14 fotosDERECHOS MUJERUn burdel como hogar en MalauiEn el pa¨ªs africano, es habitual que las trabajadoras sexuales cr¨ªen a sus hijos en prost¨ªbulos, a pesar de que saben que no son lugares seguros para los ni?osDiego Menj¨ªbarNkhotakota (Malaui) - 09 mar 2023 - 05:35CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinAlinafe, 27 a?os, sostiene en brazos a Tamanda, su hija de 15 meses, en la habitaci¨®n del burdel donde ejerce la prostituci¨®n. Alinafe no puede dejar a Tamanda a cargo de nadie y suele atender a sus clientes mientras la peque?a duerme a su lado.DIEGO MENJIBARLas chicas que trabajan en este burdel hacen toda su vida dentro: cocinan, lavan la ropa y ganan un sustento econ¨®mico a cambio de sexo. En la foto, ropa tendida en el patio del lugar.DIEGO MENJIBARUpendo, 25 a?os, mira por la ventana de la habitaci¨®n del burdel, donde vive y ejerce la prostituci¨®n. Si se queda embarazada, cuenta, se ir¨¢ del lugar, porque no quiere que su hijo crezca all¨ª dentro. En los tres a?os que lleva en el negocio ha sido testigo de los riesgos que conlleva criar un ni?o en un burdel, y describe las condiciones insalubres en las que viven otras mujeres como ¡°insoportables para los beb¨¦s¡±.DIEGO MENJIBARLas habitaciones del burdel est¨¢n cubiertas con los n¨²meros de tel¨¦fono de los clientes que han pasado por all¨ª. En Malaui, donde no hay ninguna disposici¨®n legal que tipifique como delito la venta de servicios sexuales, ONUSIDA estima que hay unas 36.100 prostitutas.DIEGO MENJIBARLa ropa de Upendo cuelga en las paredes de su habitaci¨®n. Cuando no tienen nada en el bolsillo, los clientes pueden exigir a las j¨®venes relaciones sexuales sin protecci¨®n a un precio m¨¢s alto, lo que las expone a tener hijos no deseados y a contraer enfermedades de transmisi¨®n sexual. La m¨¢s temida: el VIH.DIEGO MENJIBARAlinafe (centro) pasa el tiempo con otras dos chicas dentro del burdel y con su hija Tamanda, de 15 meses. ¡°La ¨²nica esperanza que tengo de sacarla de aqu¨ª es casarme y dejar este trabajo¡±, cuenta. En Malaui, la tendencia de las prostitutas a criar a sus hijos en burdeles es habitual, a pesar de que saben que estos lugares no son seguros para los ni?os.DIEGO MENJIBARChimwala, de 22 a?os, posa para un retrato en la puerta de la habitaci¨®n donde ejerce la prostituci¨®n, en una localidad cercana a la ciudad de Nkhotakota, en la regi¨®n central de Malaui.DIEGO MENJIBARLos zapatos de Chimwala cuelgan en la pared de su habitaci¨®n. Esta chica tiene 22 a?os y un hijo de cuatro que vive con su abuela. "En este oficio, quedarse embarazada es una posibilidad y si vuelve a ocurrir lo aceptar¨¦, me quedar¨¦ con el embarazo y vivir¨¦ con el ni?o aqu¨ª".DIEGO MENJIBAREstas son algunas de las pertenencias de Chimwala: una cartilla sanitaria, cerillas, una cuchilla de afeitar, preservativos y una bolsa con antiinflamatorios (ibuprofeno).DIEGO MENJIBARUno de los clientes que frecuenta el lugar. Las mujeres y sus hijos tienen que convivir en un entorno frecuentado por hombres alcoholizados. La discriminaci¨®n y el estigma para integrar a los hijos de las prostitutas en la sociedad sigue siendo un reto para el pa¨ªs.DIEGO MENJIBARTodas las chicas cocinan su comida dentro del burdel. En un rinc¨®n de la habitaci¨®n, Roozani guarda la harina de ma¨ªz con la que elabora la 'nsima', la comida m¨¢s popular y barata de Malaui.DIEGO MENJIBARLas chicas pasan las horas en el burdel esperando a los clientes. En la foto, una de ellas espera tumbada frente a la habitaci¨®n donde duerme y trabaja.DIEGO MENJIBAREste es el bar donde los hombres del pueblo van a beber. Detr¨¢s de las esteras de ca?a se encuentran las habitaciones donde residen las prostitutas. Este, concretamente, tiene un total de ocho.DIEGO MENJIBARUn top tirado en el suelo de tierra del burdel. Las chicas viven all¨ª las 24 horas del d¨ªa y las que no tienen otra posibilidad cr¨ªan dentro a sus hijos.DIEGO MENJIBAR