Esperando la dictadura

Ser¨¢ mejor que no nos llamemos a enga?o y miremos de frente al peligro que se avecina. Ser¨¢ un milagro si Trump no gana la elecci¨®n presidencial en noviembre de 2024 despu¨¦s de ganar las primarias republicanas, que empiezan el pr¨®ximo 15 de enero con los caucus de Iowa. Las encuestas y la recaudaci¨®n de fondos no suelen enga?ar, con Trump a enorme distancia de los otros competidores republicanos. Va como un tiro su campa?a, en la que elude los debates con la seguridad de que su ausencia es la m¨¢s inc¨®moda y eficaz presencia. Y le favorece el contexto internacional: el ascenso de la extrema derecha en el mundo, el desgaste de la guerra de Ucrania y la profunda divisi¨®n que est¨¢ creando entre los dem¨®cratas la destrucci¨®n de Gaza.

Si ya era un monstruo en 2016 cuando derrot¨® por sorpresa a Hillary Clinton, ahora es un monstruo todav¨ªa m¨¢s monstruoso gracias al rencor acumulado por su derrota frente a Joe Biden en 2020, los dos impeachments o procesos de destituci¨®n parlamentaria fracasados y los cuatro procedimientos judiciales en marcha. Gracias a su ca¨®tica experiencia presidencial, tiene planes precisos para que todo vaya todav¨ªa peor que entonces, cuando el caos se apoder¨® espont¨¢neamente de la Casa Blanca. Esta vez ser¨¢ el caos planificado.

Con su habitual sentido del humor, sombr¨ªo y amenazante, ha reconocido que le basta un solo d¨ªa como dictador, el primero de su segunda presidencia, para cerrar la frontera con M¨¦xico y levantar todas las limitaciones a las prospecciones petrol¨ªferas. Fue para desmentir sus intenciones dictatoriales, pero solo sirvi¨® para confirmarlas. Cuando lleg¨® a la Casa Blanca en 2017, ya ten¨ªa la idea de que sus poderes presidenciales no deb¨ªan tener l¨ªmites, incluso a la hora de dictar a su capricho los resultados electorales. Inmunizado por los obst¨¢culos judiciales y parlamentarios superados y con un Partido Republicano domesticado, piensa en d¨®ciles equipos humanos que no le lleven la contraria como sucedi¨® en su primera presidencia y en disciplinar bajo su mando todas las instituciones federales, como el FBI, las Fuerzas Armadas, los funcionarios o el Departamento de Justicia, al que quiere convertir en el Ministerio de la Venganza contra Joe Biden y todos cuantos le han perseguido o traicionado.

Nadie espera tanto de la dictadura que se prepara como Vlad¨ªmir Putin, Benjam¨ªn Netanyahu y Xi Jinping. Los dos primeros obtendr¨ªan una excelente p¨®liza de seguro para su expansionismo, su aversi¨®n a la legalidad internacional y su propensi¨®n a resolver los conflictos por el uso brutal de la fuerza militar, a costa de los ucranios y los palestinos, respectivamente. Para Xi Jinping, en cambio, es un caso distinto, aunque m¨¢s estrat¨¦gico. Ser¨ªa otro regalo del cielo (?cu¨¢ntos van ya?) que le permitir¨ªa a China pisar los talones o incluso superar a la primera superpotencia en influencia mundial. Quiz¨¢s hasta invadir o al menos hacerse con el control de Taiw¨¢n.