Medio a?o de guerra atroz
Estados Unidos y la UE deben multiplicar su presi¨®n para poner fin a un conflicto entre Israel y Ham¨¢s que pagan en sangre los palestinos
Benjam¨ªn Netanyahu debe obedecer la orden de Joe Biden. No bastan las poco convincentes explicaciones del primer ministro israel¨ª sobre el lanzamiento el lunes pasado de los tres misiles que asesinaron a los siete cooperantes de World Central Kitchen. No debe repetirse ni un solo ataque m¨¢s como el que sufri¨® la ONG del chef Jos¨¦ Andr¨¦s. Tampoco es suficiente el anuncio de la futura apertura de alg¨²n paso a Gaza: la entrada de alimentos en la Franja debe ser inmediata para evitar que la hambruna se extienda. Pero urge sobre todo un alto el fuego que...
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Benjam¨ªn Netanyahu debe obedecer la orden de Joe Biden. No bastan las poco convincentes explicaciones del primer ministro israel¨ª sobre el lanzamiento el lunes pasado de los tres misiles que asesinaron a los siete cooperantes de World Central Kitchen. No debe repetirse ni un solo ataque m¨¢s como el que sufri¨® la ONG del chef Jos¨¦ Andr¨¦s. Tampoco es suficiente el anuncio de la futura apertura de alg¨²n paso a Gaza: la entrada de alimentos en la Franja debe ser inmediata para evitar que la hambruna se extienda. Pero urge sobre todo un alto el fuego que acabe con la masacre de la poblaci¨®n civil palestina y permita la liberaci¨®n de los rehenes secuestrados por Ham¨¢s hace hoy medio a?o y la apertura de una negociaci¨®n internacional sobre un futuro en paz vinculado al reconocimiento de los dos Estados en el territorio entre el Jord¨¢n y el Mediterr¨¢neo.
El Gobierno de Israel debe renunciar a su prop¨®sito de invadir Rafah y concentrarse, como todos sus aliados, en disuadir a Ir¨¢n de sus amenazas, enervadas por el propio Netanyahu con el bombardeo de la embajada iran¨ª en Damasco. Ante la obstinaci¨®n demostrada por el Gobierno encabezado por el Likud, siempre ser¨¢ poca la presi¨®n para terminar de una vez con esta guerra de tan catastr¨®fico balance en v¨ªctimas y en inestabilidad regional. Ya pesan sobre Israel la resoluci¨®n 2728 del Consejo de Seguridad ¡ªque exige el alto el fuego¡ª, dos reconvenciones de la Corte Internacional de Justicia de la ONU ¡ªque conmina a la protecci¨®n de la poblaci¨®n civil¡ª y, desde este viernes, el llamamiento a un embargo en la venta de armas por parte del Comit¨¦ de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
El cumplimiento de esta ¨²ltima demanda depende por entero de Joe Biden, que tiene en sus manos los medios para convencer a Netanyahu. El m¨¢s eficaz ¡ªcortar el suministro de armamento¡ª cuenta con amplio apoyo en el Partido Dem¨®crata y se basa en un memor¨¢ndum presidencial de febrero que exige a los pa¨ªses que compran armas a EE UU que demuestren que solo las utilizan en tareas defensivas. Biden puede retirar tambi¨¦n el veto estadounidense en el Consejo de Seguridad, como ya hizo con su abstenci¨®n en la ¨²ltima resoluci¨®n y como deber¨ªa hacer en caso de plantearse una resoluci¨®n m¨¢s rotunda para terminar con la guerra.
La UE no debe quedarse rezagada. A pesar de la divisi¨®n entre los Veintisiete, expresadas en tres posiciones distintas en las votaciones en la Asamblea General de la ONU, la opini¨®n p¨²blica europea est¨¢ alej¨¢ndose de forma acelerada de Netanyahu. La Uni¨®n tiene en sus manos la pol¨ªtica comercial, muy fruct¨ªfera para Israel, pero tambi¨¦n el eventual reconocimiento del Estado de Palestina, que ya forma parte de Naciones Unidas como ¡®estado observador¡¯, aunque no miembro de pleno derecho, y es pieza clave en la f¨®rmula de paz propugnada por Bruselas desde 1980 en la Declaraci¨®n de Venecia.
El reconocimiento de Palestina constitu¨ªa en Espa?a una de las escasas piezas del consenso sobre pol¨ªtica exterior, refrendado por la declaraci¨®n del Congreso de los Diputados de 2014 y por los discursos del propio rey Felipe VI. De ah¨ª la inexplicable irresponsabilidad en la que incurri¨® esta semana el expresidente Aznar al rechazar de forma incongruente el Estado palestino. El prurito de impugnaci¨®n sistem¨¢tica de cuanto hace el Gobierno no puede llevarse al extremo de jugar con algo tan serio como una guerra atroz que en medio a?o se ha cobrado en Gaza m¨¢s de 30.000 vidas.