El ¡®modelo Meloni¡¯ que seduce a Feij¨®o
La primera ministra italiana, cuyo poder pol¨ªtico creci¨® en los ¨²ltimos 20 a?os gracias a la connivencia del Partido Popular Europeo, combina una pol¨ªtica econ¨®mica e internacional sin estridencias con una erosi¨®n de los derechos sociales
Giorgia Meloni, presidenta del Consejo de Ministros de Italia ¨D¡°presidente¡±, como le gusta a ella que la llamen¨D es un animal pol¨ªtico complejo. La l¨ªder de Hermanos de Italia ha realizado un largo viaje desde su juventud posfascista, cuando recorr¨ªa los ateneos y pegaba carteles por las calles del barrio de Colle Oppio de Roma, donde se encontraba la sede del grupo juvenil del Movimiento Social Italiano (MSI) al que pertenec¨ªa. De alabar a Benito Mussolini abiertamente ¨Den una entrevista en 1996 con la televisi¨®n francesa¨D fue pasando a posiciones menos radicales hasta que logr¨® ser ministra de Juventud en el Gobierno de Silvio Berlusconi en 2008. Hoy, Meloni, rodeada de viejos camaradas de aquel periodo, no reniega de su pasado y ha logrado establecer un modelo pol¨ªtico mixto en Italia. Una mezcla de pragmatismo pol¨ªtico e ideolog¨ªa ultraconservadora. De d¨ªa promete plena adscripci¨®n a la OTAN y a ciertos valores de la Uni¨®n Europea, y por la noche socava algunas de las libertades sociales y culturales del pa¨ªs imponiendo su agenda sobre el aborto, la inmigraci¨®n, la censura a las voces cr¨ªticas o una agenda contra los derechos LGTBI. Meloni tiene planeado que su Gobierno, a diferencia de sus predecesores, aguante toda la legislatura para poder acometer reformas de peso.
Relaci¨®n con el Partido Popular Europeo. El partido de Meloni, fundado tras la implosi¨®n de la Alianza Nacional de Gianfranco Fini, creci¨® siempre al calor de los pactos con la Forza Italia de Silvio Berlusconi. Es decir, se mantuvo cerca de la filial del Partido Popular Europeo (PPE) en Italia y aprendi¨® que su supervivencia en las instituciones depend¨ªa directamente de la alianza con el centroderecha. Pod¨ªa ser un contrapeso, nada m¨¢s. El llamado cord¨®n sanitario es en Italia algo desconocido y los pactos entre populares y extrema derecha no son una novedad: llevan ejerci¨¦ndose en Italia desde hace m¨¢s de 20 a?os con enorme ¨¦xito electoral. La ¨²nica diferencia es que Hermanos de Italia ¨Dy tambi¨¦n la Liga de Matteo Salvini¨D pasaron en los ¨²ltimos ocho a?os de ser los socios minoritarios a los accionistas mayoritarios del artefacto. Una historia de amor de conveniencia, pues la ley electoral italiana favorece este tipo de uniones preelectorales.
La nueva alianza, que comanda con mano de hierro Meloni (en las elecciones de septiembre de 2022 obtuvo un considerable 26,2% de los votos), ha sido bendecida en Roma por el actual l¨ªder de Forza Italia, Antonio Tajani (tambi¨¦n vicepresidente del PPE), y en Bruselas por Manfred Weber (presidente del grupo europeo) y la propia Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisi¨®n Europea, que sin explicitarlo, ha mostrado una enorme complicidad con Meloni en todos los encuentros que han mantenido en el ¨²ltimo a?o y medio. En Espa?a, el l¨ªder del Partido Popular, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, tambi¨¦n ha abierto la puerta a pactar con la primera ministra. ¡°No me parece homologable a otros partidos que se consideran de extrema derecha en Europa¡±, dijo este jueves Feij¨®o sobre Hermanos de Italia, en una acto en Barcelona junto a la eurodiputada Dolors Montserrat.
La coalici¨®n de gobierno entre la Liga, Forza Italia y Hermanos de Italia gobierna en 14 de las 20 regiones italianas y mantiene su pulso en todas las encuestas si hoy hubiese elecciones generales. El problema para los socios de la l¨ªder ultraderechista es que Hermanos de Italia no deja de crecer y el proyecto de la primera ministra pasa por construir una derecha dura hegem¨®nica, s¨®lida y amplia. Meloni quiere ser algo as¨ª como la Margaret Thatcher mediterr¨¢nea.
