La mirada seria de Illa
La falta de sal es buena para la salud democr¨¢tica y, sobre todo, en un cuerpo pol¨ªtico como el catal¨¢n, que lleva tiempo sufriendo de tensi¨®n alta
La victoria electoral m¨¢s apabullante tuvo la celebraci¨®n m¨¢s aburrida. No se festej¨® el inicio de una fase ilusionante en la pol¨ªtica catalana, sino el fin de una etapa decepcionante. Ayud¨® el car¨¢cter soso del candidato, Salvador Illa. La falta de sal es buena para la salud democr¨¢tica, y sobre todo en un cuerpo pol¨ªtico como el catal¨¢n, que lleva tiempo sufriendo de tensi¨®n alta.
No sabemos qui¨¦n ni c¨®mo va a gobernar Catalu?a, pero ser¨¢ necesario tender puentes no solo entre partidos distintos, sino entre unas fuerzas sociales que se han ido disgregando en Catalu?a. Ese es el problema de fondo. La que fuera la comunidad aut¨®noma m¨¢s din¨¢mica de Espa?a estaba caracterizada por una densa red de organizaciones sociales, dispares pero entrelazadas. Hab¨ªa un abismo social entre los empresarios del Cercle d¡¯Economia o de Foment y las asociaciones vecinales de los barrios obreros que brotan en el franquismo. Hab¨ªa una distancia cultural entre la cosmopolita Barcelona, capital de la literatura iberoamericana, y las organizaciones de promoci¨®n de la cultura y la lengua catalanas. Hab¨ªa discrepancias econ¨®micas entre una de las burgues¨ªas m¨¢s acomodaticias de Espa?a y una de las clases trabajadoras m¨¢s reivindicativas de Occidente, que propuls¨® avances laborales, como la jornada de ocho horas, y excesos revolucionarios.
Pero hab¨ªa voluntad de reducir esas diferencias, de dar la mano al distinto y construir un sentido de colectividad. Ya fuera a trav¨¦s de la cultura ¨Dde los personajes de las novelas de Juan Mars¨¦ a las p¨¢ginas de los principales peri¨®dicos, pasando por programas ic¨®nicos de la TV3 primigenia¨D o de iniciativas sociales ¨Dde la pedagog¨ªa al Tercer Sector, pasando por colaboraciones p¨²blico-privadas en la gesti¨®n de servicios¨D. El objetivo era encontrar el denominador com¨²n de las m¨²ltiples almas sociopol¨ªticas que hab¨ªan coincidido en la Catalu?a de finales del XX. Inicialmente, Converg¨¨ncia i Uni¨® tambi¨¦n particip¨® de esa convergencia.
Sin embargo, lleg¨® un momento en el que lo rentable no fue unir, sino dividir. Los dirigentes, de todas las esferas, decidieron romper lazos. Empezaron por lo cotidiano, que es la base de lo pol¨ªtico: dejaron de bailar sardanas juntos y asistir a las mismas conferencias.
El proc¨¦s independentista no fue la causa, sino la culminaci¨®n de ese proc¨¦s social. Y la ruptura de una comunidad no se cura con una amnist¨ªa o un cambio de Gobierno. Illa, con su mirada seria en medio de la fiesta, parece haberlo entendido. Y quienes le votaron, tambi¨¦n.
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