La vida de los que no lograron saltar la valla de Melilla: hacinados, sin luz ni agua, en un colegio abandonado de Casablanca
Los que intentaron sin ¨¦xito traspasar la frontera espa?ola el pasado 24 de junio, en un salto en el que murieron al menos 23 expatriados, describen la situaci¨®n l¨ªmite que atraviesan en Marruecos
Borja Abargues
Casablanca, Marruecos -
Otman Abderahim tiene 23 a?os y es de Darfur (Sud¨¢n). Escap¨® de su pa¨ªs hace 10 meses huyendo de la guerra. Asegura que su familia sigue sin saber si est¨¢ vivo, ya que la polic¨ªa marroqu¨ª le destroz¨® el tel¨¦fono el pasado 24 de junio, mientras intentaba saltar la valla fronteriza de Melilla (Espa?a). Aquel d¨ªa, murieron al menos 23 personas. Este es su testimonio: ¡°En pocos meses he visto cosas que no pensaba que nunca vivir¨ªa. Vi morir a mucha gente en Melilla. La prensa dec¨ªa que alrededor de unas 30, pero todos sabemos que, aquel d¨ªa, murieron m¨¢s de 100 personas entre Nador y Melilla. Desde ese d¨ªa todo ha empeorado. Estamos en una situaci¨®n l¨ªmite. No tenemos comida, es imposible encontrar trabajo y solo podemos mantenernos por la caridad de los vecinos. Aqu¨ª no estamos bien mirados por parte de la sociedad. No estamos seguros aqu¨ª. Hemos pedido de todas las maneras posibles que nos trasladen a un pa¨ªs seguro, ya que Marruecos, para nosotros, no lo es¡±.Borja AbarguesEste es el dibujo que hizo Otman Abderahim sobre su intento por saltar la valla de Melilla el pasado 24 de junio. A pesar del calvario que viven los migrantes atrapados en Marruecos, la gran mayor¨ªa sigue firme en su deseo y no quiere parar hasta cumplir el objetivo de llegar a Europa: ¡°Sufr¨ª el acoso de la mafia en mi trayecto por ?frica, aguant¨¦ el abuso de la polic¨ªa en Melilla, padezco d¨ªa a d¨ªa el abandono de las organizaciones y autoridades marroqu¨ªes¡ Tengo mucha hambre y no tengo fuerzas, pero si sale otra oportunidad de saltar, lo voy a hacer. No hay vuelta atr¨¢s¡±, dice Abudak Er Abdel-Khadar, otro migrante atrapado en Marruecos.Borja AbarguesHasan Mohammed tiene 21 a?os y es de Chad. En la frontera con Marruecos perdi¨® a su mejor amigo y tuvo que volver a la casilla de salida. Ahora, desde el colegio de
Casablanca en el que vive, intenta ¡°sobrevivir y coger las fuerzas necesarias para cumplir el objetivo:
llegar a Europa¡±. Al igual que sus compa?eros, Hasan pide comprensi¨®n y que se les pueda trasladar a un lugar seguro, ya que viven atemorizados. ¡°Solo pedimos que se respeten los derechos humanos. Somos el ¨²ltimo eslab¨®n de una sociedad que nos maltrata. No queremos nada que no sea nuestro, solo pedimos ayuda y clemencia. Escapamos de una guerra para combatir en una batalla vital¡±, lamenta Mohammed.Borja Abargues
En la periferia de Casablanca (Marruecos), y en unas condiciones deplorables, vive una multitud de refugiados. Cerca de la estaci¨®n de autobuses de Oulad Ziyane, m¨¢s de 500 migrantes y refugiados viven hacinados, sin luz ni agua, en un colegio de educaci¨®n primaria abandonado. Son algunos de las personas que aparecen en esta imagen.Borja AbarguesAmatiyan (22 a?os, Guinea) fue detenido en Melilla el 24 de junio y asegura que la polic¨ªa marroqu¨ª le sustrajo todos sus documentos. Estuvo retenido en Nador varios d¨ªas hasta que la polic¨ªa lo traslad¨® a Casablanca. Desde hace seis meses vive junto con otros compa?eros en el colegio abandonado de Oulad Ziyane.Borja AbarguesEl Boulevard de la Croix, entrada sur a la ciudad de Casablanca. En medio de una carretera de cuatro carriles,
