No es esto, no es esto
Ya era desoladora la perspectiva de atender a un discurso de investidura de un candidato imposible de investir, pero nos hemos acostumbrado a esas p¨¦rdidas de tiempo y casi es lo de menos
Ya s¨¦ que Spain no es different, que nuestras supuestas rarezas y fatalismos son tambi¨¦n paisaje cotidiano en muchos pa¨ªses, pero hay d¨ªas en que esta convicci¨®n se pone a prueba y es muy dif¨ªcil resistir la tentaci¨®n de sacar el orteguiano pelma que uno lleva dentro y decir, como el fil¨®sofo en el oto?o de 1931: ¡°?No es esto, no es esto!¡±. Quiz¨¢ ser¨ªa mejor tragarme la verg¨¹enza ajena y comentar la letra peque?a y los interlineados de los discursos de este martes, como har¨ªa un columnista ante la actualidad pol¨ªtica de un pa¨ªs que no fuera different, pero, vista la sesi¨®n...
Ya s¨¦ que Spain no es different, que nuestras supuestas rarezas y fatalismos son tambi¨¦n paisaje cotidiano en muchos pa¨ªses, pero hay d¨ªas en que esta convicci¨®n se pone a prueba y es muy dif¨ªcil resistir la tentaci¨®n de sacar el orteguiano pelma que uno lleva dentro y decir, como el fil¨®sofo en el oto?o de 1931: ¡°?No es esto, no es esto!¡±. Quiz¨¢ ser¨ªa mejor tragarme la verg¨¹enza ajena y comentar la letra peque?a y los interlineados de los discursos de este martes, como har¨ªa un columnista ante la actualidad pol¨ªtica de un pa¨ªs que no fuera different, pero, vista la sesi¨®n, siento que no me queda otra que pellizcarme y constatar el estupor y la tristeza que todo dem¨®crata, sin importar sus ideas y bander¨ªas, deber¨ªa sentir.
Ya era desoladora la perspectiva de atender a un discurso de investidura de un candidato imposible de investir, pero nos hemos acostumbrado a esas p¨¦rdidas de tiempo y casi es lo de menos. Mucho m¨¢s triste era escuchar a N¨²?ez Feij¨®o diciendo que no le echan, porque ¨¦l se va: no es que no pueda ser presidente, sino que no quiere serlo con amnist¨ªas y compadreos con Puigdemont (no es esto, dicho en orteguiano). As¨ª se expresan los novios despechados y los borrachos a la entrada de la discoteca cuando el portero les cierra el paso. Por muy digno y senatorial que le saliera el discurso, aquello era pasmoso: si no quer¨ªa ser presidente, ?qu¨¦ diablos hac¨ªa en la tribuna, desgranando un programa de pol¨ªtica-ficci¨®n? Como sab¨ªa que muchos se lo preguntaban, enumer¨® las razones por las que se presentaba, lo que lo hizo todo mucho m¨¢s penoso: no s¨®lo era un chiste, sino que lo explicaba.
Cuando parec¨ªa que la cosa no pod¨ªa ponerse m¨¢s fea, subi¨® a la tribuna por sorpresa ?scar Puente, en un clar¨ªsimo e innecesario desprecio del Gobierno en funciones al Gobierno que nunca ser¨¢ de Feij¨®o. No entend¨ª la groser¨ªa ni la ruptura de las costumbres parlamentarias, como tampoco entend¨ª el tono bronco y casi tabernario con el que el diputado socialista interpel¨® al popular. Conforme Puente hablaba y los esca?os se remov¨ªan y se convert¨ªan en un barullo escolar, con broncas de la presidenta, el ¨¢nimo se me pon¨ªa m¨¢s orteguiano. No es esto, no puede ser esto.
Meritxell Batet, cuya ausencia este martes en el Congreso fue m¨¢s elocuente que muchas presencias, me cont¨® hace unos meses en su despacho que la liturgia es la democracia, que la forma es el fondo. Los que compartimos esa idea vivimos un d¨ªa triste y estupefacto.
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