La infancia es una vida
Recuerdo cosas importantes, de mis abuelos sirios, mi mam¨¢, mi abuela alemana o mi abuelo italiano
Me acuerdo de cosas importantes. Me acuerdo de que mis abuelas usaban perfume s¨®lo cuando iban al m¨¦dico o al banco a cobrar la jubilaci¨®n. Me acuerdo de que mi abuela siria llevaba siempre un pa?uelo de tela en la manga de su saco de lana y de que el pa?uelo peque?o con puntillas era el de salir y el pa?uelo cuadrado grande y sin puntillas era el de andar por casa. ...
Me acuerdo de cosas importantes. Me acuerdo de que mis abuelas usaban perfume s¨®lo cuando iban al m¨¦dico o al banco a cobrar la jubilaci¨®n. Me acuerdo de que mi abuela siria llevaba siempre un pa?uelo de tela en la manga de su saco de lana y de que el pa?uelo peque?o con puntillas era el de salir y el pa?uelo cuadrado grande y sin puntillas era el de andar por casa. Me acuerdo de que mi abuela alemana calzaba 42 y usaba zapatos de var¨®n negros y acordonados que le compraba mi abuelo una vez por a?o. Me acuerdo de que mi madre guardaba ruleros en una bolsa de tela colgada de uno de los toalleros del ba?o, aunque nunca usaba ruleros. Me acuerdo de que el fondo de la casa de mis abuelos sirios estaba repleto de calas y que ellos se las regalaban a los vecinos para los velorios. Me acuerdo de que mi abuela siria recib¨ªa a los testigos de Jehov¨¢ que pasaban regalando la revista La Atalaya y que dec¨ªa que todo era cosa de Dios, tambi¨¦n los testigos de Jehov¨¢ y la revista La Atalaya. Me acuerdo de que mi mam¨¢ ten¨ªa una olla peque?a con cera para depilar y que el olor de la cera caliente se parec¨ªa al olor de la cera para pisos. Me acuerdo de que se dec¨ªa que si uno se quedaba dormido debajo de una higuera se despertaba loco y que por eso nunca me dorm¨ª debajo de ninguna de las higueras que hab¨ªa en el patio de mi casa. Me acuerdo de que con mi abuela alemana jug¨¢bamos a un juego que se llamaba ¡°ponele la cola al burro¡± pero no me acuerdo de qui¨¦n ganaba. Me acuerdo de que a mi abuelo italiano lo operaron de cataratas, y cuando lo fui a visitar al sanatorio ten¨ªa un bonete chico de color verde tap¨¢ndole un ojo. Me acuerdo de que ten¨ªamos un perro que se llamaba Wolf que se contagi¨® la rabia y que lo mataron de un tiro porque nadie se pod¨ªa acercar. Hay un poema de Robin Myers que dice: ¡°No me acuerdo de c¨®mo fue nacer. / Pero me acuerdo de otras cosas. / (¡) la cara de mam¨¢, /abierta como el agua / al abrocharme el mameluco / todos los d¨ªas de mi vida, / en el sentido en que la infancia / es una vida¡±.