Dentro de una c¨¢rcel de Mozambique: ¡°Hay mucha gente aqu¨ª, no sabemos qui¨¦n tiene tuberculosis y qui¨¦n no¡±
El pa¨ªs africano combate la enfermedad con inteligencia artificial y un enfoque comunitario en las prisiones hacinadas y en las minas, donde se disparan los contagios
En 2013, Kenneth Fortune fue condenado a 17 a?os en la prisi¨®n provincial de Maputo (Mozambique) por tr¨¢fico de drogas. Espacios abarrotados y pobremente ventilados como el que habita, que cuenta con 800 camas para 3.200 reclusos, son id¨®neos para el contagio de la tuberculosis, una enfermedad bacteriana que se transmite por el aire de la misma forma que el coronavirus y que el a?o pasado caus¨® 1,3 millones de muertos a nivel mundial. Hace apenas dos meses fue el turno de Fortune. ¡°Hay mucha gente aqu¨ª, no sabemos qui¨¦n tiene tuberculosis y qui¨¦n no¡±, explica.
Cuando se contagi¨®, Fortune perdi¨® el apetito, las fiebres altas le provocaron sudores nocturnos y empez¨® a toser sangre. ¡°Estaba muy mal y me trasladaron al Hospital Central de Maputo, donde estuve un mes ingresado. Volv¨ª hace tres semanas, ahora estoy recuper¨¢ndome¡±, cuenta a este medio. Los reclusos enfermos deben permanecer en aislamiento durante los dos primeros meses de tratamiento hasta que dejan de ser infecciosos, explican trabajadores del Servicio Nacional Penitenciario de Mozambique (SERNAP).
El espacio donde Fortune est¨¢ hoy confinado consiste en un rect¨¢ngulo de cemento con paredes desconchadas y varios colchones en el suelo. En la habitaci¨®n, escasamente ventilada, permanece junto a cuatro hombres tambi¨¦n enfermos de tuberculosis, y es all¨ª donde ha empezado a tomar su medicaci¨®n bajo la supervisi¨®n de un enfermero. Este proceso se llama Terapia Observada Directamente (DOT, en ingl¨¦s) y sirve para asegurar que el paciente finalice el tratamiento que, normalmente, es de seis meses.
Otro afectado es Francesco Moyano, que, cuando ingres¨® en prisi¨®n, nunca imagin¨® que lo que cambiar¨ªa su vida ser¨ªa una enfermedad. Hace dos a?os le diagnosticaron tuberculosis en la prisi¨®n provincial de Maputo, donde fue tratado. ¡°Fue muy doloroso saber que estaba enfermo¡±, cuenta su esposa, In¨¦s Peniva. Desde que sali¨® libre en diciembre de 2022, Moyano no ha sido capaz de reemprender su negocio porque no logra reunir el dinero suficiente. Es su mujer quien provee el sustento diario de la familia. ¡°Tuve que adoptar el rol de ser padre y madre al mismo tiempo¡±, reconoce ella.
Mozambique enfrenta un grave problema de hacinamiento en sus prisiones, con el SERNAP operando a m¨¢s del 45,3% sobre su capacidad oficial. Seg¨²n un estudio publicado en The Lancet, la probabilidad de desarrollar tuberculosis en entornos penitenciarios es de seis a 30 veces mayor que en la poblaci¨®n general. Benedita Jos¨¦, Jefa del Programa Nacional de Tuberculosis del pa¨ªs, admite que las c¨¢rceles representan su ¡°desaf¨ªo m¨¢s grande¡±. ¡°Mientras que la prevalencia de la tuberculosis en la poblaci¨®n general es de 361 por cada 100.000 personas, entre la poblaci¨®n penitenciaria es de 1.000 por cada 100.000¡å, detalla.
En el mundo, la carga de la tuberculosis en las poblaciones penitenciarias es aproximadamente 10 veces mayor que entre la poblaci¨®n general, seg¨²n la OMS.
Detecci¨®n sistem¨¢tica y concienciaci¨®n
Seg¨²n el ¨²ltimo Informe Global sobre la Tuberculosis, elaborado anualmente por la OMS, Mozambique est¨¢ aumentando su inversi¨®n en atenci¨®n m¨¦dica para lograr una cobertura sanitaria integral contra la tuberculosis. Esta inversi¨®n ha ido, entre otras cosas, a la compra de m¨¢quinas de rayos X port¨¢tiles equipadas con inteligencia artificial (IA) para hacer el cribado en prisiones. Es el resultado de los esfuerzos de STOP TB, una de las organizaciones m¨¢s relevantes en la lucha contra la tuberculosis en el mundo, auspiciada por la Oficina de Servicios de Proyectos de las Naciones Unidas (UNOPS). Los datos de STOP TB sobre tuberculosis llevaron a la OMS a actualizar las pautas de detecci¨®n de la enfermedad en 2021, cuando por primera vez recomend¨® la IA para el triaje de la tuberculosis en adultos.
