Regular el acceso al porno
El Gobierno lanza un plan para evitar que los menores interioricen como normales patrones de conducta que son muy nocivos y que cosifican a la mujer
El Gobierno ha puesto en marcha una estrategia para regular el acceso de los ni?os y adolescentes a los contenidos pornogr¨¢ficos y frenar as¨ª la creciente influencia de estos en la educaci¨®n afectivo-sexual de los menores. Esta estrategia incluye una ley para la protecci¨®n integral de los menores, un plan de actuaci¨®n que involucrar¨¢ a diferentes ministerios y la propuesta de un pacto de Estado entre las fuerzas pol¨ªticas y...
El Gobierno ha puesto en marcha una estrategia para regular el acceso de los ni?os y adolescentes a los contenidos pornogr¨¢ficos y frenar as¨ª la creciente influencia de estos en la educaci¨®n afectivo-sexual de los menores. Esta estrategia incluye una ley para la protecci¨®n integral de los menores, un plan de actuaci¨®n que involucrar¨¢ a diferentes ministerios y la propuesta de un pacto de Estado entre las fuerzas pol¨ªticas y las organizaciones sociales. Entre las medidas a adoptar figura una nueva herramienta de verificaci¨®n de la edad para poder acceder a los contenidos pornogr¨¢ficos, para lo que ser¨¢ preciso contar con la colaboraci¨®n de las empresas tecnol¨®gicas, que hasta ahora se han mostrado reticentes. Cabe esperar que, ante la alarma social que se ha generado, tengan en cuenta que la protecci¨®n de los menores debe estar por encima de cualquier leg¨ªtimo inter¨¦s comercial.
Los datos corroboran la necesidad de intervenir con urgencia. Uno de cada cuatro ni?os accede al porno antes de los 12 a?os, con una edad de inicio que ya es a los ocho ¡ªun 20%. La mitad de los menores de entre 12 y 15 y el 70% de los que tienen entre 15 y 17 a?os lo consumen con regularidad. Y lo que hace que sus efectos sean m¨¢s devastadores es que para el 30% de los menores, el porno es la ¨²nica fuente de informaci¨®n afectivo-sexual. En estas edades cruciales de formaci¨®n de la personalidad, la pornograf¨ªa distorsiona la percepci¨®n de la sexualidad, de manera que los menores interiorizan como normales patrones de conducta que son muy nocivos, no solo para las posibles v¨ªctimas, sino para los propios j¨®venes, que tendr¨¢n problemas emocionales ante la dificultad de tener relaciones respetuosas, sanas e igualitarias. Entre las consecuencias de esta mala educaci¨®n est¨¢ la normalizaci¨®n de la violencia contra las mujeres, a las que la pornograf¨ªa cosifica y deshumaniza. No es de extra?ar, por tanto, que se haya producido, como constata la memoria anual de la Fiscal¨ªa, un aumento de las agresiones sexuales por parte de menores y tambi¨¦n de las agresiones en grupo.
La pornograf¨ªa contribuye a asentar los estereotipos de g¨¦nero, por eso hay que regular el acceso de los menores a sus contenidos, a pesar de las endiabladas dificultades tecnol¨®gicas que se pueden encontrar en una batalla muy compleja de librar. La hoja de ruta est¨¢ dise?ada. Ahora hay que lograr que se aplique la normativa ya vigente y que la nueva entre en vigor lo antes posible, incluidas las posibles sanciones por incumplimiento.