La Uni¨®n Europea y la pol¨ªtica internacional. La visi¨®n geopol¨ªtica de Meloni ha sido uno de los puntos fuertes para mostrarse presentable en Europa. La primera ministra ¨Dhabla ingl¨¦s, franc¨¦s y espa?ol con fluidez¨D ha marcado l¨ªneas rojas en cuestiones como la guerra de Ucrania, su oposici¨®n sin fisuras a la invasi¨®n rusa y a las pol¨ªticas de Vlad¨ªmir Putin, su f¨¦rrea adscripci¨®n a la OTAN y su indiscutible amistad con Estados Unidos. Las cr¨ªticas a la Uni¨®n Europea, aquellos viejos gritos contra ¡°los bur¨®cratas de Bruselas¡± que hasta hace poco lanzaba en los m¨ªtines, han amainado desde que tiene responsabilidades de gobierno y hoy aspira a reformar a su viejo enemigo ¨Dabog¨® por la salida de la UE de Italia¨D desde las instituciones. La reciente firma italiana para reformar el Pacto de Estabilidad o la adscripci¨®n al acuerdo sobre inmigraci¨®n son una muestra de ello.
Meloni es tambi¨¦n la presidenta en la Euroc¨¢mara del grupo parlamentario Europeos Conservadores y Reformistas (ECR), al que pertenecen Vox o el PiS polaco. Y esa posici¨®n, que le ha permitido ejercer de bisagra entre determinados l¨ªderes como el primer ministro h¨²ngaro, V¨ªktor Orb¨¢n, y la UE, ha complicado a veces su relaci¨®n con algunos pa¨ªses como Espa?a, donde ha tenido algunos roces diplom¨¢ticos con el Gobierno de Pedro S¨¢nchez. Extra?¨®, por ejemplo, que recibiera a Santiago Abascal ¨Dcon quien mantiene una gran relaci¨®n¨D al d¨ªa siguiente de que el dirigente de Vox hablase de colgar ¡°boca abajo¡± al l¨ªder del Ejecutivo espa?ol. A¨²n as¨ª, se ha cuidado mucho de no romper ning¨²n v¨ªnculo entre gobiernos.
El polit¨®logo Giovanni Orsina cree que Meloni, tal y como tambi¨¦n se expresaba Manfred Weber este viernes en una entrevista en Corriere della Sera, ha cumplido todos los requisitos para ser una interlocutora respetable para la derecha moderada. ¡°Hace un a?o y medio que dialoga con todos los jefes de Estado, participa en todas las negociaciones, ha firmado el acuerdo sobre inmigraci¨®n, cosa que no ha hecho el Partido Democr¨¢tico [de Italia], ha firmado la reforma del Pacto de Estabilidad, implementa el PNRR [Plan Nacional de Recuperaci¨®n y Resiliencia]¡ No veo cu¨¢l es el problema para pactar con ella¡±, apunta.
La receta econ¨®mica. No hay grandes experimentos ni recetas complejas. Meloni quiso a su llegada reescribir los proyectos del Plan de Recuperaci¨®n Pospandemia, para destinar menos ayudas a la transici¨®n verde. Y, en parte, lo consigui¨®. La pol¨ªtica fiscal y econ¨®mica, sin embargo, sigue la l¨ªnea marcada por Mario Draghi, su predecesor en el Palacio Chigi al frente del Gobierno. ¡°No hay casi diferencias. Es m¨¢s, dir¨ªa que lo ha hecho mejor porque acab¨® con el superbonus (un incentivo que sufragaba hasta con el 110% las reformas en la construcci¨®n), que mantuvo el ¨²ltimo mandato. Pero su pol¨ªtica econ¨®mica es una pol¨ªtica de ahorro¡±, apunta Orsina. La reforma fiscal que prometi¨® a su llegada al poder ha quedado de momento paralizada.
