Hartos de Netanyahu
El primer ministro de Israel y el presidente de Rusia se hallan hermanados y desprestigiados ante la comunidad internacional, el primero protegido en el Consejo de Seguridad por el veto de Estados Unidos y el segundo por el suyo propio
Se atisba el final. De la guerra y de Netanyahu. La guerra une y la paz divide, seg¨²n Shlomo Ben Ami, que fue ministro de Exteriores y embajador de Israel en Madrid. Los israel¨ªes se api?an alrededor del gobierno frente a Hamas pero sus opiniones divergen cuando se trata de saber qu¨¦ hay que hacer con Gaza. Por eso Netanyahu se aferra a la guerra. El alto el fuego definitivo es su derrota. No militar, sino pol¨ªtica. La victoria militar ya la ha conseguido, pero es meramente t¨¢ctica. No excluye la derrota estrat¨¦gica o pol¨ªtica, tal como le ha recordado el secretario de Defensa de Estados Unido...
Se atisba el final. De la guerra y de Netanyahu. La guerra une y la paz divide, seg¨²n Shlomo Ben Ami, que fue ministro de Exteriores y embajador de Israel en Madrid. Los israel¨ªes se api?an alrededor del gobierno frente a Hamas pero sus opiniones divergen cuando se trata de saber qu¨¦ hay que hacer con Gaza. Por eso Netanyahu se aferra a la guerra. El alto el fuego definitivo es su derrota. No militar, sino pol¨ªtica. La victoria militar ya la ha conseguido, pero es meramente t¨¢ctica. No excluye la derrota estrat¨¦gica o pol¨ªtica, tal como le ha recordado el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin. En cuanto callen las armas, llegar¨¢ la hora de partir. Deber¨¢ pasar cuentas por su negligencia como gobernante y su estrategia equivocada ante el conflicto con los palestinos. Caer¨¢ su gobierno, se abrir¨¢ una comisi¨®n de investigaci¨®n, habr¨¢ elecciones.
La guerra ya ha alcanzado su punto culminante. A la organizaci¨®n terrorista no le quedan fuerzas para repetir un ataque como el del 7 de octubre y apenas para seguir disparando sus rudimentarios misiles. Todo lo gast¨® en aquella jornada sangrienta, con la que obtuvo dos centenares de rehenes, y perdi¨® el resto en los dos meses de invasi¨®n.
Ahora Joe Biden le muestra la v¨ªa de salida a Israel. Su gobierno extremista es un peso muerto. Hay que parar los bombardeos indiscriminados y echar del gabinete a quienes no quieren combatir a Hamas sino seguir castigando a los palestinos. Sin cejar en su apoyo diplom¨¢tico ni en el suministro de armas, Estados Unidos viene dici¨¦ndoselo a Netanyahu desde el primer d¨ªa, en privado primero, luego en voz baja, ahora en voz alta y clara. Es un maestro en empat¨ªa. Abraza como nadie. Pero no se ahorra los reproches, claros, suaves en la forma, dur¨ªsimos en el fondo: Israel est¨¢ aisl¨¢ndose internacionalmente, algo que perjudica tambi¨¦n a Estados Unidos. En las mismas horas, lo demuestra la Asamblea General de Naciones Unidas con el alto el fuego exigido por 153 pa¨ªses, 23 m¨¢s que los que votaron a favor de la tregua el 26 de octubre, y por encima de los 141 que condenaron a Rusia por la invasi¨®n de Ucrania. Netanyahu y Putin se hallan hermanados y desprestigiados ante la comunidad internacional, el primero protegido en el Consejo de Seguridad por el veto de Estados Unidos y el segundo por el suyo propio.
La liberaci¨®n de los rehenes es la cuesti¨®n candente. Cuanto m¨¢s dure la guerra, m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ recuperarlos con vida. Hamas los mantiene porque busca en el canje la popularidad entre los palestinos y la victoria pol¨ªtica. Por eso debiera corresponder a la Autoridad Palestina el m¨¦rito de su rescate. As¨ª se le abrir¨ªan las puertas a la gesti¨®n de Gaza cuando callen las armas. Solo suceder¨¢ si a cambio recibe un plan de paz como el de Oslo y el reconocimiento del Estado palestino. Es exactamente lo que acaba de repudiar Netanyahu, que se aferra a la guerra, es decir, al poder, porque no tiene ideas ni ganas para la paz.