M¨¦xico: as¨ª no
Entre amigos no se recurre al chantaje y menos a¨²n entre hermanos. O empezaremos a pensar que, en realidad, estamos ante un ¡®show¡¯ reivindicativo
Las alegr¨ªas nunca suelen rematarse, algo viene a menudo a estropearlas y, ahora que Felipe VI hab¨ªa recuperado la relaci¨®n con la presidencia de la Generalitat, quebrada durante el proc¨¦s por la propia esencia de la monarqu¨ªa como garante de la unidad de Espa?a, falla otra important¨ªsima y de forma sonora: la que tenemos con M¨¦xico. En este caso, sin embargo, se aconseja tranquilidad. Mucha tranquilidad.
Los pa...
Las alegr¨ªas nunca suelen rematarse, algo viene a menudo a estropearlas y, ahora que Felipe VI hab¨ªa recuperado la relaci¨®n con la presidencia de la Generalitat, quebrada durante el proc¨¦s por la propia esencia de la monarqu¨ªa como garante de la unidad de Espa?a, falla otra important¨ªsima y de forma sonora: la que tenemos con M¨¦xico. En este caso, sin embargo, se aconseja tranquilidad. Mucha tranquilidad.
Los pa¨ªses europeos podemos y debemos revisar el relato de nuestra historia, s¨ª, pero nunca como resultado de un chantaje populista por parte de quienes, 500 a?os despu¨¦s del Encontronazo (el mal llamado Descubrimiento), heredaron los apellidos de los que llegaron y no de los que estaban. El matiz no es fundamental, pero no deja de arrojar sorna y de restar autoridad a una reclamaci¨®n un tanto endeble.
Europa debe revisar el relato y las relaciones con las excolonias y algunos gobiernos lo est¨¢n haciendo, pero hay diferencias. B¨¦lgica, cuyo monarca viaj¨® en 2022 a Congo para manifestar su ¡°profundo pesar¡± por los abusos coloniales, cort¨® las manos a los recolectores de caucho que no alcanzaban la cuota asignada y dej¨® un severo y brutal genocidio en ?frica hasta entrado el siglo XX. Qu¨¦ decir del Reino Unido, que masacr¨® a rebeldes, expoli¨®, esclaviz¨® a muchachos y expropi¨® tierras y aldeas a mayor gloria de Su Majestad, una reina a la que apenas acabamos de enterrar. En los a?os sesenta, que hist¨®ricamente es equivalente a antes de ayer, sus agentes coloniales estaban quemando documentos incriminatorios en piras visibles a kil¨®metros a la redonda en puntos de todo el planeta, desde Nueva Delhi a Nairobi. Fue la Operaci¨®n Legacy, que a¨²n permaneci¨® en secreto hasta el hallazgo reciente de miles de archivos en Londres. Muchas v¨ªctimas a¨²n viven. Tambi¨¦n Alemania pidi¨® perd¨®n en 2023 por los excesos cometidos en ?frica hasta el siglo XX.
Espa?a tambi¨¦n saque¨®, mat¨® y cometi¨® terribles excesos y hay que reconocerlo, aunque, sinceramente, terminaron hace ya m¨¢s de dos siglos. Desde entonces Francia nos ha invadido, por ejemplo, sin que por ello dejemos de invitarles a una toma de posesi¨®n por lo que hizo Napole¨®n. Ni dejaremos de invitar a los ingleses a pesar de Trafalgar. Todos hemos vuelto a ser amigos.
Fuera de bromas. Nada de todo lo que hicieron nuestros antepasados ocurri¨® sin consecuencias y las nuevas generaciones debemos abordarlo. Pero no con chantajes. No como resultado de discursos facilones en busca de crear un enemigo exterior. Entre amigos, exigir una petici¨®n de perd¨®n a cambio de la invitaci¨®n a una fiesta es un reto humillante. Entre iguales eso no se hace y menos a¨²n entre hermanos. O empezaremos a pensar que, en verdad, estamos ante un show reivindicativo. ?Lo hablamos?