Hacer pol¨ªtica
Espanta pensar que haya tenido que ocurrir una tragedia para que algunos hayan ca¨ªdo en que los cargos no son solo para los afines, sino para quienes mejor pueden hacerlo
En las primeras horas tras la dana, Carlos Maz¨®n tom¨® una decisi¨®n pol¨ªtica: quedarse. En virtud de esa, que fue la principal, el president de la Generalitat valenciana fue tomando luego el resto de sus decisiones, que pasan por buscar culpables, sacudirse las responsabilidades y elaborar eso que llaman un relato y que, en realidad, consiste en hacer que se olvide aquello que no inter...
En las primeras horas tras la dana, Carlos Maz¨®n tom¨® una decisi¨®n pol¨ªtica: quedarse. En virtud de esa, que fue la principal, el president de la Generalitat valenciana fue tomando luego el resto de sus decisiones, que pasan por buscar culpables, sacudirse las responsabilidades y elaborar eso que llaman un relato y que, en realidad, consiste en hacer que se olvide aquello que no interese. Ese es el famoso relato del que tanto se habla en pol¨ªtica: un malabarismo para distraernos. As¨ª, con un goteo de nombramientos, Maz¨®n trata de que importe menos su agenda de aquel d¨ªa y el hecho de que llegara al Cecopi cuando ya se hab¨ªa valorado ¡ªsin ¨¦l¡ª la posibilidad de confinar a la poblaci¨®n.
El relato exige ocupar titulares, y de ah¨ª que la Generalitat dosifique los anuncios, para que parezca que Maz¨®n adopta sin parar decisiones nuevas, aunque no lo sean: la decisi¨®n fundamental fue una y ¨¦l la tiene clara desde el principio. Le hac¨ªa falta, eso s¨ª, ganar tiempo, porque cada d¨ªa que pasa es una ocasi¨®n para que quienes celebraron la coordinaci¨®n de las administraciones en las primeras horas puedan decir ahora que la culpa es del sistema y de la vicepresidenta espa?ola que aspira a serlo de la Comisi¨®n Europea.
Comprom¨ªs ha planteado una moci¨®n de censura que no prosperar¨¢ y el PSOE ha pedido de Maz¨®n la dimisi¨®n que Maz¨®n no les dar¨¢. A cambio, los socialistas han ofrecido sus votos para un gobierno t¨¦cnico. En vez de eso, el president ha puesto al frente de la reconstrucci¨®n al teniente general Gan Pampols, un hombre de prestigio que se presenta a s¨ª mismo como un cargo t¨¦cnico, ajeno a la confrontaci¨®n de los partidos. De hecho, Alberto N¨²?ez Feij¨®o asegur¨® en la Cope que el teniente general no viene a hacer pol¨ªtica.
¡°Gan Pampols no viene a hacer pol¨ªtica, sino a reconstruir¡±. Feij¨®o lo dijo as¨ª, como si fuera casi una contradicci¨®n. Y, en verdad, esa frase explica muchas cosas. Explica que resulte llamativo el nombramiento de alguien acreditado, del que se espera que haga lo que tiene que hacer sin pedir permiso o comprensi¨®n del partido. Alguien que pueda tomar decisiones sin miedo a que la direcci¨®n le aparte de una lista electoral o del reparto de cargos y subvenciones. Explica que se presente como apol¨ªtico lo que en realidad quiere decir apartidista, que es distinto. Que llegue quien lo merezca y no quien conociera al l¨ªder desde hace m¨¢s tiempo.
Si todas esas facultades ¡ªque son las que se esperan de Pampols¡ª son lo contrario a lo que se entiende por hacer pol¨ªtica, no hace falta que le demos muchas vueltas a la pregunta de qu¨¦ le pasa en general a la pol¨ªtica. Espanta pensar que haya tenido que ocurrir una tragedia de esta magnitud para que algunos hayan ca¨ªdo en que los cargos que repartieron no eran solo para los afines, sino para quienes mejor pod¨ªan hacerlo en las peores circunstancias. Hacer eso, precisamente, es lo que uno hubiera llamado hacer pol¨ªtica: nombrar a los que m¨¢s se lo merecen para servir a los dem¨¢s.