El bloqueo documental para expulsar a j¨®venes extutelados de Melilla
Los adolescentes migrantes acogidos por la Ciudad Aut¨®noma acaban en situaci¨®n de irregularidad y con orden de expulsi¨®n al cumplir la mayor¨ªa de edad por las trabas administrativas a las que se enfrentan, agravadas por la crisis de la covid-19
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El tiempo corre contra reloj para los menores migrantes acogidos por la Ciudad Aut¨®noma de Melilla a pesar de llevar hasta tres a?os o incluso m¨¢s bajo su tutela. Cada d¨ªa que pasa es un d¨ªa menos para cumplir la mayor¨ªa de edad. Lejos de celebrar la llegada de los 18 a?os, temen ser expulsados del pa¨ªs por encontrarse con una situaci¨®n documental irregular derivada de la dejaci¨®n de funciones de la administraci¨®n a la hora de cumplir con los procedimientos y plazos para regularizar la situaci¨®n de los j¨®venes tutelados por el Estado. Este temor queda apaciguado por el actual cierre de frontera derivado a la crisis sanitaria, pero latente a la espera de conocer la fecha de reapertura y, consecuentemente, de reactivaci¨®n de las expulsiones.
Karim y Said son dos chicos marroqu¨ªes, residentes en el centro de menores de La Pur¨ªsima, que prefieren utilizar estos pseud¨®nimos para compartir sus testimonios y evitar represalias. Llegaron a la ciudad espa?ola hace casi un a?o, procedentes de diferentes localidades del norte de Marruecos, pero con un contexto sociofamiliar similar: maltrato, violencia, pobreza y falta de oportunidades; y las mismas esperanzas puestas en Europa como el inicio de una nueva vida.
Sin embargo, sus ilusiones pueden verse truncadas porque de momento siguen sin estar documentados como dicta el Reglamento de Extranjer¨ªa. A mediados del pasado mes de octubre se concentraron junto con otros 70 adolescentes en la misma situaci¨®n ante la consejer¨ªa de Pol¨ªticas Sociales y la Oficina de Extranjer¨ªa y Fiscal¨ªa del Menor para reivindicar la tramitaci¨®n de sus papeles en tiempo y forma para regularizar su situaci¨®n, algo imprescindible para tener luz verde y cruzar hacia la Pen¨ªnsula. Ah¨ª esperan reiniciar su proyecto de vida una vez cumplidos los 18 a?os y tener m¨¢s oportunidades formativas y laborales que las que ofrece la ciudad aut¨®noma. Con los papeles en regla, atr¨¢s queda el fantasma de la irregularidad que les acecha y amenaza con dejarles encerrados en Melilla para despu¨¦s ser expulsados.
¡°Ten¨ªa cita para hacer el tr¨¢mite de las huellas y as¨ª conseguir la Tarjeta de Identificaci¨®n de Extranjeros (TIE), pero lleg¨® el coronavirus, cerraron la oficina y ahora todo sigue paralizado. ?nicamente han tramitado algunas c¨¦dulas de inscripci¨®n para quienes no tienen pasaporte, por lo dem¨¢s, todo est¨¢ bloqueado¡±, relata Karim.
Este chico de 17 a?os dej¨® atr¨¢s su trabajo en la construcci¨®n con la intenci¨®n de estudiar y encontrar un empleo que le permita enviar dinero a su familia. Por ello, no ha dejado escapar ninguna oportunidad de aprender en los diferentes cursos que ofrecen en el centro de acogida. ¡°He hecho cursos de obra, jardiner¨ªa y carpinter¨ªa. Me apunto a todos los que organizan para mejorar y trabajar, pero sin documentaci¨®n no podr¨¦ hacerlo¡±, lamenta.
Su compa?ero Said se encuentra en una situaci¨®n similar. Le quedan cuatro meses para ser mayor de edad y todav¨ªa est¨¢ pendiente de poder fichar sus huellas para obtener la TIE. El mismo d¨ªa de su cumplea?os ser¨¢ obligado a abandonar el centro y trasladado a la plaza de toros de Melilla, instalaciones de acogida improvisada para mayores de edad, donde se encuentran m¨¢s de 310 j¨®venes extutelados que cumplieron los 18 a?os tras el estallido de la crisis sanitaria y no han podido regularizar su situaci¨®n documental, as¨ª como otros ciudadanos marroqu¨ªes que se quedaron varados en la ciudad aut¨®noma con el cierre de la frontera en marzo.
