El cuento de las matem¨¢ticas

A un pa¨ªs muy cercano llegaron un buen d¨ªa unos individuos provistos de enormes tijeras. Con gran habilidad, ?chas, chas!, recortaron la duraci¨®n de las asignaturas de matem¨¢ticas en las ingenier¨ªas. ¡°?Por Bolonia!¡±, gritaban alborozados. Algunos del lugar recordaron entonces c¨®mo, tiempo atr¨¢s, hab¨ªan arribado otros que, provistos de hachas, talaron el ¨¢rbol de las matem¨¢ticas del jard¨ªn del Bachillerato y segaron las mieses de estad¨ªstica. ?Cataplum! Cay¨® el tronco derribado. ?Zis, zas!, sisearon las guada?as manejadas por, qui¨¦n lo dir¨ªa, comisionados de pulcros cuellos blancos y doctores c...

A un pa¨ªs muy cercano llegaron un buen d¨ªa unos individuos provistos de enormes tijeras. Con gran habilidad, ?chas, chas!, recortaron la duraci¨®n de las asignaturas de matem¨¢ticas en las ingenier¨ªas. ¡°?Por Bolonia!¡±, gritaban alborozados. Algunos del lugar recordaron entonces c¨®mo, tiempo atr¨¢s, hab¨ªan arribado otros que, provistos de hachas, talaron el ¨¢rbol de las matem¨¢ticas del jard¨ªn del Bachillerato y segaron las mieses de estad¨ªstica. ?Cataplum! Cay¨® el tronco derribado. ?Zis, zas!, sisearon las guada?as manejadas por, qui¨¦n lo dir¨ªa, comisionados de pulcros cuellos blancos y doctores con corbatas de seda. Al correr los a?os, los habitantes de este pa¨ªs tan cercano lloran por sus ni?os y j¨®venes apenas saben ¨¢lgebra o geometr¨ªa y se rasgan las vestiduras porque no encuentran quienes puedan transmitir tales conocimientos. Y, a este paso, ser¨¢ preciso explicar la regla de tres en los cursos de doctorado.

Mar¨ªa Jes¨²s de la Puente Mu?oz. Madrid

Insistiendo sobre el agua

A m¨ª tambi¨¦n me enerva ver correr el agua fr¨ªa, en casa, esperando que salga caliente. O el agua que sale, desmesuradamente, en grifos autom¨¢ticos de muchos aseos p¨²blicos. Si no aportamos nuestro granito de arena, iremos a las guerras del agua. El escudarse en que m¨¢s agua se gasta en algunas industrias o en determinadas formas de turismo, me parece que es el ¡°y t¨² m¨¢s¡± al que nos tienen acostumbrados nuestros pol¨ªticos. A quien competa tomar medidas, que las tome. Y los particulares, seamos conscientes y actuemos tambi¨¦n.

Mar¨ªa del Carmen Ortega Navasa. Soria

Trabajos insanos

El Ministerio de Seguridad Social est¨¢ estudiando qu¨¦ profesiones, por su penosidad o por el n¨²mero de bajas de sus trabajadores, son susceptibles de una jubilaci¨®n anticipada. Estoy viendo algunas que el ministerio tiene en mente, pero no veo a los sanitarios, esos a los que se aplaud¨ªa en el confinamiento, los que trabajan junto al dolor y la muerte, los que empiezan y llegan cansados mentalmente, a esos no los veo en el club de profesiones penosas. No queremos aplausos; queremos vivir algo m¨¢s nuestra vida y no tanto la de los dem¨¢s. Hay relevo, as¨ª que no nos aplaudan y dennos un poco de tranquilidad y vida normal.

Sergio L¨®pez Gonz¨¢lez. Vigo

Ese desparpajo de matar al d¨¦bil

La historia est¨¢ llena de episodios salvajes, de actos fieros, de matanzas tan crueles que espantan. La matanza de Katyn y las purgas de Stalin, las matanzas de hutus a tutsis, los fusilamientos de posguerra, los campos de exterminio de los alemanes en la dictadura de Hitler... Ahora asistimos a las matanzas del Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu, que llega a matar cobardemente a civiles hambrientos que intentan conseguir comida en la franja de Gaza. Criminales, asesinos, que, quiz¨¢s, ser¨¢n juzgados por la historia mientras que la comunidad internacional permanece ahora impasible, frenada con el bozal de los poderosos. Ese desparpajo de matar al d¨¦bil.

Jos¨¦ Antonio Mart¨ªnez Lamoca. Madrid