Postureo electoral
La pol¨ªtica ha devenido en algo opaco, porque ya no podemos distinguir entre lo que son las exageraciones o exabruptos caracter¨ªsticos de las campa?as y la pr¨¢ctica pol¨ªtica ordinaria
Cada vez se hace m¨¢s dif¨ªcil distinguir entre pol¨ªtica normal y pol¨ªtica en modo electoral. En parte, porque no paramos de ir enlazando unas elecciones con otras; pero tambi¨¦n porque nuestros pol¨ªticos una vez que se han socializado en la pr¨¢ctica electoral ya no pueden soltarla, se convierte en su particular ¡°pol¨ªtica normal¡±. Dicho de otro modo, las distorsiones propias de los discursos y proclamas propias de los periodos electorales han acabado coloniz¨¢ndolo todo. La pol¨ªtica ha devenido, as¨ª, en algo opaco, porque ya no podemos distinguir entre lo que son las exageraciones o exabruptos car...
Cada vez se hace m¨¢s dif¨ªcil distinguir entre pol¨ªtica normal y pol¨ªtica en modo electoral. En parte, porque no paramos de ir enlazando unas elecciones con otras; pero tambi¨¦n porque nuestros pol¨ªticos una vez que se han socializado en la pr¨¢ctica electoral ya no pueden soltarla, se convierte en su particular ¡°pol¨ªtica normal¡±. Dicho de otro modo, las distorsiones propias de los discursos y proclamas propias de los periodos electorales han acabado coloniz¨¢ndolo todo. La pol¨ªtica ha devenido, as¨ª, en algo opaco, porque ya no podemos distinguir entre lo que son las exageraciones o exabruptos caracter¨ªsticos de las campa?as y la pr¨¢ctica pol¨ªtica ordinaria.
S¨ª es verdad, sin embargo, que en todo proceso electoral nos encontramos con peculiaridades m¨¢s ajustadas a lo que demanda la situaci¨®n. Veamos algunos ejemplos. Ese ¡°desde el rio hasta el mar¡± de Yolanda D¨ªaz ?lo piensa de verdad o es producto de la necesidad que tiene ahora, despu¨¦s de los anteriores resultados negativos, de mostrarse m¨¢s radical que S¨¢nchez en cuestiones de pol¨ªtica exterior? ?Es verdaderamente consciente de lo que significa en la pr¨¢ctica o se trata de mero recurso para envolverse en la ret¨®rica universitaria woke? O, si no fuera porque tenemos las europeas a la vuelta de la esquina, ?habr¨ªa reconocido nuestro presidente al Estado palestino o aprovech¨® el paso dado por Irlanda y Noruega? O, ?habr¨ªa sobreactuado tanto con Argentina? O, ?c¨®mo se explica ese af¨¢n de los partidos que sostienen al Gobierno de no apoyarlo en las votaciones del Congreso? ?Es algo puntual, por motivaci¨®n electoral pura, o ser¨¢ la pauta a partir de ahora? No lo sabemos. Como tampoco sabemos si el PP seguir¨¢ enlazando meteduras de pata como lo de aventurar un posible pacto en el Parlamento Europeo con Giorgia Meloni. Ha ca¨ªdo en el mismo error que en el de las pasadas generales, blanquear a Vox. Incre¨ªble.
¡°Fiebre electoral¡± ser¨ªa una adecuada expresi¨®n para dar cuenta de todo esto, un s¨ªndrome parecido al t¨¦rmino alem¨¢n de Reisefieber, la inquietud que algunos sienten ante un viaje inmediato. Ese estado de ¨¢nimo febril que impide pensar correctamente y que muchas veces acaba provocando lo contrario de lo pretendido. Con todo, con independencia de las consecuencias electorales de las afirmaciones de cada cual, una vez pasadas las elecciones lo normal es que las aguas vuelvan a su cauce. Lo malo, como antes dec¨ªa, es que, salvo excepciones, se sigue con la inercia. La caracter¨ªstica de los periodos electorales es que los diferentes actores pol¨ªticos se ven obligados a diferenciarse, a meter al ciudadano en estado de excitaci¨®n perenne. Y para que no decaiga el esp¨ªritu competitivo y provocar la movilizaci¨®n lo m¨¢s sencillo es despotricar contra el adversario. Como pueden observar, casi lo mismo que nos encontramos en la pol¨ªtica de cada d¨ªa, siempre con las armas en alto.
Dos cosas m¨¢s. Una, no estamos condenados a que esta situaci¨®n tenga que seguir reproduci¨¦ndose. Salvador Illa demostr¨® que es posible tener ¨¦xito sin agredir a nadie, sali¨¦ndose de la pol¨ªtica de la confrontaci¨®n mec¨¢nica y buscando el entendimiento. La pol¨ªtica del sosiego es posible. Y dos, ?cu¨¢ndo entender¨¢n los partidos que cada elecci¨®n debe de leerse en su propia clave, no como la prolongaci¨®n de una guerra eterna entre facciones? Siempre van de acceder al poder, claro, pero lo que nos interesa es saber para qu¨¦ lo quieren; no como prolongaci¨®n de una especie de lucha perpetua entre el bien y el mal, sino para poder elegir entre unas u otras propuestas. En estas elecciones toca hablar de la Europa que queremos, no permanecer en las reyertas de siempre.