Clic, compra, arrepentimiento
Los lectores escriben sobre la compulsividad en las compras ¡®online¡¯, el centralismo, el auge de la extrema derecha y las agresiones sexuales
He sido invadida por el consumismo. Hace a?os, empec¨¦ a comprar ropa por internet, cada vez m¨¢s en menos tiempo, atra¨ªda por las ofertas agresivas. Un d¨ªa, hice mi primera compra en Shein y, cuando lleg¨® el pedido, me dio un golpe de realidad: hab¨ªa comprado una cantidad de ropa que nunca habr¨ªa adquirido en una tienda f¨ªsica. Cada prenda ven¨ªa en una bolsa de pl¨¢stico individual. Es tan f¨¢cil hacer clic y a?adir al carrito que hab¨ªa cosa...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
He sido invadida por el consumismo. Hace a?os, empec¨¦ a comprar ropa por internet, cada vez m¨¢s en menos tiempo, atra¨ªda por las ofertas agresivas. Un d¨ªa, hice mi primera compra en Shein y, cuando lleg¨® el pedido, me dio un golpe de realidad: hab¨ªa comprado una cantidad de ropa que nunca habr¨ªa adquirido en una tienda f¨ªsica. Cada prenda ven¨ªa en una bolsa de pl¨¢stico individual. Es tan f¨¢cil hacer clic y a?adir al carrito que hab¨ªa cosas de las que ni siquiera me acordaba y otras que ni me gustaban. Mi mentalidad acerca de la compra de ropa online cambi¨®. Me di cuenta de que es inhumano el ¨ªndice de consumo de ropa que hay y de lo insostenible que resulta. Escribo esto para todas las personas que han entrado en la din¨¢mica de las compras online, porque no nos damos cuenta de hasta d¨®nde hemos llegado. Hay que intentar frenar este consumismo inviable.
Claudia Rossi Boto. Madrid
M¨¢s all¨¢ de Sol y La Moncloa
Resulta curioso c¨®mo, teniendo Espa?a un per¨ªmetro de aproximadamente unos 9.800 kil¨®metros, parece que la pol¨ªtica se focalice cada vez m¨¢s en la distancia que separa plaza y palacio. No se trata de los otrora 30 kil¨®metros de la M-30, sino de los casi seis que separan la puerta del Sol y el palacio de La Moncloa. En el af¨¢n reduccionista y centralista, convendr¨ªa recordar que hay otros 9.794 kil¨®metros de per¨ªmetro y otras formas de entender Espa?a.
Ram¨®n Puchades Rinc¨®n de Arellano. Valencia
Alzh¨¦imer colectivo
La memoria, esa capacidad a veces tan injustamente denostada. Cualquiera que haya tenido un familiar con la terrible enfermedad de Alzh¨¦imer, habr¨¢ sufrido lo que significa que la persona no te reconozca o que haya olvidado todo su pasado. Son de esas facultades que hasta que no las perdemos no nos damos cuenta de su enorme valor. Ahora me temo que padecemos un alzh¨¦imer colectivo, y, lo que es peor, voluntario, porque no queremos recordar lo que supuso el auge de las ideas y partidos de extrema derecha en el pasado y sus funestas consecuencias. Es triste, y tambi¨¦n terrible, comprobar esta amnesia que parece abocarnos a una realidad de la que ya nos estamos lamentando, porque no nos reconocemos ni a nosotros mismos.
Pedro Catal¨¢n Garc¨ªa. Madrid
Cara dura
Muy pocas espa?olas con cierta experiencia vital desconocemos el momento de ser arrinconadas, violentadas o manoseadas en un espacio p¨²blico por un hombre muy payo, muy espa?ol y, a veces, muy se?or. Eso que nuestras leyes hoy consideran delito de agresi¨®n, hasta hace poco era lo normal. Hay que haber vivido en la inopia, o hay que tener la cara muy dura, para proclamar que las hordas moras vienen a violentar a las mujeres con sus faltas de respeto. Hay que ser c¨ªnico para proclamar que ellos (los de ultraderecha) son quienes van a protegernos, defendiendo al mismo tiempo una idea de macho que lleva d¨¦cadas agredi¨¦ndonos. Es ese macho quien nos pone alerta y de quien tenemos que protegernos las mujeres, las moras tambi¨¦n.
Carmen Campello Ant¨®n. Valencia