Los amigos de G¨¦rard Depardieu
La extrema derecha francesa ha convertido al actor, acusado de violencia sexual, en su nuevo h¨¦roe
Desde hace unos d¨ªas desfilan en las redes sociales francesas mensajes de amigos y defensores de G¨¦rard Depardieu, a cual m¨¢s compungido. Est¨¢n muy arrepentidos. Carole Bouquet dice sentirse ¡°profundamente inc¨®moda¡±. Pierre Richard est¨¢ ¡°apenado, disgustado¡±. Algunos incluso se sienten ¡°violados¡±, como el actor ...
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Desde hace unos d¨ªas desfilan en las redes sociales francesas mensajes de amigos y defensores de G¨¦rard Depardieu, a cual m¨¢s compungido. Est¨¢n muy arrepentidos. Carole Bouquet dice sentirse ¡°profundamente inc¨®moda¡±. Pierre Richard est¨¢ ¡°apenado, disgustado¡±. Algunos incluso se sienten ¡°violados¡±, como el actor Jacques Weber. ?El motivo? Haber firmado unos d¨ªas antes una tribuna en defensa del artista acusado de violencia sexual por 13 mujeres y con tres denuncias por agresi¨®n y violaci¨®n sin saber que ¨¦sta hab¨ªa sido escrita por un actor y editorialista de extrema derecha, cercano a ?ric Zemmour. Ni el texto, que no menciona siquiera a las v¨ªctimas, ni el hecho de que ¨¦ste se publicara en el diario reaccionario Le Figaro ¡ªen el que firma Zemmour con regularidad¡ª, les llam¨® la atenci¨®n. Lo que primaba entonces era defender al amigo G¨¦g¨¦, el ¡°¨²ltimo monstruo sagrado del s¨¦ptimo arte¡±, en peligro de cancelaci¨®n ¡°pese a la presunci¨®n de inocencia¡±. Por eso muchos de ellos ni se tomaron el tiempo de leer el texto.
Actores conocidos por su proximidad con la izquierda y sus combates hist¨®ricos han estado legitimando por pereza intelectual un texto enfocado en la eterna y rancia defensa del hombre blanco v¨ªctima de la locura vengativa feminista. Esa que no entiende de razones ni de justicia y que arrasa con todo, incluso con uno de los mayores s¨ªmbolos de la grandeur y de la influencia cultural francesa en el extranjero. Una idea repetida hasta la n¨¢usea por la extrema derecha estos d¨ªas en las redes y en los medios de comunicaci¨®n afines, en particular en la Fox News francesa, alias la cadena CNews, donde Depardieu es considerado un aut¨¦ntico h¨¦roe y las agresiones sexuales, o la obscenidad notoria del actor en la industria del cine, son vistas como meras an¨¦cdotas que solo entretienen a los defensores del wokismo. La cuenta de X del autor de la tribuna, el actor ¡ªtotalmente desconocido¡ª Yannis Ezziadi, y sus intervenciones en las tertulias de CNews, donde clama contra el ¡°terror¡± que ejerce la ola Me too sobre los hombres, son un claro reflejo de ello.
Como recalca la prensa gala, desde Le Monde hasta Mediapart, la extrema derecha ha conseguido con el caso Depardieu acaparar una vez m¨¢s el debate, imponer su visi¨®n de la sociedad y de la cuesti¨®n de las violencias sexuales en los entornos de poder, como es la industria del cine. Pero m¨¢s sorprendente a¨²n, subrayan, esta ha logrado algo impensable hasta hace nada: poner un pie en un mundo, el de la cultura, del que siempre fue vetada.
Por si fuera poco, la extrema derecha francesa ha encontrado adem¨¢s un aliado inesperado, nada menos que en un presidente de la Rep¨²blica visiblemente aquejado de amnesia, ¨¦l que prometi¨® hacer de la lucha contra la violencia de g¨¦nero una prioridad de su mandato y que en 2017 no esper¨® a que Harvey Weinstein fuera condenado por la justicia para retirarle la legi¨®n de honor. Emmanuel Macron no solo ha salido en defensa del monstruo sagrado, retomando el discurso de la tribuna sobre el linchamiento de un hombre que encarna como nadie el ¡°orgullo¡± de toda una naci¨®n, sino que ha descreditado la investigaci¨®n period¨ªstica realizada por la televisi¨®n p¨²blica que constituy¨® el detonante de la pol¨¦mica. El presidente ha puesto en duda la honestidad del montaje, cuando este, adem¨¢s, fue supervisado por un perito judicial. Un reportaje que dej¨® a muchos admiradores del artista tristes y asqueados, y que no deja dudas posibles sobre el trato que reserva el actor a las mujeres.
Que Depardieu se haya convertido en el nuevo h¨¦roe de la extrema derecha es entendible. Incluso tienen los mismos amigos. Pero ¡°?qu¨¦ hace Macron en esa cloaca?¡±, se pregunta la revista econ¨®mica Challenges. ?Acaso no fue suficiente con la ley de inmigraci¨®n?, me pregunto yo. Los votantes suelen preferir el original a la copia. Har¨ªa bien el presidente franc¨¦s en entenderlo porque de la grandeur a la d¨¦cadence solo hay un paso.