El futuro de las ni?as que acaba con la regla
La menstruaci¨®n sigue siendo un estigma cultural en muchos pa¨ªses. En Chad, a las mujeres no se les ofrece informaci¨®n, les est¨¢ prohibido cocinar y, en zonas rurales, las adolescentes no pueden ir a la escuela. La ginec¨®loga Laura de Mingo ha viajado al pa¨ªs africano, cargada con copas menstruales, para ense?ar en colegios el modo de lidiar con ella
Regina Ngondeumbaye permanece sentada en su pupitre, expectante junto a sus compa?eras de clase ante la aparici¨®n de una ginec¨®loga espa?ola que les ha venido a hablar sobre la menstruaci¨®n. Hace unos minutos que Sister Queen, la profesora de ingl¨¦s en el colegio San Francisco Javier de Toukra, en Chad, ha mandado a todos los chicos a la biblioteca. Ngondeumbaye se queja de que sus compa?eros de clase se burlan de las chicas que van manchadas por el periodo. ¡°Tener la regla en Chad es complicado. En clase siempre estamos expuestas. En casa hablamos poco con los padres, a m¨ª nadie me ha contado nada de ello¡±.
Laura de Mingo es ginec¨®loga en el hospital Severo Ochoa de Legan¨¦s. Antes de su llegada a la clase de Ngondeumbaye, hacia menos de un mes que hab¨ªa conocido al sacerdote jesuita Camile Nodjita Manyenan en una cafeter¨ªa de Madrid. Nada m¨¢s enterarse de su profesi¨®n, Nodjita le habl¨® de un problema que llevaba en la cabeza y para el que no encontraba soluci¨®n. ¡°Muchas ni?as del colegio San Francisco Javier, del que era el director, no ven¨ªan a clase y no sab¨ªa por qu¨¦. Cuando me enter¨¦ que no ven¨ªan por su menstruaci¨®n me hizo sentir mal¡±, rememora.
Sumados todos los d¨ªas de periodo durante el curso escolar, una ni?a puede perder un mes y medio de clase, lo que significa una desventaja importante respecto del resto de los alumnos. Seg¨²n datos de Unicef, una mujer menstr¨²a durante aproximadamente siete a?os durante su vida y alrededor del 26% de la poblaci¨®n mundial se encuentra en edad reproductiva.
Nodjita explic¨® a la doctora De Mingo c¨®mo la realidad social en la que est¨¢n inmersas las ni?as chadianas las golpea desde muy temprana edad. En el peor de los casos, y con demasiada frecuencia, su ciclo vital comienza a enturbiarse al poco de cumplir los diez a?os, con la mutilaci¨®n genital; continua con la primera menstruaci¨®n, que aparece como un trauma del que nadie les ha hablado, abandono de los estudios, matrimonio forzoso con un hombre mucho mayor, madre de familia numerosa antes de haber cumplido la mayor¨ªa de edad espa?ola y termina con alcoholismo antes de la treintena.
Sumados todos los d¨ªas de periodo durante el curso escolar, una ni?a puede perder un mes y medio de clase
El religioso le cont¨® a la ginec¨®loga c¨®mo algunas de las alumnas del colegio, al igual que sus madres y que la mayor¨ªa de las mujeres de las zonas rurales de Chad, no tienen acceso a productos sanitarios. Las compresas son un objeto de lujo que no se pueden permitir comprar. Sustituyen las compresas por trapos o incluso, en las zonas m¨¢s pobres, por hojas de ¨¢rboles o hierbas secas, para lidiar con su per¨ªodo. Las condiciones higi¨¦nicas en el pa¨ªs son deficientes y la falta de lugares apropiados para sustituir una compresa o la falta de agua en las letrinas convierte la menstruaci¨®n en un calvario. Seg¨²n Naciones Unidas, 1.250 millones de mujeres no disponen de un ba?o privado y 526 millones ¨Dla poblaci¨®n de Reino Unido, M¨¦xico y Estados Unidos juntas¨D carecen por completo de retrete alguno, ni siquiera compartido.
