Los infelices a?os veinte

En un temerario alarde de perspectiva, cabe preguntarse c¨®mo ser¨¢ recordada la d¨¦cada por la que transitamos y qu¨¦ paralelismos existen con aquella ¨¦poca despreocupada y vivaz de aquel mundo de entreguerras en los albores del siglo XX. En contraposici¨®n, afloran a estas alturas de civilizaci¨®n conflictos b¨¦licos en Europa y en Oriente Pr¨®ximo, donde se siguen vulnerando a diario los derechos humano...

En un temerario alarde de perspectiva, cabe preguntarse c¨®mo ser¨¢ recordada la d¨¦cada por la que transitamos y qu¨¦ paralelismos existen con aquella ¨¦poca despreocupada y vivaz de aquel mundo de entreguerras en los albores del siglo XX. En contraposici¨®n, afloran a estas alturas de civilizaci¨®n conflictos b¨¦licos en Europa y en Oriente Pr¨®ximo, donde se siguen vulnerando a diario los derechos humanos, mientras EE UU se empe?a en obviar que el emperador est¨¢ desnudo, abocando a un nuevo fracaso de la diplomacia internacional cualquier intento de llegar a una resoluci¨®n definitiva del conflicto. Con una inteligencia artificial en ciernes que, si no es regulada desde la ¨¦tica, dejar¨¢ la distop¨ªa de Huxley en una f¨¢bula infantil. Mientras, seguimos soslayando la responsabilidad clim¨¢tica y dibujando un escenario apocal¨ªptico para las futuras generaciones. Quiz¨¢ dentro de un siglo, cuando alg¨²n humanoide analice estos a?os, refleje en su visor una herida abierta como el rastro que deja un bol¨ªgrafo que no pinta.

?lex L¨®pez Mendui?a. Pontevedra

Israel y Ham¨¢s

Desde hace dos meses, escuchamos, leemos y hablamos de Israel como un todo, de Ham¨¢s como otro todo, y creo con sinceridad que es un error. Creo que ser¨ªa bueno que todos comenz¨¢ramos a hablar acotando responsabilidades en esta masacre y en todas las guerras y conflictos que se dan en el mundo. Creo que de esta manera se radicalizar¨ªan menos las posturas y los ciudadanos entender¨ªamos mejor las cosas: el Gobierno de Israel ha ordenado arrasar la franja de Gaza como represalia a los ataques terroristas de Ham¨¢s, grupo que opera en Palestina. ?Qu¨¦ les parece?

Roberto Gonz¨¢lez Paredes. Valladolid

Mi hija existi¨®

Hace ya muchos a?os (m¨¢s de 25) de esta historia que os voy a contar. Fue un embarazo deseado. La prueba de amniocentesis no revel¨® ninguna malformaci¨®n cong¨¦nita y todo iba bien hasta que a los cuatro meses de embarazo en la ecograf¨ªa se observaron malformaciones graves de ¨®rganos vitales y me dijeron que el beb¨¦ no iba a sobrevivir, que ya no pod¨ªa abortar (aunque quisiera), que se hab¨ªa pasado el plazo legal. Me quedaban cinco meses por delante de angustia notando los movimientos de mi beb¨¦ dentro de m¨ª sabiendo que no iba a sobrevivir al parto. Hay que esperar, me dec¨ªan los m¨¦dicos. ?Esperar sin esperanza? No se me permiti¨® decidir si quer¨ªa abortar, pero tampoco se me permiti¨® inscribirla en el Registro Civil: que nazca, pero que no exista. Por fin ahora podemos inscribir a nuestra hija con nombre y apellidos. Es una cuesti¨®n de justicia.

Carmen Luaces Pazos. Pontevedra

Sin futuro

A mis 33 a?os, la posibilidad de comprar una vivienda se desvanece d¨ªa a d¨ªa en un laberinto de precios inalcanzables y tipos de inter¨¦s asfixiantes. La frustraci¨®n crece al afrontar la imposibilidad de construir un hogar propio. Por m¨¢s ayudas de natalidad que ofrezcan, formar una familia parece un sue?o lejano cuando la vivienda se convierte en un privilegio. En esta encrucijada, la juventud est¨¢ atrapada entre el deseo de independencia y la realidad desalentadora, luchando por un futuro que la econom¨ªa actual parece empe?ada en arrebatarle.

Sof¨ªa Gonz¨¢lez P¨¦rez. Cigales (Valladolid)