La llegada del fr¨ªo a Ucrania pone en peligro la vida de miles de ni?os
La infancia ucraniana enfrenta este primer invierno en guerra sin hogar y sin escuela debido a la destrucci¨®n causada por los ataques rusos. M¨¢s de 2.600 instituciones educativas han sufrido da?os y 309 han quedado completamente arrasadas, seg¨²n las autoridades
Diego Ibarra S¨¢nchez
El 26 de septiembre, en Chernihiv (Ucrania), Mykhailo (Misha), de nueve a?os, se apoya en un muro destruido y mira hacia la calle desde su casa da?ada. Desde el 24 de febrero hasta principios de abril hubo intensos combates en la zona. De las 30 casas, solo ocho est¨¢n actualmente habitadas, mientras que las otras 22 quedaron completamente destrozadas. La casa de Misha sufri¨® graves da?os por los bombardeos, le faltan ventanas, paredes y parte del tejado. A medida que los d¨ªas y las noches se vuelven m¨¢s fr¨ªos, Misha y su madre, Olena, trabajan para retirar los escombros y cubrir los espacios abiertos con pl¨¢sticos para protegerse de los elementos.
Tras ocho meses de conflicto, Ucrania se apresura a preparar las viviendas da?adas para el invierno. Al igual que Olena y Misha, miles de familias han decidido no abandonar su hogar. Unas 773.000 casas y empresas siguen sin electricidad y aumenta la preocupaci¨®n de que el este invierno sea especialmente duro para las familias m¨¢s afectadas.Diego Ibarra S¨¢nchez (Unicef)En Chernihiv (Ucrania), se ve un oso de peluche apoyado en la ventana de un apartamento destruido en el centro de la ciudad, el pasado 26 de septiembre. Desde el 24 de febrero hasta principios de abril hubo intensos combates en esta ciudad. Los ni?os y las familias de Ucrania han soportado m¨¢s de siete meses de devastaci¨®n y desplazamiento.Diego Ibarra S¨¢nchez (Unicef)Mykhailo Baev, de 12 a?os, mira por una ventana mientras descansa en una cama del Hospital Pedi¨¢trico San Nicol¨¢s, el 24 de septiembre de 2022 en Lviv, Ucrania.
El 7 de julio, un cohete cay¨® en el patio de su vivienda familiar, que mat¨® a su padre e hiri¨® a Mykhailo y a su hermano peque?o, Kyrylo, de 10 a?os. Ambos fueron evacuados en tren a un hospital de Dnipro antes de ser trasladados por su abuela unas semanas despu¨¦s a Lviv. A Mykhailo le quedan dos fragmentos de metralla dentro de la cabeza, que los m¨¦dicos no se atreven a extraer por miedo a que la operaci¨®n sea mortal. Kyrylo ha sido adoptado por sus t¨ªos de Dnipro, mientras que el hermano mayor est¨¢ a la espera de recibir la documentaci¨®n necesaria para reunirse con ellos. Ambos resultaron tambi¨¦n heridos en combates en su zona en 2014. Mykhailo dice: ¡°La guerra es mala porque le quita todo a la gente buena¡±. Espera ser chef alg¨²n d¨ªa. ¡°Quiero salir a comer pizza. Es muy aburrido estar aqu¨ª todo el tiempo, pero me siento seguro¡±.Diego Ibarra S¨¢nchez (Unicef)
Las armas explosivas matan y hieren a miles de civiles cada a?o, durante y despu¨¦s de los conflictos armados. Los ni?os representan aproximadamente la mitad de las v¨ªctimas de artefactos explosivos. Los ni?os supervivientes sufren lesiones f¨ªsicas y traumas psicol¨®gicos asombrosos.Diego Ibarra S¨¢nchez (Unicef)Anya, de 23 a?os, limpia la cocina de la casa de sus abuelos, el 29 de septiembre de 2022, en Irpin (Ucrania). En los primeros d¨ªas de guerra, este suburbio de Kiev fue duramente golpeado. Bloques enteros de apartamentos quedaron ennegrecidos por los bombardeos.Diego Ibarra S¨¢nchez (Unicef)Veronika, de 9 a?os, ayuda a su madre, Tetiana, a limpiar su casa, destruida en su mayor parte por los bombardeos, el 26 de septiembre de 2022, en Chernihiv (Ucrania). En la vivienda no hay gas, electricidad ni agua corriente. Primero se quedaron con una amiga, pero ahora viven en un alojamiento temporal para desplazados internos, con el apoyo de Unicef y otras organizaciones humanitarias. La joven dice: ¡°Voy a echar de menos mi casa porque ahora no existe y echo de menos mi escuela, pero no puedo ir por las sirenas y no quiero pasar el tiempo de colegio en el refugio¡±. ¡°Se acerca el invierno y va a ser duro. No sabemos qu¨¦ hacer. Tenemos algunos ladrillos y madera, pero no es suficiente. Necesitamos ayuda porque no podemos vivir en esta casa. No sabemos qu¨¦¡ No sabemos qu¨¦ hacer¡±, a?ade su madre. Diego Ibarra S¨¢nchez (Unicef)
Un trozo de granada de mortero descansa junto a estatuas y otros objetos en el jard¨ªn de la casa familiar de Oleksandra Lomachuk, de 17 a?os, el pasado septiembre en Irpin. El padre de Oleksandra, Vadym, de 40 a?os, lleva desaparecido desde marzo. ¡°Nos dijo: 'Salid de aqu¨ª, este lugar ser¨¢ horrible; yo me quedar¨¦'. El 24 de marzo le¨ª en Facebook que hab¨ªa desaparecido. Le llam¨¦ varias veces, pero su tel¨¦fono estaba apagado. Desde ese d¨ªa empez¨® a acudir a m¨ª en sue?os y a hablar conmigo¡±, relata la joven.Diego Ibarra S¨¢nchez (Unicef)El 28 de septiembre de 2022, en Chernihiv (Ucrania), unos pacientes esperan a ser atendidos en el interior de un viejo edificio de madera utilizado como hospital provisional. El edificio principal del hospital de esta ciudad fue destruido por un bombardeo en marzo. Los m¨¦dicos se trasladaron aqu¨ª, donde las habitaciones son peque?as y no todas tienen agua.Diego Ibarra S¨¢nchez (Unicef)Helen Ander, del equipo de Unicef, visit¨® un alojamiento para desplazados internos el 29 de septiembre de 2022, en Borodyanka, Ucrania. La zona fue testigo de combates al comienzo de la invasi¨®n rusa. M¨¢s del 90% del centro de la ciudad qued¨® destruido.
