Por un acuerdo en vivienda
Se agradece que Gobierno y oposici¨®n planteen sus soluciones al gran problema de Espa?a, aunque se echa de menos mayor ambici¨®n
No hace falta pasi¨®n por el consenso pol¨ªtico ¡ªcasi inexistente hoy¡ª para encontrar puntos de contacto entre el Gobierno y la oposici¨®n sobre la vivienda. Al menos para debatir y, en su caso, acordar con urgencia una pol¨ªtica p¨²blica que afronte el apremiante problema del acceso a un hogar. Para ello ser¨¢ necesario el acuerdo de todas las administraciones con competencias en el ramo: Ejecutivo central, Comunidades Aut¨®nomas y Ayuntamientos, sean del color que sean. Por eso es una buena noticia que el principal problema de la sociedad espa?ola haya sido objeto en los ¨²ltimos d¨ªas de sendas propuestas ¡ªaunque distintas y hasta contradictorias¡ª por parte del Gobierno progresista y del Partido Popular.
La conexi¨®n entre ambas se limita al diagn¨®stico del drama y a exigencias gen¨¦ricas para resolverlo: ampliar la oferta de vivienda, acelerar la pol¨ªtica de rehabilitaci¨®n, movilizar suelo construible, agilizar los tr¨¢mites administrativos o arbitrar apoyos econ¨®micos y jur¨ªdicos oficiales. Todo ello supone intensificar la actuaci¨®n p¨²blica para corregir los errores de un mercado imprescindible pero desbocado. Por m¨¢s que Alberto N¨²?ez Feij¨®o demonice todo control de la pol¨ªtica sobre la econom¨ªa calific¨¢ndolo de ¡°intervencionismo¡±.
Pese a todo, tanto el ¨¦nfasis del presidente del Gobierno en la colaboraci¨®n p¨²blico-privada como el reconocimiento conservador ¡ªeso s¨ª, impl¨ªcito¡ª de que no basta con el juego espont¨¢neo de la oferta y la demanda para encauzar la tragedia social de la vivienda podr¨ªan guiar la b¨²squeda de soluciones. Por ejemplo, mediante una reforma de la ley del Suelo que evite que cualquier denuncia parcial a un proyecto lo paralice enteramente, tal y como asume la Declaraci¨®n de Asturias del PP. Lo parad¨®jico es que los populares rechazaron en mayo el proyecto de ley que inclu¨ªa esa reforma. O bien mediante la reducci¨®n del plazo de tr¨¢mites informativos, que el PP propone ahora en la estela del reciente plan de la Generalitat lanzado por el socialista Salvador Illa. Sin olvidar el desarrollo de avales p¨²blicos en caso de impago como salvaguarda para inquilinos y propietarios.
El programa (casi) integral que Pedro S¨¢nchez esboz¨® ayer parte con una ventaja inicial, la de poner el foco en el n¨²cleo del problema: el segmento social de menores ingresos (el 40% de los espa?oles), que dispone con dificultad o aspira a disponer de una vivienda en alquiler (el 17% de la poblaci¨®n), especialmente los j¨®venes de 18 a 35 a?os que habitan en las grandes conurbaciones metropolitanas. Es notable el consenso de los expertos sobre la evidencia de que ah¨ª fermenta el drama.
El plan del Gobierno mejora sus aproximaciones anteriores merced a su vocaci¨®n integral: la acci¨®n p¨²blica y la colaboraci¨®n con el sector privado, la pol¨ªtica de oferta (empezando por el suelo edificable) y el apoyo a la demanda, el cr¨¦dito y la subvenci¨®n o la planificaci¨®n urbana. La movilizaci¨®n de dos millones de metros cuadrados de suelo residencial sobre los que construir una potente oferta de alquiler a trav¨¦s de la nueva Empresa P¨²blica Empresarial del Suelo (Sepes) tiene m¨¢s sentido que la recurrencia a las 30.000 viviendas de la Sareb para garantizar que los pisos protegidos lo sigan siendo. Se evitar¨ªa as¨ª la privatizaci¨®n del parque p¨²blico de vivienda, a veces en beneficio de fondos buitre como los favorecidos en su d¨ªa por la alcaldesa madrile?a Ana Botella.
Otro pilar del plan es la colaboraci¨®n p¨²blico-privada mediante los Proyectos Estrat¨¦gicos para la Recuperaci¨®n y Transformaci¨®n Econ¨®mica (PERTE) inaugurados en otros sectores con los fondos Next Generation de la UE. Nuevos sistemas de construcci¨®n industrializados, avales p¨²blicos a inquilinos y propietarios, apoyos a quienes activen su vivienda si est¨¢ vac¨ªa o un audaz gravamen a la compra por parte de extranjeros extracomunitarios no residentes (para priorizar el acceso de los residentes en Espa?a) son algunas de las medidas de est¨ªmulo m¨¢s novedosas. Sin olvidar la regulaci¨®n fiscal de los pisos tur¨ªsticos, uno de los factores del sobrecalentamiento de la demanda. El aprecio por las familias ahorradoras tambi¨¦n es un buen paso, aunque perviva cierta confusi¨®n entre especulaci¨®n e inversi¨®n: no toda la inversi¨®n en vivienda es especulativa. Y sobre todo, no debe serlo.
El programa del PP, que gobierna en 12 Comunidades Aut¨®nomas, pasa por alto el n¨²cleo del problema y se centra en un discutible derecho no ya a la vivienda sino a esta ¡°en propiedad¡±, de ah¨ª que la subraye frente al alquiler. Adem¨¢s, replica la especialidad del partido: proponer rebajas impositivas. Algunas podr¨ªan ser de utilidad en este ¨¢mbito concreto, pero otras apuntan a favorecer a quienes ya disponen de una situaci¨®n holgada para adquirir una casa, lo que no har¨ªa m¨¢s que ahondar en el d¨¦ficit auton¨®mico al tiempo que se promueve la desigualdad, que en la sociedad espa?ola tiene una de sus mayores fuentes en la vivienda.
El problema habitacional es tan grave en Espa?a que se corre el riesgo de quedarse en propuestas ¡ªcomo las del PP¡ª que, en el mejor de los casos, resultan meramente paliativas y en el peor, recuerdan a las que alimentaron la burbuja inmobiliaria. Las del Gobierno, m¨¢s ajustadas a la realidad de la evoluci¨®n del mercado en 2025, podr¨ªan resultar eficaces en un lustro. Hay que agilizar las medidas que puedan tener repercusi¨®n inmediata porque Espa?a necesita medidas que tambi¨¦n funcionen a corto plazo, con una ambici¨®n a la altura del reto al que se enfrentan. Con todo, hay que dar la bienvenida a este, de momento, t¨ªmido intento de hacer pol¨ªtica a trav¨¦s de propuestas contrastadas en vez del ruido cotidiano. Ojal¨¢ dure m¨¢s de 48 horas.