Asegurar la estabilidad en Catalu?a
Pese a la fragmentaci¨®n del Parlament, solo el PSC de Salvador Illa parece en situaci¨®n de formar un Gobierno viable
Si algo se deduce del resultado de las elecciones del domingo en Catalu?a es que solo Salvador Illa parece en situaci¨®n de recibir el encargo de formar un Gobierno viable, tarea para la que el PSC cuenta con una posici¨®n parlamentaria privilegiada. Cualquier otra f¨®rmula ¡ªcomo un Ejecutivo de coalici¨®n nacionalista en el que las fuerzas derrotadas necesitar¨ªan la abstenci¨®n del socialismo vencedor, tal como ha propuesto Carles Puigdemont¡ª no parece posible tras las n¨ªtidas declaraciones realizadas ayer por el PSC y ERC. En cualquier caso, esa propuesta solo sirve para persistir en la inestabil...
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Si algo se deduce del resultado de las elecciones del domingo en Catalu?a es que solo Salvador Illa parece en situaci¨®n de recibir el encargo de formar un Gobierno viable, tarea para la que el PSC cuenta con una posici¨®n parlamentaria privilegiada. Cualquier otra f¨®rmula ¡ªcomo un Ejecutivo de coalici¨®n nacionalista en el que las fuerzas derrotadas necesitar¨ªan la abstenci¨®n del socialismo vencedor, tal como ha propuesto Carles Puigdemont¡ª no parece posible tras las n¨ªtidas declaraciones realizadas ayer por el PSC y ERC. En cualquier caso, esa propuesta solo sirve para persistir en la inestabilidad y abrir la puerta a nuevos comicios, con enormes probabilidades de que sean letales precisamente para quien los provoque.
Es enorme la responsabilidad del independentismo en el nuevo ciclo inaugurado en Catalu?a. No puede resolverse, como quiere el dimitido Pere Aragon¨¨s, con una renuncia que deja la carga de la f¨®rmula de Gobierno en manos de PSC y Junts. Tras una d¨¦cada larga de apuesta por la inestabilidad y la polarizaci¨®n, tanto la sensatez pol¨ªtica como las obligaciones contra¨ªdas con los ciudadanos deber¨ªan conducir a un cambio de rumbo en favor de la estabilidad: en el Parlament, facilitando la formaci¨®n de Gobierno al vencedor en las elecciones, y en el Congreso, manteniendo los acuerdos con el Gobierno de coalici¨®n progresista para que pueda culminar tanto la aprobaci¨®n de los Presupuestos de 2025 como la aplicaci¨®n de la ley de amnist¨ªa, cuyo valor bals¨¢mico para la sociedad catalana qued¨® demostrado el domingo.
Catalu?a necesita un Govern que dej¨¦ atr¨¢s los conflictos que han caracterizado la etapa ahora clausurada y se centre en resolver las mayores urgencias y d¨¦ficits de la gesti¨®n de su autogobierno en salud, educaci¨®n, medio ambiente, sequ¨ªa o infraestructuras. No es f¨¢cil que dos partidos entregados a la ruptura en 2012 se conviertan en garantes ahora de una gobernabilidad liderada por otros, pero el mensaje de las urnas al dejarlos en minor¨ªa por primera vez en cuatro d¨¦cadas es claro. Uno de ellos, Junts, surge de una genuina tradici¨®n pactista pero se halla lastrado por el hiperliderazgo de Puigdemont, cuya figura deber¨¢ reconsiderar cr¨ªticamente si como formaci¨®n que aspira a gobernar quiere recuperar el sentido institucional y capitalizar su ¨¦xito en la pugna con Esquerra por la hegemon¨ªa nacionalista. ERC sale peor librada del castigo electoral recibido por conceptos diversos e incluso contradictorios: su fracaso independentista y, a la vez, sus pactos en Madrid, pero, sobre todo, su escaso ¨¦xito al frente de la Generalitat. El discurso identitario no alcanza cuando la ciudadan¨ªa demanda gesti¨®n. El empe?o en hacer historia cuando se trata de hacer pol¨ªtica conduce, tarde o temprano, a la desafecci¨®n.
Ambas formaciones tienen un problema de renovaci¨®n de liderazgos, tarea muy vinculada a la revisi¨®n cr¨ªtica del programa rupturista fracasado. Esa catarsis pendiente complica de entrada los acuerdos parlamentarios con el PSC y es l¨®gico que no empiece antes de las elecciones europeas del 9 de junio, a las que concurren todos los partidos afectados. Pero la visi¨®n de un Parlamento catal¨¢n ingobernable y abocado a repetir las elecciones solo se sostiene desde las viejas l¨®gicas del bipartidismo o del unilateralismo procesista, origen de vetos y bloqueos. Podr¨ªa interesar a PP, a Vox y a Alian?a Catalana. Tambi¨¦n, en alguna medida, a Oriol Junqueras, todav¨ªa inhabilitado, y a Carles Puigdemont, preso de un relato superado por la fuerza de las urnas y que, de persistir, podr¨ªa mantener presa a toda una sociedad.
La fragmentaci¨®n del Parlament es un caso de normalidad dentro de los par¨¢metros europeos. Quien boicotee la formaci¨®n de Gobierno tras un resultado tan claro pese a todo como el del domingo, adem¨¢s de la estabilidad estar¨¢ erosionando la autonom¨ªa de la instituci¨®n parlamentaria, que no debe subordinarse a intereses partidistas o personales que pretendan condicionar la gobernabilidad en Catalu?a con su posici¨®n de fuerza en Madrid. Ser¨ªa un sarcasmo que quienes intentaron la quimera de la independencia, obstaculizaran ahora el autogobierno real.