Cuando la violencia contra las mujeres la ejercen los Estados
Afganist¨¢n o Ir¨¢n son solo algunos de los pa¨ªses donde los derechos de las mujeres se vulneran de forma sistem¨¢tica. Ejercen la represi¨®n policial cuando protestan y establecen leyes discriminatorias y con vac¨ªos legales que desprotegen a las mujeres
En Ir¨¢n te detienen si no llevas el velo bien puesto o si dejas visible un mech¨®n de pelo. En Afganist¨¢n, a las ni?as se les proh¨ªbe ir a la escuela a partir de los 12 a?os, y las mujeres no salen a la calle si no van acompa?adas de su tutor. Saltarse estas prohibiciones tiene severas consecuencias. En lo que va del a?o, en Espa?a, 38 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas, y muchas j¨®venes sienten que su tel¨¦fono m¨®vil es un instrumento de control para sus novios.
Pero, ?qu¨¦ tienen en com¨²n estas mujeres y ni?as, que viven en pa¨ªses con culturas y sistemas pol¨ªticos tan distintos? Les une la violencia de g¨¦nero, una forma de discriminaci¨®n por el mero hecho de ser mujeres. Una vulneraci¨®n de sus derechos que toma m¨²ltiples formas y ocasiona da?os f¨ªsicos, sexuales, psicol¨®gicos, y que incluye amenazas, coacci¨®n y privaci¨®n de libertad, tanto si se produce en la vida p¨²blica como si se da en la privada. As¨ª lo proclama la Declaraci¨®n sobre la Eliminaci¨®n de la Violencia contra la Mujer, que, aprobada por las Naciones Unidas en 1993, fue el primer instrumento internacional que abord¨® expl¨ªcitamente este tipo de injusticia.
Hoy, 25 de noviembre, nos hermanamos para exigir que se acabe con todas los abusos que se ejercen contra las mujeres y las ni?as en el mundo. Hoy queremos hablar, adem¨¢s, de la violencia de Estado cuando tambi¨¦n lo es de g¨¦nero, es decir, cuando los Estados establecen leyes discriminatorias hacia las mujeres, cuando les niegan el derecho a protestar contra esas mismas leyes que anulan su dignidad, y cuando las reprimen, detienen y atacan, incluso con agresiones sexuales, en las manifestaciones por la defensa de sus derechos.
Las mujeres afganas, a pesar de que los talibanes las han expulsado del espacio p¨²blico, siguen manifest¨¢ndose y saliendo a la calle con carteles de protesta para reivindicar sus derechos. Y tambi¨¦n ah¨ª se las quiere acallar
Inmersas en este c¨ªrculo de arbitrariedades se encuentran las mujeres en Ir¨¢n. Las leyes de esta rep¨²blica isl¨¢mica no castigan la violaci¨®n conyugal ni aseguran castigos proporcionales a los hombres que asesinan a sus esposas o hijas. Los tribunales, cuando llegan denuncias en el ¨¢mbito familiar, dan prioridad a la reconciliaci¨®n y no a que el agresor rinda cuentas. Las ni?as pueden ser casadas a partir de los 13 a?os o incluso antes si sus padres tienen un permiso judicial. De hecho, entre marzo de 2020 y marzo de 2021 se registraron 31.379 matrimonios de chicas entre 10 y 14 a?os, m¨¢s de un 10% respecto al a?o anterior. En este pa¨ªs, las mujeres no pueden estudiar determinadas carreras t¨¦cnicas, y las que no est¨¢n casadas o no tienen hijos lo tienen muy dif¨ªcil para acceder al empleo p¨²blico, porque la prioridad del Estado es aumentar la poblaci¨®n como pol¨ªtica estrat¨¦gica de poder en la regi¨®n.
