El crimen de ser mujer en Afganist¨¢n: ¡°Un talib¨¢n puede llamar a tu puerta por la noche, violarte, llevarte y casarse contigo¡±
El ¨²ltimo edicto de los fundamentalistas, que proh¨ªbe que se escuche la voz de las mujeres en p¨²blico, consolida un ¡®apartheid¡¯ de g¨¦nero en el pa¨ªs. Mientras, crece el miedo, la violencia y los problemas de salud mental ante la par¨¢lisis internacional
¡°Estoy muy cansada y sin ¨¢nimo de nada¡±. La voz suave y cohibida de Nahid llega desde Mazar-i-Sharif, en el norte de Afganist¨¢n. Nahid tiene 25 a?os y no se llama Nahid. Cada vez es m¨¢s dif¨ªcil que las afganas conf¨ªen en alguien que no conocen para describir su d¨ªa a d¨ªa bajo el r¨¦gimen talib¨¢n. En agosto de 2021, esta joven trabajaba como peluquera, pero tuvo que dejarlo a las pocas semanas para no terminar golpeada o arrestada por los fundamentalistas. ¡°Los d¨ªas pasan y nada cambia. Cada vez tengo menos contacto con mis amigas y ahora, con estas nuevas normas, vamos a estar a¨²n m¨¢s aisladas. Tengo miedo incluso de quedar con ellas en una casa para hablar. He perdido la esperanza de recuperar una vida normal¡±, explica por tel¨¦fono a este diario.
Nahid se refiere al ¨²ltimo edicto emitido por los fundamentalistas a finales de agosto, que da un paso m¨¢s en la opresi¨®n contra las mujeres y proh¨ªbe que su voz se oiga en p¨²blico, que su rostro sea visible fuera de casa, que miren a los ojos a un hombre que no sea de la familia o que salgan de casa sin un acompa?ante masculino.
ONG, activistas y afganas, dentro y fuera del pa¨ªs, califican estas medidas de ¡°¨²ltimo clavo en el ata¨²d de las mujeres¡±. Desde su retorno al poder el 15 de agosto de 2021, los talibanes han publicado m¨¢s de 100 edictos que han ido borrando la presencia femenina del espacio p¨²blico. Han cerrado las puertas de la educaci¨®n a las mujeres de m¨¢s de 12 a?os, una situaci¨®n in¨¦dita en el mundo, y las han excluido de la mayor¨ªa de los puestos de trabajo y de los lugares de ocio. Tambi¨¦n han restringido al m¨¢ximo sus movimientos y su derecho a recibir asistencia sanitaria y legal.
¡°Ser mujer en Afganist¨¢n hoy significa que no puedes tomar un taxi sin un acompa?ante masculino o que no puedes hablar normalmente con el comerciante que te vende la comida. Y si eres viuda, por ejemplo, y no tienes hijos o hermanos, ?c¨®mo haces?. Las mujeres est¨¢n viviendo como criminales, se les priva de la m¨ªnima dignidad que merecen los seres humanos¡±, lamenta Fawzia Koofi, exparlamentaria afgana que particip¨® en las conversaciones de paz con los talibanes antes de 2021, por tel¨¦fono desde Estados Unidos.
Reconocer el apartheid de g¨¦nero como crimen contra la humanidad allanar¨ªa el camino para exigir la rendici¨®n de cuentas tanto de Afganist¨¢n como Estado como de personas concretas del pa¨ªs.Dorothy Estrada Tanck, ONU
Mariam Safi, directora de la Organizaci¨®n de Investigaci¨®n Pol¨ªtica y Estudios sobre el Desarrollo (DROPS), que realiza sondeos e investigaciones sobre los derechos humanos en Afganist¨¢n gracias a una red de colaboradores locales, recuerda que es la primera vez que estas normas, aplicadas en la pr¨¢ctica por los talibanes desde su primer periodo en el gobierno (1996-2001), se plasman por escrito en una ley. ¡°Parece que estas nuevas reglas han sorprendido a la comunidad internacional. A nosotras no. Sab¨ªamos que los talibanes no retroceder¨ªan y que hab¨ªa que ser muy firmes con ellos. Pero la ONU opt¨® por traerlos a la mesa de negociaciones para hablar directamente con ellos sobre la situaci¨®n de las mujeres. Est¨¢ claro que no funcion¨®¡±, explica a este diario, en una conversaci¨®n telef¨®nica desde Toronto.
¡®Apartheid¡¯ de g¨¦nero
Cuando regresaron a Kabul en 2021, tras la retirada de las tropas extranjeras del pa¨ªs, los talibanes garantizaron que las libertades fundamentales ser¨ªan respetadas y que necesitaban un tiempo para crear entornos seguros para que las mujeres pudieran estudiar y trabajar. La comunidad internacional quiso creerles. ¡°Pero hace tres a?os que tomaron el poder, no parece que se vayan a ir y no han cumplido lo que dijeron. Los pa¨ªses, que no reconocen oficialmente a los talibanes como Gobierno pero s¨ª tienen trato con ellos, podr¨ªan exigirles un calendario. Por ejemplo: ¡®dijisteis que abrir¨ªais las escuelas de secundaria, pues dadnos una fecha. Prometisteis anular tal medida a medio plazo, decidnos cu¨¢ndo ocurrir¨¢¡¯¡±, sugiere Dorothy Estrada Tanck, que forma parte del Grupo de Trabajo de la ONU sobre la discriminaci¨®n de mujeres y ni?as.
