La amnist¨ªa sale adelante
La Comisi¨®n de Venecia y la propia discusi¨®n de la ley en el Parlamento rebajan las hip¨¦rboles e invitan a serenar el debate
En la pol¨ªtica espa?ola, como en el viejo adagio filos¨®fico, todo fluye, nada permanece. Hace una semana, cuando se sell¨® el acuerdo entre los partidos sobre el texto de la ley de amnist¨ªa, el Gobierno parec¨ªa asegurarse el pasaporte para aprobar los Presupuestos de 2024 y despejar el camino para una legislatura que no acababa de arrancar. Ocho d¨ªas m¨¢s tarde, despu¨¦s de que el pleno del Congreso aprobase el jueves en primera instan...
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En la pol¨ªtica espa?ola, como en el viejo adagio filos¨®fico, todo fluye, nada permanece. Hace una semana, cuando se sell¨® el acuerdo entre los partidos sobre el texto de la ley de amnist¨ªa, el Gobierno parec¨ªa asegurarse el pasaporte para aprobar los Presupuestos de 2024 y despejar el camino para una legislatura que no acababa de arrancar. Ocho d¨ªas m¨¢s tarde, despu¨¦s de que el pleno del Congreso aprobase el jueves en primera instancia la discutida ley para su env¨ªo al Senado ¡ªdonde la mayor¨ªa del PP prev¨¦ retrasar los tr¨¢mites dos meses m¨¢s¡ª, esos c¨¢lculos han sido desbaratados.
La convocatoria anticipada de elecciones en Catalu?a ha obligado al Gobierno a renunciar a unos nuevos Presupuestos, con lo que tendr¨¢ que prorrogar los actuales. El horizonte de la legislatura queda a merced de la correlaci¨®n de fuerzas que salga de las urnas catalanas el 12 de mayo, sobre todo en lo que respecta a las dos formaciones independentistas de las que depende la base parlamentaria del Gabinete de Pedro S¨¢nchez.
La recta final de la tramitaci¨®n parlamentaria de la ley ha estado muy marcada por el informe de la Comisi¨®n de Venecia, un organismo consultivo al que el Senado hab¨ªa recurrido como parte de la estrategia del PP de intentar internacionalizar el rechazo a la amnist¨ªa. El documento final de la Comisi¨®n fue aprobado este viernes y coincide en lo sustancial con el borrador difundido la semana pasada. El informe se ha quedado lejos de la condena al Gobierno que buscaba el PP y tampoco otorga esa incondicional carta blanca absoluta al proyecto que cuenta el Ejecutivo. Su mayor virtud es que, fuera del encanallado clima pol¨ªtico espa?ol, contribuye a serenar el debate. Deja claro que las amnist¨ªas son un instrumento empleado en la pr¨¢ctica totalidad de pa¨ªses democr¨¢ticos, casi siempre para cerrar heridas tras alg¨²n enconado conflicto pol¨ªtico. Y a la vez plantea cr¨ªticas razonables al modo en que se ha tramitado en Espa?a, por v¨ªa de urgencia, sin consultas a organismos externos y con gran divisi¨®n pol¨ªtica y social, al aprobarse sin mayor¨ªas cualificadas. La ponderada intervenci¨®n del organismo europeo se ha hecho notar en el discurso del PP. Aquellas proclamas hiperb¨®licas sobre la muerte de la Constituci¨®n y del propio sistema democr¨¢tico y aquel discurso esencialista contra la amnist¨ªa se han quedado vac¨ªos de sentido ¡ªno se viola la separaci¨®n de poderes, insiste la Comisi¨®n, que critica cuestiones procedimentales¡ª y han obligado a moderar ostensiblemente las intervenciones de los populares, como se comprob¨® en el alegato de su l¨ªder, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, durante el debate en el pleno del Congreso.
Despu¨¦s de tres meses de tr¨¢mite, sin embargo, sigue ech¨¢ndose en falta, en unos y otros, una discusi¨®n con mayor profundidad. Nadie espera del Parlamento sofisticaciones propias de una academia de jurisprudencia, aunque s¨ª al menos una cierta sustancia m¨¢s all¨¢ de argumentarios de partido y frases de efecto. La derecha afirma que la amnist¨ªa es inconstitucional como si fuese una verdad autoevidente que no necesita justificaci¨®n. Del mismo modo que los socialistas han pasado de sostener que no cab¨ªa en la Constituci¨®n a defender que se ajusta plenamente a ella sin molestarse en ofrecer algo parecido a una raz¨®n t¨¦cnica.
Los partidos del Gobierno defienden que la aprobaci¨®n de la amnist¨ªa ¡°cierra un ciclo¡±. En parte es cierto y en parte queda desmentido cuando los independentistas anunciaron, de inmediato, que su pr¨®xima batalla ser¨¢ el refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n. Aunque tampoco se debe dramatizar con esto ¨²ltimo. No se trata de exigir a los independentistas que dejen de serlo, sino de que no vuelvan a imponer sus demandas vulnerando la ley y rompiendo la convivencia.