En su caso, deja atr¨¢s un hogar marcado por la violencia que su padre ejerc¨ªa sobre su madre y tiene sus esperanzas puestas al otro lado del mar de Albor¨¢n. En la Pen¨ªnsula espera encontrar m¨¢s oportunidades formativas que le permitan encontrar trabajo. Said es pr¨¢ctico: ¡°Me conformo con cualquier cosa con tal de tener un sueldo con el que ayudar a mi madre y hermanas. No tengo a nadie en la pen¨ªnsula, empezar¨¦ de cero, pero para eso antes debo cruzar el Mediterr¨¢neo¡±.
Ambos participaron en la concentraci¨®n de hace poco m¨¢s de un mes para reclamar el cumplimiento de los tr¨¢mites de Extranjer¨ªa. Una semana m¨¢s tarde, el centro de acogida publicaba un listado con el nombre de los menores que deb¨ªan registrar la huella. Ninguno de los dos ni el resto de los setenta asistentes constaba en ese listado. Karim y Said se preguntan si es coincidencia o una represalia.
Desde la Ciudad niegan cualquier relaci¨®n entre ambas circunstancias e insisten en que los tr¨¢mites siguen adelante para la regularizaci¨®n de estos menores en su transici¨®n a la vida adulta, aunque reconocen que la pandemia de covid-19 ha afectado al normal desarrollo de los tiempos debido a los meses de confinamiento y acumulaci¨®n de trabajo. A ello suman la lentitud de la adaptaci¨®n al proceso del teletrabajo, para reactivar la actividad en el actual contexto de crisis.
Seg¨²n los datos facilitados por la Viceconsejer¨ªa del Menor, a mediados de noviembre el centro de La Pur¨ªsima acoge a 398 menores ¨Da pesar de que su capacidad m¨¢xima es de 350¨D. Los menores de 16 a?os est¨¢n escolarizados en colegios o institutos para cursar la educaci¨®n obligatoria, mientras que los mayores de 16 est¨¢n inscritos en cursos formativos de cocina, mantenimiento, jardiner¨ªa, fontaner¨ªa, limpieza, entre otros; cursos que abandonan al cumplir la mayor¨ªa de edad.
De estos ¨²ltimos, en lo que queda de a?o cerca de una treintena cumpli¨® los 18 y dej¨® el centro como lo hicieron Tarek y Yunes, cuando fueron trasladados hasta la plaza de toros. Ahora que son mayores de edad los tr¨¢mites se complican: deben conseguir un padr¨®n que les acredite como residentes para poder registrar sus huellas y obtener la TIE. De esta forma los tr¨¢mites se alargan en el tiempo y los plazos pasan, la residencia caduca y estos j¨®venes extutelados pasan a estar en una situaci¨®n de irregularidad, por lo que pueden ser expulsados del pa¨ªs.
Las organizaciones Solidary Wheels y No Name Kitchen asisten a estos cuatro j¨®venes que han querido contar sus testimonios para dar a conocer las trabas documentales a las que se enfrentan para regularizar su situaci¨®n. Estas entidades critican que el ¨¢rea del Menor tambi¨¦n se est¨¦ negando a hacer frente al pago de las tasas ¨Dque asciende a 18 euros por cada toma de huellas por ni?o¨D que conllevan estos tr¨¢mites, de ah¨ª que no avancen las gestiones ni se resuelvan los expedientes. No obstante, alertan de algo peor: ¡°la demora deliberada de la Administraci¨®n, que no comienza la tramitaci¨®n hasta pasados los nueve meses de plazo l¨ªmite que fija la ley para ello mientras esperan la respuesta de Marruecos para su repatriaci¨®n¡±, respuesta que nunca llega y deja la responsabilidad de la atenci¨®n de estos menores en la administraci¨®n espa?ola.
De esta forma, los chicos m¨¢s mayores no tienen apenas margen para obtener los papeles a tiempo. El miedo de Said y Karim va m¨¢s all¨¢ a quedarse en la calle, temen no poder cruzar el mar y encontrar un trabajo que les permita ayudar a sus familias. Miran el calendario y cuentan los d¨ªas que les queda para ser mayores de edad.
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