En busca de una narrativa europea
Vivimos en un mundo con una brutal pugna entre voluntades de potencia. Los europeos necesitan articular una visi¨®n com¨²n para forjar la voluntad unitaria indispensable en este nuevo tiempo
Las capacidades son un elemento crucial de la vida, pero las voluntades no lo son menos. En un mundo de voluntades de acero ¡ªla de Rusia de reconstruir el imperio, la de China de convertirse en potencia de referencia, la EE UU de retener su primac¨ªa¡ª la UE adolece de un problema de voluntad. De entrada, por una cuesti¨®n estructural: pese a la creciente integraci¨®n, sigue siendo un conjunto de 27 pa¨ªses con diferentes intereses. Pero, tambi¨¦n, por la incapacidad de construir una narrativa clara, que convenza claramente a sus ciudadanos de que los intereses esenciales son comunes, que estos son ...
Las capacidades son un elemento crucial de la vida, pero las voluntades no lo son menos. En un mundo de voluntades de acero ¡ªla de Rusia de reconstruir el imperio, la de China de convertirse en potencia de referencia, la EE UU de retener su primac¨ªa¡ª la UE adolece de un problema de voluntad. De entrada, por una cuesti¨®n estructural: pese a la creciente integraci¨®n, sigue siendo un conjunto de 27 pa¨ªses con diferentes intereses. Pero, tambi¨¦n, por la incapacidad de construir una narrativa clara, que convenza claramente a sus ciudadanos de que los intereses esenciales son comunes, que estos son m¨¢s importantes que los nacionales y que requieren esfuerzos. Esa convicci¨®n ciudadana facilitar¨ªa la acci¨®n de los pol¨ªticos. Pero no la hay en medida suficiente.
Esta importante cuesti¨®n ha aflorado de forma espont¨¢nea en distintos debates de la conferencia Grand Continent Summit, organizada por la hom¨®nima revista paneuropea en el Valle de Aosta la semana pasada, un foro excelente para tomar el pulso del devenir de Europa. Pierre Heilbronn, enviado especial de Francia para la ayuda y la reconstrucci¨®n de Ucrania, se refiri¨® a la cuesti¨®n, al desaf¨ªo de trabajar en las narrativas, recordando palabras de Pascal Lamy ¡ªotro participante en la conferencia¡ª quien considera un problema el que los europeos no tengan todav¨ªa sue?os y miedos comunes. Esos son los verdaderos tejidos de una dimensi¨®n pol¨ªtica y geopol¨ªtica unitaria.
En esa l¨ªnea, el historiador Ian Garner se?al¨® la fuerza de la narrativa rusa, distorsionada pero movilizadora, la cual sostiene que Rusia se halla ¡°en un gran combate metaf¨ªsico con Occidente, una guerra de la que depende su propia existencia¡±. No es verdad, pero es potente. ¡°?Qu¨¦ narrativa tenemos en Europa para responder a eso?¡±, pregunt¨® a continuaci¨®n el historiador. En otra sesi¨®n, Josep Borrell tambi¨¦n toc¨® esa tecla, se?alando que es necesaria mucha pedagog¨ªa para que los europeos entiendan por qu¨¦ es necesario apoyar a Ucrania. A continuaci¨®n, invit¨® a imaginar el escenario consiguiente a la falta de apoyo: tanques rusos en Kiev, soldados del Kremlin en la frontera con Polonia, Rusia controlando el 40% del mercado mundial del trigo. A ello habr¨ªa que a?adirle el envalentonamiento global de reg¨ªmenes que calculan que se pueden conseguir a la fuerza cosas ilegales.
Los sondeos muestran que hay un embri¨®n de sentimiento europeo que respalda nuevas construcciones comunes. El ¨²ltimo Eurobar¨®metro muestra los mayores niveles de confianza en la UE desde 2007. Un sondeo encargado por El Grand Continent y llevado a cabo por la consultora Cluster 17 en Alemania, Francia, Italia, Espa?a y B¨¦lgica se?ala un respaldo consistente a profundizar en la integraci¨®n y una sorprendente preferencia por una Defensa europea com¨²n por encima de la OTAN o de contar solo con el Ej¨¦rcito nacional (con Francia en contratendencia en ambos casos). Pero esta disposici¨®n de fondo no es sin¨®nimo de pleno respaldo a ciertas cosas que parece esencial hacer, como reforzar la defensa o llevar a cabo fuertes inversiones que garanticen una mayor autonom¨ªa de Europa en ciertas ¨¢reas industriales y tecnol¨®gicas. Inversiones que requieren o bien nuevo endeudamiento o reducir otras partidas.
La verdad es que para no convertirnos en un espacio irrelevante y, lo que es peor, dependiente, la UE debe hacer muchas cosas que requieren muchos esfuerzos. La lista de lo que puede ocurrir si no lo hacemos va desde ¡ªmuy pronto¡ª un acuerdo sobre Ucrania sellado entre Trump y Putin (con Xi de padrino cercano) por encima de las cabezas de ucranianos y europeos hasta quedarnos expuestos a la benevolencia de otros en cuanto a materias primas estrat¨¦gicas o tecnolog¨ªas clave de ¨²ltima generaci¨®n. Desde una decisi¨®n de Putin de seguir reconstruyendo su imperio atacando a otro pa¨ªs porque sabe que la defensa es blanda hasta una de Xi cortarnos suministros clave en el marco de broncas comerciales y geopol¨ªticas.
?C¨®mo deber¨ªa ser esa narrativa, aquella que convence a hacer lo que es necesario? Por supuesto nadie tiene la respuesta redonda, y desde luego no la tiene esta peque?a columna. Pero es probable que tenga a que ver con una mezcla equilibrada de los dos conceptos de Lamy: sue?os y miedos comunes. Y, pens¨¢ndolo, se pueden enfocar algunos. ?Les gusta la idea de un espacio de prosperidad, libertad y cohesi¨®n social? ?Les aterra la idea de la violencia como herramienta para subyugar otros pueblos y cambiar fronteras? Si usted es europeo, aquel sue?o y ese miedo conducen a la misma respuesta para realizarse ¡ªel primero¡ª y evitarse ¡ªel segundo¡ª: es m¨¢s integraci¨®n europea, con considerables esfuerzos. En alg¨²n lugar entre esos dos ejes est¨¢ la narrativa para forjar la voluntad necesaria para conseguirlo.