La muerte de Mahsa Amini, el pasado 16 de septiembre, despu¨¦s de ser detenida por miembros de la polic¨ªa de la moral iran¨ª por no llevar el velo bien puesto, fue la gota que colm¨® un vaso ya rebosante. Ahora, las mujeres y las ni?as, m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n de ese pa¨ªs, se rebelan contra la discriminaci¨®n y se revuelven contra el Estado que manda sobre sus vidas y hasta sobre sus deseos m¨¢s ¨ªntimos y contra la omnipresente polic¨ªa de la moral que las controla en cualquier espacio p¨²blico.
Ellas, y los hombres, sobre todo los j¨®venes, que las acompa?an en su protesta, hablan de revoluci¨®n. Quieren un cambio radical que ponga fin al Gobierno autocr¨¢tico que les impide tener una vida aut¨®noma como mujeres y que les arrebata la libertad. ¡°Mujer, Vida, Libertad¡± es la consigna reivindicativa que les une, as¨ª como ¡°dejar flotar los pa?uelos al viento¡±.
Nika Shakarami y Sarina Esmailzadeh son dos chicas de 16 a?os que murieron tras recibir golpes letales en la cabeza por parte de las fuerzas de seguridad en las recientes manifestaciones. Ahora a sus familias se las hostiga e intimida para que avalen el relato oficial de su muerte: que ¡°se suicidaron al saltar de un tejado¡±.
En el mismo c¨ªrculo de violencias del poder patriarcal, se encuentran inmersas las mujeres y las ni?as afganas desde que los talibanes tomaron el poder en agosto de 2021. Las que antes trabajaban como abogadas, periodistas, profesoras, empresarias, polic¨ªas, y tambi¨¦n las que eran deportistas, artistas o defensoras de los derechos humanos, ahora tienen prohibido seguir ejerciendo estas actividades. Las facultades han sido segregadas por sexo y muchas estudiantes han abandonado porque los talibanes han hecho que el entorno universitario sea peligroso para ellas, hostig¨¢ndolas, control¨¢ndolas y dej¨¢ndolas en desventaja.
Brishna, una estudiante de 21 a?os de la universidad de Kabul, confes¨® a Amnist¨ªa Internacional que los guardias de las afueras del recinto gritan a las alumnas y les exigen que se arreglen la ropa y el pa?uelo, y que algunos preguntan por qu¨¦ se les ven los pies. ¡°El jefe de nuestro departamento vino a nuestra clase y nos dijo: tened cuidado, solo podemos protegeros cuando est¨¢is dentro del edificio de la facultad. Si los talibanes intentan haceros da?o o acosaros, no podremos imped¨ªrselo¡±, relat¨®.
Nos pegaban en los pechos y entre las piernas. Lo hac¨ªan para que no pudi¨¦ramos mostrarlo al mundo
Pero las afganas, a pesar de que los talibanes las han expulsado del espacio p¨²blico, siguen manifest¨¢ndose y saliendo a la calle con carteles de protesta para reivindicar sus derechos. Y tambi¨¦n ah¨ª se las quiere acallar, reprimiendo las manifestaciones, deteni¨¦ndolas. Incluso, se han producido desapariciones forzadas. Y tambi¨¦n ah¨ª el poder, como en Ir¨¢n, quiere ocultar los abusos contra ellas. Las arrestadas son obligadas a firmar un documento, comprometi¨¦ndose a no volver a manifestarse ni a hablar p¨²blicamente de su detenci¨®n. Ni ellas ni sus familias. Amnist¨ªa Internacional consigui¨® el testimonio de una manifestante que pas¨® recluida varios d¨ªas: ¡°Nos pegaban en los pechos y entre las piernas. Lo hac¨ªan para que no pudi¨¦ramos mostrarlos al mundo¡±.
Otros c¨ªrculos de violencia
Cuando los prejuicios de g¨¦nero se unen a otras discriminaciones por raza, etnia, religi¨®n o pobreza, el riesgo de sufrir violencia y exclusi¨®n aumenta. En Estados Unidos, durante las protestas de Black Lives Matter de 2020, la polic¨ªa hizo un uso excesivo de la fuerza contra quienes se manifestaban, pero tambi¨¦n contra la prensa. En el estado de Iowa, a la periodista Andrea Sahouri la rociaron con pulverizador de pimienta, aunque ella grit¨® ¡°?Soy de la prensa, soy de la prensa!¡±, y la detuvieron, acusada de no dispersarse. Un a?o despu¨¦s fue declarada inocente.
