La Tarjeta Azul europea: ?hacia un colonialismo cognitivo?
La transici¨®n energ¨¦tica y la digitalizaci¨®n demandar¨¢n a¨²n m¨¢s trabajadores altamente cualificados, los mismos que ya escasean en la Uni¨®n Europea. Las soluciones impulsadas desestiman, sin embargo, el riesgo de aumentar la fuga de cerebros y afectar a pa¨ªses ya inestables
Son muchos los actores pol¨ªticos que se han empe?ado en que la recuperaci¨®n econ¨®mica sea verde y digital. La situaci¨®n de inestabilidad internacional, desencadenada por la invasi¨®n de Ucrania, ha ayudado a afianzar esta apuesta. Sin embargo, no solo implicar¨ªa grandes retos en lo t¨¦cnico, sino tambi¨¦n en su dimensi¨®n humana. La transici¨®n a energ¨ªas renovables y la digitalizaci¨®n demandar¨¢n a¨²n m¨¢s trabajadores altamente cualificados, los mismos que ya escasean en la actualidad.
En estas circunstancias, ?qui¨¦n no querr¨ªa inmigraci¨®n cualificada en su pa¨ªs? Las posturas de los grupos parlamentarios europeos, siempre divididos en la cuesti¨®n migratoria, parecen converger a este respecto. Este consenso se ha visto reflejado en el proceso de revisi¨®n de la Directiva de la Tarjeta Azul, cuyo proceso termin¨® el 7 de octubre de 2021.
Concebida en 2009 para atraer mano de obra altamente cualificada de pa¨ªses extracomunitarios, se hab¨ªa demostrado ineficaz. Con la nueva directiva se busca hacer m¨¢s atractiva a la Uni¨®n Europea (UE) en su conjunto y superar algunas de las limitaciones del anterior texto. Es evidente que la UE no puede solucionar, en el corto plazo, la escasez de mano de obra que afrontan estos sectores sin recurrir a zonas demogr¨¢ficamente m¨¢s pujantes.
Sin embargo, el acuerdo generalizado entre las fuerzas pol¨ªticas, en cuanto a la necesidad de atraer a m¨¢s migraci¨®n cualificada, contrasta fuertemente con la pol¨ªtica de control fronterizo de la UE. Dentro del propio ¨¢mbito de la migraci¨®n laboral tambi¨¦n salta a la vista la ausencia de reforma para la Directiva de Trabajadores de Temporada, orientada a sectores de menor cualificaci¨®n. Esto se da a pesar de presentar importantes deficiencias desde hace tiempo. La pol¨ªtica de la UE ha establecido un doble rasero con tintes extractivistas. Esta pr¨¢ctica que caracteriz¨® el colonialismo europeo del siglo XIX, en la que los centros industrializados drenaban a la carta mano de obra y materias primas de los territorios conquistados, ha mutado en formas m¨¢s sutiles.
Por un lado, se impone una gesti¨®n f¨¦rrea de los permisos de trabajo a migrantes de media y baja cualificaci¨®n, lleg¨¢ndose a reclutar en sus pa¨ªses de origen y solo por un tiempo determinado. Este sistema deja a los migrantes en manos de sus empleadores, muchas veces obligados a aceptar condiciones de alojamiento lamentables y salarios inferiores a los ofrecidos a los empleados nacionales. Esta modalidad de explotaci¨®n es bien conocida en la agricultura, que destaca por los trabajos de temporada.
Por otro lado, se persigue atraer el mayor n¨²mero de perfiles altamente cualificados de pa¨ªses extracomunitarios, ofreci¨¦ndoles condiciones y ventajas excepcionales en comparaci¨®n con la categor¨ªa de trabajadores anterior. Bajo este esquema se priorizan los intereses de la Uni¨®n Europea, dejando al margen las necesidades de los pa¨ªses de origen. Muchas veces la captaci¨®n se realiza en regiones que no se pueden permitir prescindir de esta clase de profesionales.
La nueva directiva de la Tarjeta Azul reconoce en su texto la importancia de reconciliar los objetivos econ¨®micos de los Estados miembros que demandan trabajadores cualificados y aquellos desde los que emigran. Sin embargo, los esfuerzos de la UE para evitar la fuga de cerebros de los pa¨ªses que m¨¢s los necesitan no parecen concretarse tan r¨¢pido como en el ¨¢mbito de la seguridad fronteriza. Quiz¨¢s la apuesta m¨¢s prometedora sea un conjunto de proyectos piloto en los que la UE forma parte, englobados dentro del llamado Global Skill Partnership.
Estos programas de capacitaci¨®n llevados a cabo mediante acuerdos bilaterales entre un Estado miembro y un pa¨ªs extracomunitario persiguen formar a personas en el pa¨ªs de origen y acompa?ar a aquellos que desean migrar, por ejemplo, hacia la UE. Gracias a este acuerdo, los dos pa¨ªses consiguen sus objetivos. El receptor se asegura de que la migraci¨®n que acoge cubre las necesidades de su mercado laboral, y el de origen recibe tecnolog¨ªa y financiaci¨®n para llevar a cabo las formaciones. Estas son dirigidas tanto de trabajadores que tienen intenci¨®n de migrar como de aquellos que prefieren permanecer en el pa¨ªs y ver aumentadas sus perspectivas salariales.
Bajo este enfoque, la econom¨ªa europea no se aprovecha de los esfuerzos de pa¨ªses empobrecidos, extrayendo una mano de obra que se ha formado con dificultades y unos recursos escasos. Mediante estos programas, el pa¨ªs de destino se compromete a aumentar el n¨²mero total de perfiles cualificados, equilibrando as¨ª la balanza.
La obsesi¨®n por la seguridad acapara todo el esfuerzo. Los proyectos para crear nuevas v¨ªas de migraci¨®n legal se desarrollan solo en el margen
A pesar de lo prometedora que pueda resultar esta iniciativa, queda lejos de estar a la altura del reto. En la actualidad solo hay dos proyectos en los que se involucran pa¨ªses europeos. Mientras tanto, la Directiva de la Tarjeta Azul ha sido relanzada sin incluir garant¨ªas suficientes para evitar el drenaje de cerebros. La obsesi¨®n por la seguridad acapara todo el esfuerzo. Los proyectos para crear nuevas v¨ªas de migraci¨®n legal se desarrollan solo en el margen.
La Uni¨®n Europea necesita cambiar de enfoque. Juega a levantar castillos de arena en sus fronteras con la curiosidad de ver si aguantan la marea. Migrar es un fen¨®meno imparable y nace de uno de los sentimientos que m¨¢s necesitamos en un mundo con enormes retos: la esperanza. En cualquier caso, se puede trabajar en ayudar a estabilizar los ritmos con los que se dan los desplazamientos. El problema no es la inmigraci¨®n, sino las crisis econ¨®micas, pol¨ªticas y ambientales que deterioran las condiciones de vida de las personas. