El negacionismo mata
Los lectores escriben sobre la gesti¨®n de Maz¨®n, las pol¨ªticas neoliberales, la memoria hist¨®rica y la sede de la Comunidad de Madrid, y la libertad de expresi¨®n
Tras las ¨²ltimas declaraciones del presidente de la Generalitat valenciana no puedo sentir otra cosa que bochorno y sonrojo. Su primera decisi¨®n cuando se hizo con el poder fue eliminar una unidad de emergencias creada por su antecesor, Ximo Puig, afirmando que era un chiringuito y una ocurrencia. Sus pactos con negacionistas del cambio clim¨¢tico como Vox han mediatizado su manera de afrontar la fat¨ªdica jornada en la que se rompi¨® el cielo. Mantuvo en todo momento su agenda, desoyendo a t¨¦cnicos y sin activar un sistema de alarma que ya caus¨® quejas en Madrid con motivo de la tormenta Filomena por parte de los sectores de ultraderecha. Su negacionismo es ahora su condena, ya que no va a lograr no solo gobernar, sino llevar una vida normal sin que se le pregunte d¨®nde demonios estuvo ese d¨ªa y por qu¨¦ no estuvo al mando. mando.
Pedro Mar¨ªa Benito. Vitoria
La motosierra, para ellos
Si los presidentes de las comunidades aut¨®nomas no tienen ninguna responsabilidad en situaciones de crisis (la dana en Valencia, los ancianos abandonados en las residencias durante la pandemia en la Comunidad de Madrid); si en situaci¨®n de normalidad todo lo que no va bien es responsabilidad del Gobierno central; si, adem¨¢s, la labor de oposici¨®n de las derechas ultraliberales solo consiste en insultar, creo que por coherencia se deber¨ªan aplicar a s¨ª mismos las motosierras de recorte del sector p¨²blico que tanto admiran, porque sus puestos salen demasiado caros para el limitado valor que aportan.
Pablo de Vera Moreno. Madrid
El edificio de Puerta del Sol
Isabel D¨ªaz Ayuso, por su edad, no vivi¨® la dictadura franquista, pero yo, con 75 a?os, s¨ª y fui testigo en mi entorno de las palizas que les propinaron a mis amigos s¨®lo por no comulgar con las ideas del dictador, en los calabozos del edificio desde el que ahora ella ejerce la presidencia. En su carta al ministro V¨ªctor Torres se?ala que el pueblo de Madrid ¡°asocia tal edificio con la libertad y la concordia¡± para no declarar el lugar como de memoria democr¨¢tica. Pero ese edificio no es de su propiedad, ni siquiera de la Comunidad, sino de todo el pueblo espa?ol y en particular de aquellos que fueron torturados en sus s¨®tanos.
Ana Alonso Castrillo. Madrid
Los l¨ªmites de la libertad de expresi¨®n
Vivimos en una sociedad donde la libertad de expresi¨®n es un derecho fundamental. Pero me pregunto: ?deber¨ªa tener alg¨²n l¨ªmite? En las redes sociales es muy f¨¢cil encontrar mensajes de odio o mentiras que se comparten sin parar. ?D¨®nde acaba el derecho a opinar y empieza el faltar al respeto? Defender la libertad de expresi¨®n no puede ser excusa para discriminar o para difundir noticias falsas que acaban haciendo da?o a mucha gente. Al final, encontrar un equilibrio es esencial para protegernos a todos.
Ana Soler. Barcelona
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