"El fr¨ªo se acerca y el programa de preparaci¨®n para el invierno ha comenzado. Esto significa que necesitamos m¨¢s generadores, calderas y otros tipos de material de calefacci¨®n. Pronto habr¨¢ m¨¢s desplazados internos en el campamento, ya que muchas personas siguen viviendo en refugios antia¨¦reos que no est¨¢n adaptados para las duras condiciones invernales", aclara Ander.Diego Ibarra S¨¢nchez (Unicef)Darya Nikolayenko, de 14 a?os, est¨¢ sentada en un banco junto al patio de la Escuela n¨²mero 21, que fue destruida por un bombardeo el 3 de marzo. La escuela 18 tambi¨¦n fue alcanzada durante el ataque. ¡°La guerra es lo peor que le puede pasar a la humanidad. Especialmente en el siglo XXI. No puedo imaginar c¨®mo hemos llegado a este punto. Mi escuela era mi segundo hogar. Cuando vi lo que le hab¨ªa pasado, sent¨ª que nunca lo perdonar¨ªa. No s¨¦ nada de mi futuro. Es dif¨ªcil imaginarlo. Lo ¨²nico que puedo pensar es en un futuro sin guerra¡±, dice la joven alumna.Diego Ibarra S¨¢nchez (Unicef)El 29 de septiembre de 2022, en Zhytomyr, Daria Kechenovska, de 16 a?os, se sienta en un pupitre del gimnasio de la que era su escuela. El Liceo n¨²mero 25 qued¨® completamente destruido la ma?ana del 4 de marzo por el impacto de un misil. La joven estudiaba ah¨ª desde hac¨ªa 11 a?os. ¡°Quiero ser soldado para defender a mi pa¨ªs¡±, dice. El Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia de Ucrania afirma que, desde el comienzo de la escalada b¨¦lica, 2.601 instituciones educativas (entre escuelas, universidades y otras instalaciones) han sufrido da?os, y 309 han quedado completamente destruidas. Actualmente, 1.154 centros reciben apoyo de Unicef (casi el 10% del total), que pronto ampliar¨¢ su ayuda a las escuelas infantiles independientes.Diego Ibarra S¨¢nchez (Unicef)Menos del 60% de los centros educativos fueron considerados seguros por el Gobierno y aptos para reabrir al inicio del curso acad¨¦mico. M¨¢s del 40% comenzaron el a?o con clases en l¨ªnea. Casi dos tercios de los ni?os se han visto obligados a abandonar sus hogares, desplazados dentro de Ucrania y en los pa¨ªses vecinos. Los que han buscado refugio en los pa¨ªses vecinos necesitan todas las oportunidades para continuar su educaci¨®n a trav¨¦s de m¨²ltiples v¨ªas: en las escuelas, a trav¨¦s de la formaci¨®n a distancia y clases de recuperaci¨®n o de idiomas. Diego Ibarra S¨¢nchez (Unicef)Desde el inicio de la invasi¨®n rusa en febrero, el conflicto se ha cobrado un terrible tributo entre la poblaci¨®n civil de Ucrania, y muchas familias tienen dificultades incluso para cubrir sus necesidades m¨¢s b¨¢sicas. La guerra est¨¢ teniendo un impacto devastador en las vidas y el futuro de los 5,7 millones de ni?os en edad escolar, se les ha robado la estabilidad, la seguridad, las aulas, los amigos, la familia, el hogar y las esperanzas para el futuro. Unos 3,3 millones necesitan intervenciones de protecci¨®n infantil y casi dos tercios se han visto obligados a abandonar sus hogares, desplazados dentro de Ucrania y en los pa¨ªses vecinos.Diego Ibarra S¨¢nchez (Unicef)Sviatoslav, de 10 a?os y estudiante del Liceo n¨²mero 25, explica que su escuela fue destruida. "Ahora asisto a otra. Quiero volver a la antigua. Aqu¨ª tambi¨¦n se est¨¢ bien, pero la vieja siempre es buena. Me molesta que hoy haya una guerra en mi pa¨ªs. Y tengo sue?os de convertirme en una persona muy buena. Me gustar¨ªa que la guerra terminara. Quiero la paz".
Ivan Denisyuk, director del centro, a?ade: "Cuando la escuela fue destruida, todo el mundo estaba conmocionado. Yo tambi¨¦n. No sab¨ªamos c¨®mo continuar con la educaci¨®n ni qu¨¦ ten¨ªamos que hacer. Primero organizamos la formaci¨®n a distancia y empezamos a buscar nuevos edificios. El gobernador de la ciudad nos mostr¨® algunos y decidimos elegir esta escuela. Agradezco mucho el apoyo de Unicef porque nos ayud¨® a renovar la infraestructura que estuvo vac¨ªa durante cinco a?os". Diego Ibarra S¨¢nchez (Unicef)
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