En M¨¦xico, en 2020 fueron asesinadas 3.723 mujeres, es decir, 10 murieron violentamente cada d¨ªa. Son asesinatos que quedan silenciados e impunes porque el Estado no cumple con su deber de proteger a las mujeres y de ejercer justicia y reparaci¨®n. Aunque las manifestaciones feministas contra la violencia de g¨¦nero son pac¨ªficas, y es la polic¨ªa la que responde con un empleo excesivo de la fuerza, son las manifestantes las estigmatizadas como violentas. Los estereotipos de g¨¦nero est¨¢n muy presentes en el comportamiento policial. A las detenidas se las acosa y se las amenaza con someterlas a violencia sexual.
No es casual que en algunos de estos pa¨ªses, y en otros en los que el Estado ejerce, por acci¨®n u omisi¨®n, violencia contra las mujeres, las acusaciones en los procesos judiciales contra las defensoras de los derechos humanos siempre est¨¢n cargadas de estereotipos de g¨¦nero. Adem¨¢s, los delitos que se les imputan muchas veces son acusaciones fabricadas para desacreditarlas.
Le pas¨® a Nasrin Sotoudeh, una abogada iran¨ª que ha defendido a mujeres acusadas de no cumplir con las estrictas normas de vestimenta impuestas por los ayatol¨¢s. Ha sido condenada a 38 a?os de c¨¢rcel y a recibir 148 latigazos por ¡°incitar a la corrupci¨®n y la prostituci¨®n¡± y ¡°cometer abiertamente un acto pecaminoso, apareciendo en p¨²blico sin hiyab¡±, seg¨²n manifiesta la sentencia.
Las acusaciones en los procesos judiciales contra las defensoras de los derechos humanos siempre est¨¢n cargadas de estereotipos de g¨¦nero. Los delitos que se les imputan muchas veces son fabricadas para desacreditarlas
En Egipto, las j¨®venes Hanin Hossam y Mawada el Adham han sido condenadas a 10 y seis a?os de c¨¢rcel, respectivamente, acusadas de actuar en las redes sociales contra la ¡°decencia¡± e ¡°incitar a la inmoralidad¡±.
A su vez, la reciente sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el caso de Digna Ochoa, una defensora de los derechos humanos asesinada en M¨¦xico, ha condenado al Estado mexicano porque las investigaciones, que prejuzgaron que se hab¨ªa suicidado, estuvieron plagadas de estereotipos de g¨¦nero. Entre otros, se?alaban aspectos ¨ªntimos de su vida personal para da?ar su reputaci¨®n a fin de minimizar el hecho del asesinato.
Porque la violencia de g¨¦nero en sus m¨²ltiples formas siempre tiene, como objetivo ¨²ltimo, anular la libertad de las mujeres y, con ella, su capacidad de ser responsables, de tomar decisiones, de actuar, de estar presentes en el espacio p¨²blico. Con todo ello, pretende situarlas en la minor¨ªa de edad.
Pero la resistencia de las mujeres en todo el mundo, sus manifestaciones y luchas contra la violencia de g¨¦nero y en defensa de sus derechos, es justamente lo contrario. Es resistencia colectiva. Ellas muestran en grupo los derechos humanos que no son tenidos en cuenta por el Estado, los desatendidos. Se manifiestan en p¨²blico de forma no violenta. Se ponen de acuerdo y generan consensos para conseguir una buena vida en com¨²n. Es la fuerza del ¡°nosotras¡± para producir el cambio, para empezar algo nuevo. La energ¨ªa de las iran¨ªes, de las afganas, que desobedecen las leyes discriminatorias del poder para defender sus derechos como mujeres.
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