Otro ¨®rdago de Puigdemont

Junts per Catalunya quiere que Pedro S¨¢nchez se someta a una cuesti¨®n de confianza en el Congreso de los Diputados, dado que considera negativo el balance del a?o transcurrido desde que sus siete votos contribuyeron a la investidura del presidente del Gobierno. Carles Puigdemont escenific¨® este lunes la amenaza en una rueda de prensa en Bruselas en la que utiliz¨® su habitual ret¨®rica desafiante. En los ¨²ltimos meses, Puigdemont ha rechazado la jefatura de la oposici¨®n en el Parlament de Catalu?a, puesto que le correspond¨ªa, pero que le obligaba a poner fin al autoexilio con el que ha conseguido eludir a la justicia. En tales condiciones y sin esca?o en el Parlamento Europeo ¡ªrenunci¨® a presentarse a las elecciones europeas para hacerlo a las auton¨®micas catalanas¡ª, son crecientes sus dificultades para mantener la visibilidad medi¨¢tica, el instrumento con el que mejor ha sabido manejarse desde su fracaso de 2017.

Ahora tiene enfrente el notable balance de Salvador Illa a los 100 d¨ªas de llegar al Govern y la necesidad de sostener la subasta de radicalidad independentista con Esquerra en el marco de la inminente elecci¨®n de un l¨ªder para los republicanos. El movimiento de Puigdemont no se entiende sin ese contexto, que condiciona el nuevo ¨®rdago de los siete diputados a sus ¨®rdenes ante un Gobierno que los necesitar¨¢ para aprobar los Presupuestos Generales del Estado. La forma que ha adoptado es una proposici¨®n no de ley que debe pasar por la Mesa del Congreso antes de su hipot¨¦tica discusi¨®n en el hemiciclo, circunstancia que, de prosperar, no se dar¨¢ antes de febrero.

Junts siempre encontrar¨¢ materia para nuevas exigencias con las que alimentar su presi¨®n, pero esta vez lo relevante es la coincidencia entre Puigdemont y Alberto N¨²?ez Feij¨®o en la expresi¨®n de desconfianza hacia S¨¢nchez. Resulta ine?vitable interpretar la cuesti¨®n de confianza como el amago de una moci¨®n de censura entre polos te¨®ricamente contrarios ¡ªJunts y PP-Vox¡ª para derribar al Gobierno. La proposici¨®n impulsada por Junts es perfectamente constitucional y ser¨ªa incluso l¨®gica si fueran buenos los argumentos para presentarla. No es el caso, puesto que la mayor parte de los reproches ¡ªlanzados d¨ªas despu¨¦s de votar a favor de la reforma fiscal promovida por el Gobierno¡ª se dirigen hacia asuntos cuya resoluci¨®n no depende del Ejecutivo, como la lentitud en la aplicaci¨®n de la ley de amnist¨ªa ¡ªaprobada por el Congreso pero torpedeada por algunos jueces¡ª o el reconocimiento de la lengua catalana en el Parlamento Europeo.

Pese a que alimenta una inestabilidad que conviene m¨¢s a Puigdemont que a Junts ¡ªque se aleja de la vocaci¨®n de centralidad que dice querer recuperar¡ª hay que celebrar que el l¨ªder independentista recurra a los mecanismos institucionales previstos en la Constituci¨®n espa?ola. Y hay que animar por el mismo camino a Feij¨®o con la moci¨®n de censura: la v¨ªa parlamentaria es siempre la salida democr¨¢tica a las discrepancias entre partidos pol¨ªticos, no la unilateral, ni la judicial, ni la callejera.

Si la iniciativa de Junts es una mera estrategia de negociaci¨®n presupuestaria se ver¨¢ tarde o temprano: los posconvergentes acostumbran a conseguir foco elevando la apuesta y la temperatura de los titulares, como es propio de las organizaciones obligadas a gesticular cuando tienen problemas de credibilidad o de relevancia. Si no es una estrategia negociadora y Puigdemont ha decidido empezar a visibilizar una nueva mayor¨ªa con el PP y Vox quedar¨¢ claramente reflejado en la votaci¨®n para la tramitaci¨®n de la cuesti¨®n de confianza. Aunque sea simb¨®licamente, puesto que someterse a una cuesti¨®n de confianza solo depende del presidente del Gobierno.