Perder el norte
El ambiente de enfrentamiento entre partidos hace que sus se?or¨ªas se olviden de lo que verdaderamente importa: perseguir a quienes se est¨¢n beneficiando de la esclavitud de miles de mujeres
La realidad de la prostituci¨®n en Espa?a es que un porcentaje alt¨ªsimo de las mujeres y las ni?as prostituidas han sido captadas por su situaci¨®n de vulnerabilidad, enga?adas, trasladadas, amenazadas, drogadas y vendidas cada d¨ªa como un producto. Tambi¨¦n, muchas otras mujeres han llegado a ello como ¨²nica alternativa a la supervivencia y son igualmente explotadas en el sistema prostitucional.
Convivimos cada d¨ªa con miles de esclava...
La realidad de la prostituci¨®n en Espa?a es que un porcentaje alt¨ªsimo de las mujeres y las ni?as prostituidas han sido captadas por su situaci¨®n de vulnerabilidad, enga?adas, trasladadas, amenazadas, drogadas y vendidas cada d¨ªa como un producto. Tambi¨¦n, muchas otras mujeres han llegado a ello como ¨²nica alternativa a la supervivencia y son igualmente explotadas en el sistema prostitucional.
Convivimos cada d¨ªa con miles de esclavas sexuales compradas y alquiladas por algunos hombres que encuentran ¡°normal¡± esta actitud y, de esta manera, colaboran activamente con la perpetuaci¨®n de una de las m¨¢s terribles formas de violencia y explotaci¨®n del ser humano que pueden darse en pleno siglo XXI. No podemos dejar pasar por alto que, con esa normalizaci¨®n, ellos se convierten en c¨®mplices de los proxenetas, de los tratantes de seres humanos y del crimen organizado, delincuentes que, con la ley actual (art¨ªculo 187 del C¨®digo Penal), no reciben ning¨²n tipo de castigo por cualquier forma de obtenci¨®n de lucro a trav¨¦s de la prostituci¨®n ajena.
Por esto era muy importante y necesaria una reforma legislativa que prohibiera y castigara el proxenetismo en todas sus formas. Era urgente contar con un marco legal que impulsara penas de c¨¢rcel para los malos, los delincuentes, aquellos que se enriquecen a costa del sufrimiento humano y, desde luego, proteger a las v¨ªctimas de este delito y dotarles de alternativas.
En una sociedad como la nuestra deber¨ªa ser una prioridad. Esto no deber¨ªa ir de colores pol¨ªticos, sino de derechos humanos. Y nunca deber¨ªamos haber presenciado lo que ha ocurrido con estas posturas dicot¨®micas que hemos visto en el Congreso.
El problema es que el ambiente de enfrentamiento actual entre partidos pol¨ªticos hace que sus se?or¨ªas, diputadas y diputados, se olviden de lo que verdaderamente importa: perseguir a quienes se est¨¢n beneficiando de la esclavitud de miles de mujeres y les niegan sus derechos como v¨ªctimas del sistema que son.
El enemigo no es la otra postura ni el otro partido. Aqu¨ª el enemigo com¨²n es quien sostiene y promueve la compra y venta de personas. Y en esto, se?or¨ªas, su tibieza supone una complicidad expl¨ªcita con el proxenetismo. Vuestra deuda con las v¨ªctimas se ha profundizado con el espect¨¢culo que hab¨¦is dado esta semana y vuestra clase pol¨ªtica ha sufrido un da?o irreversible.
Sobre todo, le hemos vuelto a fallar a tantas mujeres que, v¨ªctimas de un sistema que las deja de lado, han sido desnudadas de derechos, sus propios derechos como mujeres, como seres humanos, y han sido explotadas para un mero beneficio econ¨®mico que las desangra hasta la extenuaci¨®n, pr¨¢cticamente sin ninguna penalizaci¨®n. Era el momento de alzar la voz por ellas y cambiar, de una vez, una situaci¨®n de injusticia que ha permanecido impune durante demasiado tiempo.
Esta reforma legislativa no era nueva. No. Como ya sabemos, estuvo a punto de incluirse dentro de la Ley Org¨¢nica Integral de la Libertad Sexual en 2022. Y era de vital importancia la apuesta por la reforma del Art¨ªculo 187 para que la Fiscal¨ªa empezase a contar con instrumentos ¨²tiles para combatir el proxenetismo y reducirlo. Pero este traspi¨¦s ha sido un gran paso atr¨¢s y ha mostrado la poca altura de miras con la que se aborda la explotaci¨®n sexual y la prostituci¨®n.
No perdamos el norte y abramos nuevamente el debate. Es urgente arremeter con decisi¨®n el proceso para condenar el proxenetismo en todas sus formas y, por una vez, demostrar con hechos concretos y con convicci¨®n que estamos en el lado correcto.