Deportaciones a Albania para frenar la inmigraci¨®n. La primera ministra italiana no ha logrado ninguno de sus objetivos en esta materia y acaba de firmar el Pacto sobre Migraci¨®n y Asilo en Bruselas, que no terminaba de convencer a su socio Salvini ni a los partidos de la ultraderecha m¨¢s radical. Meloni present¨® en campa?a electoral un proyecto de bloqueo naval con buques del ej¨¦rcito para hacer frente a las llegadas de migrantes por mar. No era realista y nunca se formaliz¨®. Las entradas por las costas han alcanzado un r¨¦cord hist¨®rico ¨D157.600 en 2023¨D y la ¨²nica receta hasta ahora ha sido la firma de un acuerdo con el Gobierno de Albania para la creaci¨®n de centros con capacidad de hasta 3.000 personas que podr¨¢n recibir un flujo anual de hasta 36.000 migrantes rescatados en las costas italianas.
El acuerdo, firmado con su hom¨®logo albano, Edi Rama, y que se ver¨¢ materializado en 2024, significa un verdadero salto en el proyecto de deportar de forma encubierta a migrantes y de externalizar los centros de internamiento para aliviar la presi¨®n dentro de las fronteras nacionales y evitar el rechazo popular. Italia sigue as¨ª los pasos del Reino Unido, que ha aprobado el env¨ªo de los solicitantes de asilo a Ruanda.
Derechos sociales. Meloni ha basado parte de su ideolog¨ªa social en la cuesti¨®n de la natalidad. Su partido considera que la ca¨ªda de la tasa de nacimientos es la piedra angular sobre la que deben pivotar cuestiones como el aborto, la inmigraci¨®n o el avance en derechos de la comunidad LGTBI. Para Hermanos de Italia, tal y como ha manifestado el ministro de Agricultura y cu?ado de Meloni, Francesco Lollobrigida, existe el peligro de que se produzca una sustituci¨®n ¨¦tnica.
La idea, aunque jam¨¢s nadie en Hermanos de Italia lo haya expresado as¨ª, alude directamente a la teor¨ªa del Gran Reemplazo, de origen franc¨¦s y seg¨²n la cual los blancos cat¨®licos, y en general la poblaci¨®n cristiana europea, est¨¢n paulatinamente siendo sustituidos por personas de origen no europeo. Concretamente por ¨¢rabes y africanos. Esta conjetura, una teor¨ªa de la conspiraci¨®n defendida por pol¨ªticos de extrema derecha como ?ric Zemmour, que obtuvo casi 2,5 millones de votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas del a?o pasado, es el caballo de batalla de los supremacistas blancos.
Meloni se ha visto obligada a repetir desde su llegada al poder que no tiene intenci¨®n de abolir la ley 194 sobre la interrupci¨®n del embarazo, aprobada en 1978. Su idea, asegura, es potenciar ¡°la prevenci¨®n¡±. Pero hay muchas formas de obstaculizar el derecho al aborto. La primera ministra le ha puesto trabas permitiendo la entrada en los consultorios de asociaciones autodenominadas provida (ahora tambi¨¦n pretenden financiarlas con fondos de la UE), pero tambi¨¦n aceptando que en las regiones que gobierna solo se permita la administraci¨®n de la p¨ªldora abortiva RU-486 hasta la s¨¦ptima semana, y no hasta la novena, como en la mayor¨ªa de Italia.
Adem¨¢s, el Gobierno, impulsado por el ala ultraconservadora, prohibi¨® la inscripci¨®n en el registro municipal de los padres y madres no biol¨®gicos de las parejas del mismo sexo, una situaci¨®n que afecta a 150.000 hogares.
Censura y hegemon¨ªa cultural. La ultraderecha en Italia, pero tambi¨¦n en toda Europa, concluy¨® que perdi¨® la batalla pol¨ªtica y electoral durante a?os porque no fue capaz de construir un relato cultural hegem¨®nico. Esa idea, que expuso el fil¨®sofo comunista Antonio Gramsci, se ha convertido en el ¨²ltimo lustro en el gran caballo de batalla de partidos como Vox en Espa?a; Reconquista, de ?ric Zemmour, en Francia, o Hermanos de Italia. Meloni, a diferencia de en otros campos, no ha tenido reparo en colonizar con directivos y periodistas afines la radiotelevisi¨®n p¨²blica, en censurar a las voces cr¨ªticas y en llevar a los tribunales a todos los intelectuales que criticasen o recordasen el pasado posfascista de su formaci¨®n. Han pasado ya por el banquillo de los acusados autores como Roberto Saviano, la fil¨®sofa Donatella di Cesare o el historiador Luciano Canfora.
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