Todas mis amigas hetero est¨¢n colgadas del mismo t¨ªo
Adam Brody, nuevo novio de internet para las mayores de 35, interpreta a un rabino sensible en ¡®Nadie quiere esto¡¯, la serie que se ha convertido en un fen¨®meno rom¨¢ntico
Todas las mujeres hetero a las que conozco est¨¢n ahora mismo colgadas del mismo t¨ªo. Me lo repiten amigas en los bares, en mis chats del m¨®vil y hasta me lo recuerdan desconocidas cada vez que abro las redes. Todas suspiran por Noah Roklov, el personaje de Adam Brody en la serie Nadie quiere esto, la comedia rom¨¢ntica de Netflix convertida en el fen¨®meno que nadie vio venir en la era del hast¨ªo femenino con los hombres. Diez cap¨ªtulos que no llegan a los 30 minutos han bastado para combatir el pesimismo y devolver la fe femenina en la posibilidad del romance hetero.
Nadie quiere esto va del enamoramiento entre Noah, un rabino ingenioso de mente abierta, y Joanne (Kristen Bell), una podcaster agn¨®stica que triunfa con el programa que graba con su hermana hablando de sexo y del infierno contempor¨¢neo de la cultura de las citas. Como indica el t¨ªtulo de la serie, todo ir¨¢ en su contra: Noah acaba de romper una relaci¨®n de toda la vida con una buena chica jud¨ªa que, sobre el papel, era la ideal en su comunidad religiosa, y Joanne deber¨¢ lidiar con su mochila de inseguridades y su distancia frente a las convenciones familiares y laborales de Noah.
Para lo que nos ata?e aqu¨ª, el juda¨ªsmo es lo de menos. No importa que la ficci¨®n est¨¦ inspirada en la historia de conversi¨®n por amor de su creadora (Erin Foster) y tampoco que sea una evoluci¨®n del tab¨² religioso de El p¨¢jaro espino o de aquella brecha er¨®tico-sexual insalvable que se vivi¨® con el cura de Fleabag. En Nadie quiere esto el sexo entre los protagonistas se practica con regularidad y satisfacci¨®n desde el principio. Esas escenas no son, precisamente, las culpables de este cuelgue compartido con su protagonista masculino.
¡°Adam Brody ha curado a todas las chicas a las que les dijeron que eran ¡®demasiado¡± (50.000 me gusta suscriben la frase en X). ¡°Estoy obsesionada con c¨®mo Noah sujeta la cara de Joanne cuando la besa¡± (7.000 corazones de aprobaci¨®n). Mientras, Vanity Fair escribe que ¡°Adam Brody estrena su era de rabino hot¡± (¡±buenorro¡±). ?Qu¨¦ tiene ese hombre que no tenga el resto?
Si Brody es el nuevo novio de internet es porque para muchas treinta?eras y mujeres en sus 40 ni siquiera es Adam Brody. En su cabeza siempre ser¨¢ Seth Cohen, el personaje de la serie adolescente The OC al que interpret¨® y del que se encaprich¨® toda una generaci¨®n de chicas ansiosas por encontrar a un t¨ªo guapo, listo, divertido y decente: un buen t¨ªo. Brody tambi¨¦n encaja en los par¨¢metros que la cr¨ªtica cultural Anne Helen Petersen ha estipulado en su ¡±teor¨ªa unificada del triunfo masculino¡±. Adem¨¢s de que les quede bien la ropa y tengan sentido del humor, las entrevistas y las interacciones p¨²blicas de los nuevos galanes deben desprender, seg¨²n esa teor¨ªa, que a ese actor ¡°le gustan las mujeres¡± en la vida real. Y no solo en el plano sexual. No se trata de hombres que saben que pueden controlarlas o dominarlas. Como Ryan Gosling, como Glenn Powell o como Paul Mescal, Adam Brody forma parte de esa liga cuyos miembros aprecian a las mujeres, disfrutan de su compa?¨ªa, las entienden, escuchan y, lo imprescindible: se lo pasan bien de forma genuina con ellas.
?Por qu¨¦ que medio internet anda desmayado con la forma en la que coge la cara Adam Brody cuando besa? La serie no resulta especialmente brillante y est¨¢ cargada de t¨®picos, pero la cosa anda tan raqu¨ªtica en el list¨®n de la heterosexualidad femenina que no sorprende que muchas se hayan quedado sin respiraci¨®n por ver a un hombre sostener los hombros de una mujer y decir mir¨¢ndole a los ojos ¡°I can handle you¡± (¡°puedo manejarte¡±). Una nueva f¨®rmula que entierra al ¡°c¨¢sate conmigo¡± y que, para qu¨¦ enga?arnos, suena mucho m¨¢s satisfactoria.