Este Grupo de Trabajo y Richard Bennett, Relator Especial de la ONU sobre la situaci¨®n de los derechos humanos en Afganist¨¢n, son autores del informe presentado en 2023 ante el Consejo de Derechos Humanos en el que concluyeron que el r¨¦gimen talib¨¢n ha instaurado un apartheid de g¨¦nero y una persecuci¨®n contra las mujeres. En junio, Bennett recomend¨® de nuevo que se reconozca este delito como un crimen de lesa humanidad. La semana pasada, el r¨¦gimen talib¨¢n prohibi¨® la entrada del relator a Afganist¨¢n. ¡°Reconocer el apartheid de g¨¦nero como crimen contra la humanidad allanar¨ªa el camino para exigir la rendici¨®n de cuentas tanto de Afganist¨¢n como Estado como de personas concretas del pa¨ªs¡±, recalca Estrada Tanck.
Hay que reflexionar sobre qui¨¦n est¨¢ apagando la voz de estas mujeres. Lo estamos haciendo entre todos, porque no les prestamos atenci¨®n, pese a que no hay en el mundo una situaci¨®n comparableMar¨ªa L¨®pez de la Usada, Netwomening.
Tras la publicaci¨®n del nuevo edicto talib¨¢n, un grupo de mujeres espa?olas est¨¢ recogiendo firmas para instar al Gobierno a acudir ante el Tribunal Penal Internacional para que este declare crimen contra la humanidad el trato que reciben las afganas. Adem¨¢s, el jueves, los eurodiputados socialistas espa?oles pidieron a la Uni¨®n Europea que denuncie ante la justicia internacional las ¨²ltimas decisiones de los talibanes y que clarifique el papel del bloque en la protecci¨®n internacional para las afganas que huyen y llegan a Europa.
¡°Hay que reflexionar sobre qui¨¦n est¨¢ apagando la voz de estas mujeres. Lo estamos haciendo entre todos, porque no les prestamos atenci¨®n, pese a que no hay en el mundo una situaci¨®n comparable¡±, estima Mar¨ªa L¨®pez de la Usada, vicepresidenta de Netwomening, una de las organizaciones que apoya la integraci¨®n social de mujeres afganas en Espa?a.
¡°Nadie hace nada¡±
Hussnia Bakhtiyari, fiscal afgana refugiada en Espa?a desde hace casi dos a?os, entr¨® en p¨¢nico en estos d¨ªas cuando llam¨® a su familia a Kabul y, al otro lado de la pantalla, apareci¨® su hermana de 18 a?os con el ojo amoratado. ¡°No me quer¨ªa decir qu¨¦ le hab¨ªa pasado, pero termin¨® cont¨¢ndome que un talib¨¢n le golpe¨® en la calle porque estim¨® que su vestido era demasiado corto. Le llegaba al tobillo, pero al parecer no era suficiente¡±. Bakhtiyari no duerme pensando en sus dos hermanas, que siguen en Afganist¨¢n.
¡°?Cu¨¢les son los derechos de una mujer afgana con esta nueva ley? Pr¨¢cticamente ninguno. ?No era suficiente con no dejarnos ir a la universidad, a nuestras oficinas, a la peluquer¨ªa? Pero nadie hace nada, nadie dice nada¡±, se indigna esta mujer de 35 a?os que form¨® parte de un grupo de fiscales, juezas y abogadas evacuadas y acogidas por Espa?a en enero de 2023.
DROPS y otras ONG han alertado de que uno de los efectos colaterales de que las mujeres no puedan trabajar ni estudiar son los matrimonios forzados e infantiles, de ni?as de 12 y 13 a?os. Adem¨¢s, el miedo, la falta de perspectivas de futuro y la pobreza merman peligrosamente su salud mental. Muchas mujeres viven encerradas en ellas mismas, sin apenas pronunciar palabra, otras padecen profundas depresiones en medio de una soledad total y algunas recurren, desesperadas, al suicidio. En 2023, DROPS entrevist¨® a 2.000 mujeres en 17 provincias de Afganist¨¢n sobre los da?os psicol¨®gicos que provocaban las normas de los fundamentalistas y un 68% de las encuestadas afirm¨® que conoc¨ªa a una mujer en su entorno con problemas mentales. Pero la salud mental sigue siendo un tema tab¨² en un pa¨ªs musulm¨¢n donde ir al psic¨®logo nunca estuvo bien visto y ahora es algo imposible para una joven. ¡°Las familias acallan los problemas, tapan los suicidios¡±, asegura Bakhtiyari.
