¡°Los derechos de los pueblos originarios siempre se postergan por racismo y prejuicios¡±
Tarcila Rivera Zea, activista quechua y presidenta ejecutiva del Foro Internacional de Mujeres Ind¨ªgenas, critica la discriminaci¨®n que sufren y exige pol¨ªticas p¨²blicas que reconozcan la pluralidad
La rebeli¨®n que abandera Tarcila Rivera Zea (Ayacucho, Per¨²; 70 a?os) empez¨® en su propia piel. Todo lo que hoy predica uno de los referentes m¨¢s potentes de los pueblos originarios en Latinoam¨¦rica nace de la primera persona y de las barreras que ella misma tuvo que saltar. Desde la ni?a de diez a?os que empez¨® a trabajar en la ciudad como empleada dom¨¦stica, hasta la joven a la que no qued¨® m¨¢s remedio que aprender espa?ol para sobrevivir en el Per¨² de entonces. Fundadora del Taller Permanente de Mujeres Ind¨ªgenas Andinas y Amaz¨®nicas del Per¨² y presidenta ejecutiva del Foro Internacional de Mujeres Ind¨ªgenas (FIMI), lleva m¨¢s de cuatro d¨¦cadas defendiendo la justicia social. Por eso, cuando se?ala los males de las comunidades ¨Cmigraci¨®n interna, discriminaci¨®n, desarraigo identitario, violencia¨C es tajante y clara. Sus palabras guardan la amplitud de miras de unos ojos curtidos por la experiencia.
En el marco de la Segunda Conferencia Global de Mujeres Ind¨ªgenas, Zea se re¨²ne virtualmente con Planeta Futuro para abordar la hoja de ruta pendiente y exigir pol¨ªticas p¨²blicas que tengan en cuenta la interseccionalidad y la pluralidad de los pueblos ancestrales. ¡°Porque si no, dejamos fuera mucho¡±, zanja la exmiembro del Foro Permanente para las Cuestiones Ind¨ªgenas de la ONU.
Pregunta. Las mujeres ind¨ªgenas enfrentan mayor n¨²mero de obst¨¢culos para disfrutar de sus derechos, pero usted se niega a presentarlas como v¨ªctimas¡
Respuesta. Generalmente los Estados nos presentan como sujetas de asistencialismo porque se parte de la idea de que no tenemos capacidades y que estamos despose¨ªdas de todo. Cuando, en realidad, si uno mira el contexto sociocultural de las mujeres ind¨ªgenas, todas pueden manejar perfectamente los recursos de su entorno. Cuidan la naturaleza, las semillas, cr¨ªan la vida¡ No es que seamos vulnerables porque s¨ª, sino que los contextos nos ponen en situaci¨®n de vulnerabilidad. Si, por ejemplo, invaden tu tierra donde estabas produciendo alimentos, o si vienen sequ¨ªas o heladas que matan tus cultivos, o si las pol¨ªticas te discriminan, te conviertes en una persona vulnerable por el impacto del cambio clim¨¢tico o por el racismo. Toca tener una actitud cr¨ªtica con las inequidades y ver desde d¨®nde vienen.
P. ?Por qu¨¦ es tan importante la interseccionalidad?
R. Cuando hablamos de discriminaci¨®n de g¨¦nero y no se tiene en cuenta la interseccionalidad, la cultura o etnia, estamos dejando mucho fuera. En salud, por ejemplo, los sistemas interculturales son fundamentales y siguen siendo una agenda pendiente en los pa¨ªses multiling¨¹es y con tanta pluralidad, como los pa¨ªses de toda la regi¨®n de Latinoam¨¦rica. A veces, somos un sector invisible que no se incluye en las pol¨ªticas p¨²blicas.
P. ?Existen referencias de buenas pol¨ªticas p¨²blicas que tengan en cuenta todas esas variables que convergen en su colectivo: mujer, ind¨ªgena, rural?
R. Hay avances hasta cierto nivel como, por ejemplo, el hecho de que estemos participando en los escenarios internacionales. Se est¨¢n teniendo en cuenta las recomendaciones o acuerdos de la Comisi¨®n de la Condici¨®n Jur¨ªdica y Social de la Mujer. En el 2004 llevamos sugerencias al Foro Permanente sobre Asuntos Ind¨ªgenas... Justamente el mensaje que queremos llevar es que la interseccionalidad es clave para erradicar las violencias, que para nosotras es en plural. Es necesario que nos comprendan y que respondamos desde los derechos colectivos como ind¨ªgenas y desde los individuales como mujeres. Ambos son indivisibles y complementarios. Pero est¨¢ pendiente levantar la barrera del racismo y la discriminaci¨®n ¨¦tnica en nuestros pa¨ªses.
Lamentablemente, no se ha logrado levantar la barrera de que los que vinieron eran mejores que nosotros. Y nos cuesta mucho esfuerzo sentir orgullo de lo nuestro
P. ?Qu¨¦ es lo que falla?
R. Que lo nuestro siempre se posterga, por prejuicios y por racismo. El racismo no est¨¢ relacionado solo por el color; el racismo es una ideolog¨ªa que te hace tomar decisiones a la hora de otorgar derechos. Y eso est¨¢ detr¨¢s de la falta de pol¨ªticas p¨²blicas para los pueblos ind¨ªgenas de toda la regi¨®n de Am¨¦rica Latina. Todo lo malo avanza.
