El silencio atronador de las mujeres afganas
Si anteriormente el Gobierno de Afganist¨¢n ya hab¨ªa intentado borrar a las afganas en los espacios p¨²blicos, ahora presenciamos un silenciamiento literal. La discriminaci¨®n, segregaci¨®n y subyugaci¨®n institucionalizada y sistem¨¢tica que sufre puede ser considerada ¡®apartheid¡¯ de g¨¦nero
Los derechos humanos de las mujeres y de las ni?as en Afganist¨¢n han estado bajo constante y cruel asedio por el Gobierno de facto de los talibanes. En semanas recientes, sin embargo, las restricciones han tomado proporciones ins¨®litas: la Ley para la Propagaci¨®n de la Virtud y la Prevenci¨®n del Vicio, expedida en agosto de 2024 ¡ªla ley de moralidad¨D, proh¨ªbe a las mujeres hablar en p¨²blico por considerar que la voz femenina solo debe expresarse en un entorno ¨ªntimo, e incluso les impide cantar p¨²blicamente.
Cuando se lee esta noticia en la prensa, la primera impresi¨®n es que podr¨ªa tratarse de una noticia falsa por lo absurdo y extremo que resulta pensar en vetar una expresi¨®n tan normal y propia de la esencia y dignidad humana, adem¨¢s de un derecho fundamental. Tristemente, es real. Esta ley es un componente m¨¢s de un modelo de sociedad basado en medidas de deshumanizaci¨®n progresiva de las mujeres y las ni?as.
Si bien anteriormente el Gobierno de facto en Afganist¨¢n ya hab¨ªa intentado borrar y silenciar a las mujeres en los espacios p¨²blicos, ahora presenciamos un silenciamiento literal y ya no s¨®lo metaf¨®rico.
Normas r¨ªgidas tambi¨¦n para los hombres y las minor¨ªas
La ley de moralidad del Emirato Isl¨¢mico de Afganist¨¢n ordena a las mujeres ¡°cubrirse totalmente el cuerpo y el rostro y no hablar ni cantar en voz alta de un modo en que las puedan o¨ªr personas ajenas a su familia¡±. Cabe hacer notar que los hombres y los ni?os est¨¢n sujetos tambi¨¦n a normas r¨ªgidas de vestimenta por las que deben cubrirse ¡°del ombligo a las rodillas¡±.
La ley criminaliza y persigue a las personas LGTBIQ+ y restringe los derechos de las minor¨ªas religiosas, entre otras medidas, prohibiendo las ceremonias no isl¨¢micas y prohibiendo tambi¨¦n asociarse con no creyentes, afectando con ello no s¨®lo a las mujeres y las ni?as ¡ªla mitad de la poblaci¨®n¡ª, sino tambi¨¦n a las minor¨ªas ¨¦tnicas y religiosas no musulmanas.
Se ha enfatizado por personas estudiosas de la shar¨ªa, incluyendo organizaciones feministas musulmanas, que este tipo de perspectivas son una interpretaci¨®n err¨®nea del islam y que no representan aut¨¦nticamente la doctrina religiosa musulmana.
La ley de moralidad ¡ªcondenada por activistas, medios de comunicaci¨®n, mecanismos independientes de derechos humanos de la ONU y distintos ¨®rganos de Naciones Unidas, incluyendo el Consejo de Seguridad, con la notable ausencia de China, Argelia y Rusia¡ª tambi¨¦n incluye poderes discrecionales de aplicar castigos severos por su incumplimiento, acrecentando a¨²n m¨¢s un clima social de miedo e incertidumbre.
Si bien la indignaci¨®n sobre la situaci¨®n de las mujeres y ni?as en Afganist¨¢n es crucial, es tambi¨¦n esencial entenderla no como un hecho aislado de un solo pa¨ªs, sino como una situaci¨®n sintom¨¢tica ¡ªciertamente de las m¨¢s graves¡ª de los retrocesos y los ataques a la igualdad de g¨¦nero a nivel global.
Siendo as¨ª, Afganist¨¢n es una prueba para la comunidad internacional, sus valores fundacionales y sus l¨ªneas rojas: la reacci¨®n a esta realidad indicar¨¢ el camino frente a (potenciales) actos de opresi¨®n de g¨¦nero en otras partes del mundo. Evocando a Martin Luther King, ¡°recordaremos no las palabras de nuestros enemigos, sino los silencios de nuestros amigos¡±.
Resulta notable y conmovedor ser testigos de las respuestas de las mujeres afganas que, cubiertas completamente de cuerpo y cara, se han grabado en v¨ªdeos circulados en redes sociales, cantando a manera de desafiar el r¨¦gimen de dominaci¨®n. La lucha por la igualdad y justicia de g¨¦nero ha sido apoyada por distintas figuras p¨²blicas, entre ellas Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Paz 2014, ella misma sobreviviente de un disparo en la cabeza a los 14 a?os por parte de fundamentalistas talibanes a ra¨ªz de su defensa del derecho a la educaci¨®n de las ni?as.
Crimen contra la humanidad
La realidad de las mujeres y ni?as afganas puede caracterizarse como persecuci¨®n de g¨¦nero, un crimen contra la humanidad perseguible por la Corte Penal Internacional. Se ha sugerido que la discriminaci¨®n, segregaci¨®n y subyugaci¨®n institucionalizada y sistem¨¢tica que ellas viven reviste tambi¨¦n la condici¨®n de apartheid de g¨¦nero y que debe reconocerse as¨ª expl¨ªcitamente por el derecho internacional.
A tres a?os vista de la toma del poder en Afganist¨¢n por los talibanes, resulta decisivo seguir apoyando la lucha de las mujeres afganas y solidarizarnos con sus movimientos. Esto puede hacerse de maneras concretas como la financiaci¨®n a las organizaciones lideradas por mujeres, la difusi¨®n de sus propuestas, el reconocimiento por terceros pa¨ªses del estatuto jur¨ªdico de refugiadas a quienes huyen y la ayuda para amplificar sus voces y su esperanza, a¨²n viva, de que otro Afganist¨¢n, y otro mundo, son posibles.