?Cu¨¢les son los derechos de una mujer afgana con esta nueva ley? Pr¨¢cticamente ninguno. ?No era suficiente con no dejarnos ir a la universidad, a nuestras oficinas, a la peluquer¨ªa? Pero nadie hace nada, nadie dice nada.Hussnia Bakhtiyari, fiscal afgana
Porque los hogares tampoco son un lugar seguro para las afganas y las ONG que trabajan en el pa¨ªs han detectado un aumento de la violencia contra las mujeres dentro de las familias y en general una incomprensi¨®n ante la merma de sus derechos. ¡°Hemos hablado en estos d¨ªas con mujeres en varias provincias y sentimos que cada vez tienen m¨¢s miedo. Este edicto ahondar¨¢ sin duda sus problemas psicol¨®gicos. Se lo pensar¨¢n dos veces antes de salir de casa o de ir a trabajar en los dos ¨²nicos sectores en los que a¨²n se toleraba su presencia: la salud y la educaci¨®n infantil. ?Tendr¨¢ que hablar su acompa?ante masculino por ellas en la escuela o el hospital?¡±, se pregunta Safi.
Escondidas en Islamabad
Razea es una de las muchas afganas que espera en Islamabad, la capital de Pakist¨¢n, que alg¨²n pa¨ªs les conceda protecci¨®n internacional. Por ejemplo, Espa?a. Estas mujeres viven escondidas, sin apenas recursos y con miedo a ser deportadas. ¡°?De qu¨¦ hu¨ª? En Kandahar, mi ciudad, un talib¨¢n puede llamar a tu puerta por la noche, violarte, llevarte a la fuerza y casarse contigo. La angustia es dif¨ªcil de imaginar. Mis amigas que siguen all¨¢ me llaman llorando cada d¨ªa¡±, explica por tel¨¦fono esta mujer de 31 a?os, que escap¨® clandestinamente de su pa¨ªs por carretera con su hermano hace m¨¢s de un a?o y tampoco desea que su nombre verdadero se publique.
Seg¨²n la ONU, en Ir¨¢n y Pakist¨¢n hay unos 7,7 millones de refugiados afganos, de los cuales al menos 1,6 millones llegaron despu¨¦s de agosto de 2021. El calvario de las mujeres no termina cuando salen de Afganist¨¢n. Organizaciones de apoyo a afganas, como Netwomening y Afghan Women on the Run, explican que hay mujeres que solicitaron en 2021 una cita en la embajada de Espa?a en Islamabad para pedir protecci¨®n, recibieron un n¨²mero que indica su lugar en la fila y a¨²n esperan ser convocadas para una primera entrevista. Entre agosto de 2021 y agosto de 2022, es decir, en el primer a?o tras el retorno de los talibanes, Espa?a evacu¨® a 3.900 personas de Afganist¨¢n, seg¨²n cifras oficiales. Desde entonces, llegan con cuentagotas.
Estas ONG ayudan a las mujeres a preparar su petici¨®n de protecci¨®n ante las autoridades diplom¨¢ticas y hay casos que las estremecen especialmente, como el de una periodista a la que se le ha denegado el traslado a Espa?a por estimar que no corre peligro. ¡°Hemos presentado un recurso ante la propia embajada y hemos llevado el caso ante la Audiencia Nacional. Consideramos que deben reestudiarlo. La mujer est¨¢ desesperada y ha amenazado con ir a la puerta de la embajada y suicidarse¡±, explica L¨®pez de la Usada.
En estos momentos Afganist¨¢n ni es emergencia ni es prioridad. Da igual las leyes que hagan los talibanesQueralt Puigoriol, Afghan Women on the Run
¡°El hecho de ser mujeres y ser afganas en estos momentos ya deber¨ªa bastar para darles protecci¨®n¡±, estima, en una entrevista con este diario, Queralt Puigoriol, voluntaria en Afghan Women on the Run, entidad que ha logrado traer a Espa?a a 700 familias afganas. ¡°Pero en estos momentos Afganist¨¢n ni es emergencia ni es prioridad. Da igual las leyes que hagan los talibanes¡±, agrega.
Porque, ?cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que hubo en Espa?a una manifestaci¨®n importante para denunciar la opresi¨®n y el acoso que sufren las afganas? Ni siquiera las activistas de larga data se acuerdan. ¡°Hay que seguir apoyando a las mujeres y a sus organizaciones dentro y fuera de Afganist¨¢n. Recabar apoyos de peso para las campa?as y hacer presi¨®n y m¨¢s presi¨®n. A los gobiernos, y estos a la Asamblea General de la ONU y al Consejo de Seguridad. En Sud¨¢frica se logr¨®. Tard¨® m¨¢s de 20 a?os, eso s¨ª. Ojal¨¢ aqu¨ª no haya que esperar tanto¡±, conf¨ªa Estrada Tanck.
Mientras tanto en Kabul, Soraya, de 53 a?os, madre de familia que ha trabajado como maestra casi 30 a?os, contempla encerrada en su casa c¨®mo la sociedad se desmorona. ¡°Creo que la ense?anza transform¨® la vida de muchos de mis alumnos. No podemos convertirnos en un pa¨ªs donde la mitad de la poblaci¨®n no reciba educaci¨®n. Espero que la comunidad internacional haga algo para salvar nuestra sociedad de la ignorancia¡±, pide a este peri¨®dico.
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