un bloque contra S¨¢nchez reconocible por toda la derecha
Apenas un par minutos despu¨¦s de subir a la tribuna del Congreso de los Diputados para ofrecer su discurso de investidura como aspirante a la presidencia del Gobierno, el candidato popular, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, pronunci¨® la palabra amnist¨ªa y sus argumentos conocidos para no concederla a quienes a¨²n tienen causas abiertas por el proc¨¦s. Y la primera medida que anunci¨® ayer fue de car¨¢cter punitivo: una reforma del C¨®digo Penal para tipific...
Apenas un par minutos despu¨¦s de subir a la tribuna del Congreso de los Diputados para ofrecer su discurso de investidura como aspirante a la presidencia del Gobierno, el candidato popular, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, pronunci¨® la palabra amnist¨ªa y sus argumentos conocidos para no concederla a quienes a¨²n tienen causas abiertas por el proc¨¦s. Y la primera medida que anunci¨® ayer fue de car¨¢cter punitivo: una reforma del C¨®digo Penal para tipificar como delito la ¡°deslealtad constitucional¡± y para aumentar las penas de malversaci¨®n de fondos p¨²blicos, en alusi¨®n a dos de las reformas m¨¢s pol¨¦micas del actual Gobierno en funciones. No hubo ninguna propuesta m¨¢s ni reflexi¨®n en toda la sesi¨®n para enfrentar el reto pol¨ªtico catal¨¢n.
La oposici¨®n a la amnist¨ªa fue el eje real de toda la jornada. Quedaba claro en el arranque de la sesi¨®n que el l¨ªder del PP aspiraba, en realidad, a su investidura como jefe de una oposici¨®n reconocible por todos los sectores de su partido, incluidos quienes le exigen posiciones m¨¢s ultramontanas, que ayer le aplaudieron en el hemiciclo y en las redes sociales. Se trataba de dar solemnidad parlamentaria a los argumentos ya escuchados en el mitin del domingo, en el primer paso para intentar la reunificaci¨®n de la derecha siguiendo la estela de Aznar.
Toda su exposici¨®n en la tribuna del Congreso parec¨ªa atravesada por el trauma del 23-J, con el fantasma de Pedro S¨¢nchez sobrevolando un discurso en el que se demor¨® en justificar su intento de investidura mientras la convert¨ªa en la censura anticipada a un hipot¨¦tico futuro Gobierno socialista y a una ley de amnist¨ªa sobre la que se desconoce todo m¨¢s all¨¢ del nombre.
La pol¨ªtica ficci¨®n en la que los populares parecieron instalarse tras las elecciones tuvo ayer su m¨¢xima expresi¨®n en el argumento sobrevenido de los ¨²ltimos d¨ªas: ¡°Tengo a mi alcance los votos para ser presidente del Gobierno, pero no acepto pagar el precio que me piden para serlo¡±, asegur¨®, sin explicar que un acuerdo del PP con Junts le privar¨ªa inmediatamente del apoyo de Vox y dejar¨ªa al PP en la dimensi¨®n de sus 137 esca?os, y argument¨® que tiene ¡°principios, l¨ªmite y palabra¡±. El aspirante daba por sentado as¨ª que cualquier candidato que s¨ª consiga gobernar carecer¨¢ de principios, anticipando la peligrosa deslegitimaci¨®n del Gobierno de Espa?a que los populares practican desde que una moci¨®n de censura los sac¨® del palacio de La Moncloa.
La parte m¨¢s propositiva del discurso no ofreci¨® novedades: recuper¨® su oferta de seis pactos de Estado muy gen¨¦ricos y las promesas b¨¢sicas del programa electoral que el PP present¨® a las elecciones del 23-J, con una bater¨ªa de promesas sin contexto econ¨®mico, lejos del programa pol¨ªtico que expone un candidato cuando se enfrenta a la posibilidad real de gobernar un pa¨ªs.
Otra evidencia de que asist¨ªamos a una sesi¨®n que no acabar¨¢ en la elecci¨®n de un presidente del Ejecutivo fue que no incluyera tampoco las concesiones que inevitablemente ha tenido que hacer a sus tres aliados para la investidura ¡ªVox, UPN y CC¡ª porque en eso consiste precisamente la negociaci¨®n entre partidos. Nadie da sus votos gratis. Las recetas econ¨®micas incluyen la ecuaci¨®n imposible de bajadas de impuestos, recorte del d¨¦ficit e incremento de gasto, porque ayer supimos que la derogaci¨®n del sanchismo no inclu¨ªa el escudo social implementado por el Gobierno saliente, puesto que N¨²?ez Feij¨®o se comprometi¨® a mantener, e incluso incrementar, muchas de las medidas contra las que su partido vot¨® en la pasada legislatura.
Guerra cultural por un extremo de la derecha y aromas de pol¨ªticas medio socialdem¨®cratas por el otro extremo. La reunificaci¨®n de la derecha en el horizonte. En esa tensi¨®n tambi¨¦n hay que ubicar los gui?os al electorado de Vox sobre la crisis clim¨¢tica (¡°transici¨®n ecol¨®gica s¨ª; dictadura activista, en ning¨²n caso¡±), en las pol¨ªticas de g¨¦nero (¡°no habr¨¢ imposiciones ni adoctrinamiento en las aulas¡±) o en la difusi¨®n del bulo de que la okupaci¨®n de viviendas particulares es un problema muy extendido en Espa?a.
La pretensi¨®n de convertir la investidura en una censura previa a Pedro S¨¢nchez y a la amnist¨ªa naufrag¨® en el turno de r¨¦plica cuando, en una decisi¨®n discutible por la transcendencia institucional de un debate como este, aunque sea fallido de antemano, el l¨ªder del PSOE y presidente del Gobierno en funciones se limit¨® a seguir el debate desde su esca?o y en su lugar subi¨® por sorpresa a la tribuna el diputado ?scar Puente. Si el discurso de Feij¨®o son¨® en muchos momentos a mitin contra S¨¢nchez, Puente replic¨® en el mismo registro y con una dureza contra el l¨ªder popular que levant¨® a la bancada socialista.
Puesto que la amnist¨ªa fue la columna vertebral de toda la intervenci¨®n del l¨ªder popular, el silencio atronador de S¨¢nchez ayer solo puede interpretarse como una manera de preservar sus argumentos para cuando tenga que defender su propia investidura si recibe el encargo real tras, salvo sorpresa may¨²scula, el fracaso de Feij¨®o.