Pueblos fantasmas
Los lectores escriben sobre la despoblaci¨®n, la miseria moral de algunos pol¨ªticos, las v¨ªctimas de la dana en Valencia, y los prejuicios asociados a las profesiones creativas
Tere ya no sale a regar las plantas del balc¨®n; Irati ya no juega en el parque del colegio; Jos¨¦ ya no pasea con su vara; Chus ya no reparte pan con su furgoneta, y yo no corro hacia el bus del instituto. Ya no somos los mismos, pienso mientras contemplo el balc¨®n muerto de Tere, cuyas coloridas macetas son ahora la tumba de lo que alguna vez fueron vibrantes geranios. Deambulo por las calles de mi pueblo pregunt¨¢ndome desde cu¨¢ndo las casas est¨¢n tan vac¨ªas, desde cu¨¢ndo las persianas est¨¢n bajadas, desde cu¨¢ndo no se oficia misa un lunes. Las calles parecen im¨¢genes congeladas en el tiempo; todo sigue igual y nada ha cambiado. Sin embargo, nunca volveremos a ser los mismos. ?Cu¨¢ndo la gente se fue y ni me enter¨¦? ?Cu¨¢ndo las calles quedaron paralizadas en el tiempo y ni me enter¨¦? ?Cu¨¢ndo mi hogar se convirti¨® en un ata¨²d de recuerdos de la infancia y ni me enter¨¦? Respiro: jam¨¢s volver¨¢ a ser lo mismo, jam¨¢s volveremos a ser los mismos.
Mar¨ªa J Lanas. Murillo el Fruto (Pamplona)
Miseria moral
A golpe de tuits muchos pol¨ªticos est¨¢n pidiendo cabezas. De quien sea, para disimular que hacen algo. Exigen enviar a todo el ej¨¦rcito a Valencia porque dicen que el Gobierno no hace nada. Se est¨¢n enviando miles de militares y todas las ayudas solicitadas por la comunidad aut¨®noma. Llegar all¨ª es una odisea y coordinar eficazmente a todos los efectivos de un d¨ªa para otro no debe ser tarea f¨¢cil. Ante la magnitud de esta cat¨¢strofe lo que m¨¢s sobra son par¨¢sitos que se aprovechan de una desgracia as¨ª para sacar r¨¦dito pol¨ªtico en lugar de arrimar el hombro. Me revuelve el est¨®mago y me apena profundamente la ¨ªnfima calidad humana de estos pol¨ªticos que hacen oposici¨®n destructiva con un pueblo hasta el cuello de lodo. Afortunadamente, frente a la miseria moral de algunos que viven del voto, el pueblo, como siempre, se levanta.
Nani Escobar Ruiz. Granada
Solo n¨²meros
La tragedia en Valencia no solo denota la incoherencia pol¨ªtica, sino que muestra como los derechos laborales son pisoteados con tant¨ªsima facilidad. Nos han convertido en un n¨²mero m¨¢s, donde la protecci¨®n de nuestra propia vida ha pasado a ser algo secundario. Entre la incertidumbre y preocupaci¨®n generada, todav¨ªa queda un espacio para la culpa y el reproche. Sentirte mal por haber priorizado salvarte a cuadrarle las cuentas a alguien, no deber¨ªa tener cabida en ninguna sociedad.
Miguel Villar Rodr¨ªguez. Ourense
Vivir del cuento
A lo largo de mi vida de estudiante, as¨ª como de mi vida laboral, se me han acercado a cuestionarme con: ¡°?No has pensado en cambiar de carrera laboral?¡±. Incluso me han llegado a preguntar si no preferir¨ªa tener un trabajo normal. Quiz¨¢s son preguntas comunes, pero cuando el entorno sigue insistiendo en ello cuando tienes m¨¢s de 35 a?os, estas ya no pasan tan desapercibidas. Con el hecho de querer vivir del cuento, no me refiero al hecho de vivir del ¡®¡¯aire¡®¡®. A veces hay quienes queremos vivir de nuestra creatividad, crear algo propio, sea cuentos infantiles, libros¡ Qui¨¦n sabe, quiz¨¢s alg¨²n d¨ªa nuestras palabras ser¨¢n m¨¢s valiosas que los comentarios recibidos hacia nuestra persona.
Paula Porta Mel¨¦ndez. Barcelona