P. ?Es Am¨¦rica Latina un pueblo racista con las comunidades ind¨ªgenas?
R. Tenemos que mirar el escenario de todos los pa¨ªses colonizados. Lamentablemente, no se ha logrado levantar la barrera de que los que vinieron eran mejores que nosotros. Entonces, nos cuesta mucho esfuerzo sentir orgullo de lo nuestro. Nuestros colonizadores se encargaron de oprimir y enajenarnos de ese orgullo a trav¨¦s de una historia escrita por terceros en la que se nos fomenta sentirnos inseguros con nuestra identidad cultural. Lo importante es que cada vez m¨¢s se est¨¢ evidenciando la discriminaci¨®n que sufrimos en los espacios p¨²blicos. Ya no somos indios y negros contra el racismo, sino gente que se siente afectada por ese ninguneo; somos un colectivo algo m¨¢s grande.
P. ?Cu¨¢l es la hoja de ruta a seguir despu¨¦s de la Segunda Cumbre de Mujeres Ind¨ªgenas?
R. Lo que tenemos pendiente es, justamente, dialogar entre las mujeres ind¨ªgenas de las siete regiones culturales del mundo; compartir agenda y priorizar aspectos que nos afectan a todas. En Am¨¦rica Latina necesitamos inversi¨®n y reconocimiento en los derechos territoriales. En el norte de Europa, las samis est¨¢n defendiendo el acceso al lago para la pesca de salmones o espacios para la crianza de renos. En Australia, hay una alt¨ªsima representaci¨®n de personas ind¨ªgenas encarcelados. En Asia, los problemas son los conflictos pol¨ªticos y la violencia de g¨¦nero...
Ya no somos indios y negros contra el racismo, sino gente que se siente afectada por ese ninguneo; somos un colectivo algo m¨¢s grande
P. Se habla mucho del papel de las mujeres en el feminismo, pero, ?cu¨¢l deber¨ªa ser el papel de los hombres de los pueblos ind¨ªgenas?
R. Para nosotras la lucha es triple: contra un sistema formal que no nos incluye, dentro del propio movimiento feminista y dentro de nuestras propias comunidades. Algunos l¨ªderes masculinos nos apoyan y hemos logrado hacernos entender, pero no es una generalidad. Los hombres han de recuperar lo que nos ense?aban los ancianos: ¡°tenemos que retornar hacia el concepto de equilibrio en las relaciones¡±. Eso significa ser iguales en derechos y oportunidades. La nueva generaci¨®n tiene mejores relaciones entre ellas y ellos, pero es un esfuerzo que viene gest¨¢ndose en los ¨²ltimos 40 a?os.
P. ?Est¨¢n las nuevas generaciones igual de implicadas en defender la igualdad y los derechos de los pueblos nativos que la suya?
R. Con las nuevas tecnolog¨ªas y todo lo que viene de Occidente y lo cosmopolita es algo m¨¢s dif¨ªcil el di¨¢logo transgeneracional. Pero muchas j¨®venes ind¨ªgenas han sufrido la discriminaci¨®n por su identidad cultural. Y eso les ha obligado a que se fortalezcan y que aparezcan p¨²blicamente con mayor seguridad. Nosotras, desde lo local y lo regional, privilegiamos los espacios de formaci¨®n y empoderamiento articuladamente. Vamos avanzando. Seguimos formando en derechos para la vida plena y, por ejemplo, la discusi¨®n sobre embarazo adolescente o violencia sexual en la escuela ya no es una agenda de las madres. Es materia de las nuevas generaciones.
P. La covid-19 exacerb¨® las sombras en el mundo. La comunidad ind¨ªgena critic¨® no haber recibido informaci¨®n en las lenguas comunitarias, escaso acceso a centros locales y haber sido discriminados. ?Qu¨¦ lectura hace usted de la pandemia para sus pueblos?
R. Las comunidades y las reservas han sido terriblemente afectadas. Hemos estado expuestos a una mayor vulnerabilidad por la falta de presencia de los gobiernos en el ¨¢rea de salud. En el caso del sur global, el acceso a hacerse una prueba mismamente era muy lejano. Y hay zonas del norte en la que al menos hay datos de c¨®mo han sido afectados. Nosotros, en el caso de los pueblos andinos ¨Cquechua y aimara¨C no se tienen siquiera registros. No sabemos cu¨¢ntas mujeres o cu¨¢ntos ind¨ªgenas han resultado afectados, porque no hay datos con variante ¨¦tnica. Muchas mujeres de las comunidades nos dec¨ªan: ¡°No me vengan a decir que tenemos que lavarnos las manos con jab¨®n cuando no tenemos agua limpia para tomar¡±. En cada contexto fue muy diferente y eso es lo que hace falta: una mirada m¨¢s completa.
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