De Mingo entendi¨® el problema y pens¨® en una posible soluci¨®n. Finalmente, viaj¨® a Chad con 300 copas menstruales donadas por la empresa Enna, para llevar a cabo un proyecto con la Fundaci¨®n Ram¨®n Grosso. Su labor consist¨ªa en dar charlas informativas en colegios y asociaciones de mujeres. Hablaba a las chicas sobre la menstruaci¨®n y los cambios que produc¨ªa la pubertad en sus cuerpos. Explicaba las ventajas que puede ofrecer la copa menstrual en unas condiciones como las vividas diariamente por las chadianas, una herramienta fant¨¢stica para ayudar a las mujeres que no se pueden permitir comprar compresas. Repart¨ªa una copa a cada asistente y monitorizaba su utilizaci¨®n.
La copa menstrual es un dispositivo que se coloca por v¨ªa transvaginal que recoge la sangre durante la menstruaci¨®n. Tiene una alta durabilidad, hasta diez a?os, y solo requiere lavarla cada vez que se vac¨ªa y hervirla antes de cada utilizaci¨®n al principio del ciclo. ¡°Hay una barrera cultural muy marcada con respecto a la virginidad y al uso de dispositivos vaginales¡±, declara De Mingo. A las chicas les preocupa perder la virginidad con el uso de la copa menstrual o los tampones, porque ser¨ªa un drama de cara a su futuro matrimonio. Las alumnas mayores preguntaban a la doctora por el d¨ªa del ciclo m¨¢s oportuno para mantener relaciones sexuales sin quedarse embarazadas. Sister Queen, la monja que serv¨ªa de traductora a la doctora De Mingo, recordaba a las chicas la importancia de utilizar el preservativo.
Lo que m¨¢s sorprendi¨® a la doctora fue la falta de informaci¨®n que ten¨ªan las mujeres sobre su propia anatom¨ªa, las preguntas que le hac¨ªan las adolescentes, as¨ª como los miedos y tab¨²es instaurados. Muy pocas chicas del colegio sab¨ªan explicar qu¨¦ era la menstruaci¨®n. Otra de las principales preocupaciones de las alumnas era el dolor durante la regla. ¡°Pensaban que se hereda de madres a hijas, que es un s¨ªntoma de esterilidad, que deben quedarse embarazadas para que al tener hijos les disminuya el dolor; incluso una chica lleg¨® a decirme que secar la ropa al sol daba mala suerte y aumentaba el dolor¡±, cuenta De Mingo sobre su experiencia. Las dudas que encontraba en las reuniones con mujeres adultas no eran muy distintas.
Camille Nodjita aclara que la tradici¨®n de prohibir algunas actividades a las mujeres durante la regla, como cocinar o mantener relaciones sexuales con sus maridos, viene del desconocimiento. Antiguamente no se sab¨ªa si el sangrado proced¨ªa por la menstruaci¨®n o por estar sufriendo un aborto, y se apartaba a la mujer de sus actividades. ¡°Hoy tenemos el conocimiento, pero la presi¨®n social puede llevar a un matrimonio a continuar con la tradici¨®n¡±, comenta. ¡±Tenemos que enfrentarnos a la realidad para educar a los ni?os de manera correcta, no podemos seguir educando con la prohibici¨®n; si reprimes a los ni?os, estos van a buscar otras soluciones¡±. Nodjita se refiere a la formaci¨®n no solo en las escuelas, tambi¨¦n en las familias y en la propia Iglesia: ¡°Es importante que nosotros como curas podamos explicar esas cosas de manera realista¡±.
Grace Fonai entr¨® en p¨¢nico cuando le lleg¨® su primera regla. Pensaba que morir¨ªa desangrada porque no sab¨ªa cu¨¢nta sangre le iba a salir, ni cuanta le quedaba en el cuerpo. Fonai es de Chad, pero lleva una a?o y medio viviendo en Espa?a. En su pa¨ªs hab¨ªa conversado algo sobre la menstruaci¨®n con su madre y una prima mayor que ella; en Espa?a, lo habla con sus compa?eras de colegio.