La carga de la tuberculosis en las poblaciones penitenciarias en todo el mundo es aproximadamente 10 veces mayor que entre la poblaci¨®n general
Tres centros penitenciarios de Maputo (la prisi¨®n de m¨¢xima seguridad, la provincial y la provisional) han empezado a usar estas m¨¢quinas de rayos X port¨¢tiles de forma sistem¨¢tica para detectar tuberculosis en abril de este a?o. ¡°Los resultados se obtienen en menos de cinco minutos y ha sido muy ¨²til para detectar casos en estadios tempranos¡±, explica la doctora Cremilda Aldi, directora nacional del Servicio de Atenci¨®n M¨¦dica del SERNAP. En los primeros cuatro meses, han examinado con este dispositivo a 5.000 reclusos, de los cuales 900 mostraron signos de tuberculosis y 60 fueron confirmados en pruebas de laboratorio. Actualmente hay 97 personas en tratamiento en las prisiones, puntualiza.
Para desarrollar esta estrategia de detecci¨®n y tratamiento en prisiones, el SERNAP y la organizaci¨®n Health Through Walls crearon un equipo formado por m¨¦dicos, enfermeras y activistas reclusos. El papel de estos ¨²ltimos es crucial para concienciar a sus compa?eros. Capacitados en ¨¢reas de prevenci¨®n y promoci¨®n de la salud, van bloque por bloque y celda por celda explicando qu¨¦ es la tuberculosis y cu¨¢les son los s¨ªntomas. ¡°Antes hab¨ªa mucha ignorancia y, como resultado, mucho peligro¡±, se?ala Victoria Shopa, que lleva 10 a?os en la prisi¨®n preventiva de Maputo. ¡°Como activistas queremos mantener el ¨¢nimo de la gente alto, no verlos aislados en rincones cuando se enferman. Personalmente, hago esto porque quiero contribuir a mejorar la salud de mis compa?eros¡±, comenta. Una de sus tareas m¨¢s importantes es comunicar a los reci¨¦n llegados la importancia de las pruebas de detecci¨®n. ¡°La informaci¨®n se acepta mejor cuando viene de un compa?ero que de un guardia¡±, dice.
Luego, por grupos y en el patio, los coordinadores recopilan los datos demogr¨¢ficos (estado nutricional, presi¨®n sangu¨ªnea, ¨ªndice de masa corporal) en tabletas sincronizadas. Posteriormente, se realiza un examen de rayos X y, si hay signos de lesiones (que la IA detecta autom¨¢ticamente), se manda al paciente a realizar una prueba de esputo que se examinar¨¢ en laboratorio. Si se confirma, se a¨ªsla al enfermo y se inicia el tratamiento.
En 2022, 14.000 personas murieron en Mozambique debido a esta enfermedad infecciosa. A pesar de estar a¨²n entre los 30 pa¨ªses con la mayor carga de tuberculosis en el mundo y de que 116.000 personas contrajeron la enfermedad en 2021 (un 3% m¨¢s que en 2020), entre 2015 y 2022 Mozambique logr¨® una reducci¨®n del 50% o m¨¢s en las muertes, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). Es, de hecho, uno de los cinco pa¨ªses con mayor carga de tuberculosis que han alcanzado o superado la primera meta de la Estrategia Fin de la Tuberculosis de la OMS, es decir, la reducci¨®n del 35% en el n¨²mero muertes y del 20% en la tasa de incidencia. En total, 34 millones de personas en todo el mundo est¨¢n luchando contra esta enfermedad.
Acabar con el estigma
¡°La tuberculosis no es solo un problema m¨¦dico, es econ¨®mico y social. Es una barrera para el desarrollo. Por eso la estrategia para hacerle frente debe ser conjunta entre los gobiernos, la sociedad y los ministerios de salud¡±, explica Suvanad Sahu, director ejecutivo adjunto de STOP TB.
En Mozambique, varias organizaciones trabajan mano a mano con los colectivos vulnerables para combatir la enfermedad desde m¨²ltiples perspectivas. Una de ellas es AMIMO (Asociaci¨®n de Mineros de Mozambique), cuya misi¨®n es salvaguardar los derechos sociales, laborales y sanitarios de los mineros migrantes de Mozambique. Su fundador es Moises Uamusse, un exminero que trabaj¨® en las explotaciones de oro sudafricanas.
Uamusse trabaj¨® codo con codo durante siete a?os con Eugenio Paulo Sumbane, un hombre de 71 a?os que ha sobrevivido a dos tuberculosis. Sigue padeciendo las secuelas de la enfermedad: ¡°Me siento muy cansado, especialmente cuando voy caminando a la huerta¡±, reconoce. Sumbane sigue esperando los resultados m¨¦dicos que demuestren si las dos tuberculosis que sufri¨® est¨¢n relacionadas con la exposici¨®n al polvo de s¨ªlice en las minas. Maria Sitoe, la movilizadora comunitaria de AMIMO, acude semanalmente a su casa para ver c¨®mo se encuentra y para sensibilizar a otras personas de la comunidad acerca de la enfermedad.
ARISO (Asociaci¨®n para la Rehabilitaci¨®n e Integraci¨®n Social) hace lo propio con los expresos: se encarga del seguimiento de los exreclusos positivos despu¨¦s de ser liberados. Su objetivo es que se reinserten en la sociedad sin ser rechazados por haber estado enfermos o en la c¨¢rcel. ¡°Antes era un problema que la gente pensara en la prisi¨®n como una incubadora de enfermedades. Trabajamos para sensibilizar a la comunidad y que eso no ocurra¡±, explica el director de esta organizaci¨®n, Octavio Macambo.
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