colchones, mantas y tiendas de campa?a se esparcen por el arc¨¦n. Algunos de los migrantes se re¨²nen en grupo mientras los coches pasan por su lado sin prestar
ninguna atenci¨®n. Sobreviven gracias a la mendicidad y la ayuda de algunos vecinos que se apiadan de ellos. Borja Abargues
Un refugiado sudan¨¦s acostado en la mediana que separa los carriles del Boulevard de la Croix. Muchos de ellos denuncian que sufren abusos por parte de las autoridades marroqu¨ªes y los ciudadanos los consideran un estorbo.Borja AbarguesUn migrante en uno de los puentes que cruza el Boulevard de la Croix. Las?bajas temperaturas?y el fr¨ªo amenazan a los?refugiados que viven en las calles de Casablanca. ¡°Padecemos d¨ªa a d¨ªa el fr¨ªo y el hambre de la calle. No somos nadie para ellos, no nos quieren aqu¨ª y esa sensaci¨®n es horrible. Te sientes basura¡¡±, concluye Abudak.Borja AbarguesBahreddin Sabil (16 a?os, Sud¨¢n) lleva enfermo desde hace varios d¨ªas. Tiene fiebre alta y lleva alg¨²n tiempo sin poder comer. ¡°No entiendo por qu¨¦ no recibimos una m¨ªnima ayuda y c¨®mo la gente no intenta tener un poco de empat¨ªa. No venimos aqu¨ª por capricho y no estamos en Marruecos porque queremos. No podemos soportar que nos persigan por nuestra condici¨®n de refugiados. Nos gustar¨ªa que entendieran que solo rogamos tener la oportunidad de labrarnos una vida que en nuestro pa¨ªs no nos dejan tener¡±, dice, resignado Sabil.Borja AbarguesAbudak el Abdelkhader (20 a?os, Sud¨¢n) muestra la herida que asegura que fue provocada por la polic¨ªa marroqu¨ª el 24 de junio en Melilla. ¡°Era mi s¨¦ptimo intento de cruzar a Europa. Los soldados marroqu¨ªes me acorralaron cuando estaba arriba de la valla. Ca¨ª y me golpearon. Me detuvieron, me metieron en la c¨¢rcel y pas¨¦ dos d¨ªas incomunicado. Solicit¨¦ en varias ocasiones que me llevaran al hospital porque estaba herido, pero nadie me quiso hacer caso. Al tercer d¨ªa la situaci¨®n era tan grave que decidieron llevarme al hospital de Fnideq (Castillejos) para que me curaran las heridas. A las pocas horas estaba en un autob¨²s de vuelta hacia Casablanca¡±.Borja AbarguesIbrahim Ahmed (17 a?os, Darfur) intent¨® saltar la valla de Melilla el pasado 24 de junio, pero no lo consigui¨® y fue devuelto a Marruecos para vivir en las calles de Casablanca. Ese d¨ªa les cambi¨® la vida a todos. Sab¨ªan que se enfrentaban a la frontera m¨¢s fortificada de la Uni¨®n Europea y, junto a Ceuta, el ¨²nico punto de entrada terrestre a Europa desde el continente africano. Los 12 kil¨®metros de alambrada suponen el ¨²ltimo obst¨¢culo para los miles de migrantes y refugiados que intentan llegar al continente v¨ªa terrestre. ¡°No hay palabras para describir lo que pas¨® ese d¨ªa, si me preguntan, solo les puedo hablar de sangre y dolor. Yo ten¨ªa los ojos ensangrentados por la paliza que me dieron, a partir de ah¨ª todo fue muy r¨¢pido y doloroso¡±, dice Ahmed.Borja AbarguesUno de los migrantes se dispone a salir del colegio de Oulad Ziyane de Casablanca. Las quejas vecinales por ruidos y peleas son constantes en este tranquilo barrio de la periferia de la ciudad de Casablanca, aunque muchos vecinos intentan ayudar a los cientos de migrantes y refugiados que viven hacinados, sin luz ni agua, en este colegio de educaci¨®n primaria abandonado.Borja AbarguesUna de las aulas vac¨ªas del colegio abandonado que sirve como habitaci¨®n provisional para un grupo de refugiados sudaneses. La falta de agua potable, de saneamiento y de?higiene?ponen en grave riesgo la salud de las personas que viven en las calles de Casablanca.Borja Abargues
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