Mercedes Matons es psic¨®loga cl¨ªnica, con 37 a?os de experiencia con adolescentes, y es colaboradora de Psic¨®logos sin Fronteras. Para ella es fundamental que las ni?as est¨¦n informadas ante la menarquia para evitar que crean que est¨¢n enfermas. ¡°A nivel f¨ªsico pueden pensar que est¨¢n destruidas internamente. A nivel intelectual piensan que son impuras como muchas veces les dicen en su propio entorno¡±. Matons incide en la importancia de que los padres tambi¨¦n est¨¦n informados de c¨®mo deben actuar ante esta situaci¨®n y c¨®mo los chicos deben conocer lo que es la regla y, aparte de su propia sexualidad, como se desarrolla la de sus compa?eras. ¡°El pensamiento cient¨ªfico sustituye al pensamiento m¨¢gico¡±, aclara Matons. ¡°Debemos colocarnos ante la feminidad de otra manera, se produce esto todos los meses y no es algo malo ni una enfermedad. Nos indica que somos f¨¦rtiles¡±.
Matons recuerda c¨®mo en Espa?a era frecuente o¨ªr a las chicas decir ¡°estoy mala¡± asociando la feminidad a estar enfermo. El paso para denostar as¨ª a la mujer es muy peque?o, si la consideras un ser enfermo vienes a decir que es inferior.
La psic¨®loga ve claramente ligado el trato que se ha dado hist¨®ricamente a la menstruaci¨®n con la posici¨®n inferior de la mujer respecto al var¨®n. Puede afectar negativamente en el futuro de una ni?a. Desde los 11 o 12 a?os, el sentirse relegada, apartada, afecta a sus estudios, a sus exigencias salariales, y hasta el puesto que se merece en una empresa. Tambi¨¦n pueden derivar en patolog¨ªas psicosom¨¢ticas que llegan a producir dolores menstruales, vaginismo, dispareunias, y problemas de fertilidad, provocados por la ansiedad.
¡°El mejor arma para evitar estos problemas es la informaci¨®n, para romper las fantas¨ªas inconscientes que tienen muchas mujeres que ven la regla como una destrucci¨®n interna¡±, dice la experta. La ansiedad se coloca en determinados lugares del cuerpo, Matons afirma conocer a mujeres que han tenido dolores abdominales o de ¨²tero que, cuando tienen el primer hijo, desaparecen. ¡°No hay adolescente que no tenga problemas, algunas fantas¨ªas, miedos, cuando tiene la menarquia y posteriormente¡±, declara Matons. ¡°Esto les llega a las ni?as cuando su cuerpo empieza a cambiar, aparecen los pelos, les cambia la cara, se ven rar¨ªsimas. Les llega la regla y se sienten fatal por fuera, porque lo ven, y por dentro porque est¨¢n sangrando y tienen la fantas¨ªa de estar destruidas¡±.
Contra la desinformaci¨®n, la chadiana Grace Horbira ha dise?ado la aplicaci¨®n Girly para m¨®vil, que estar¨¢ disponible en Google Play Store a partir de febrero de 2022 para que las mujeres puedan controlar los ciclos menstruales. Tiene una parte donde explica qu¨¦ es la regla. ¡°La aplicaci¨®n ayuda a chicas de entre 12 y 25 a?os a que vivan mejor este periodo del paso de ni?a a mujer¡±, anota. La idea no es ¨²nicamente que muchas usen su herramienta, sino tambi¨¦n contribuir a normalizar la menstruaci¨®n entre sus compatriotas y dotarlas de toda la informaci¨®n necesaria sobre el tema.
Para Horbira sacar adelante su proyecto ha sido un proceso largo y costoso. ¡°En Chad hay pocos inform¨¢ticos y disponer de uno es muy caro¡±. Mientras trabajaba en la parte digital, dise?¨® una versi¨®n impresa, un libro que ha ido promocionando por las escuelas. Por su parte, la doctora De Mingo regresar¨¢ a Chad en 2022 con m¨¢s copas menstruales. La pandemia de covid-19 y el asesinato del presidente del pa¨ªs, Idriss D¨¦by, se lo han impedido hasta ahora. La ginec¨®loga quiere conocer de primera mano las experiencias de las chicas entre las que reparti¨® la copa menstrual; de momento solo sabe que una de ellas la encontr¨® ¡°muy ¨²til¡±.
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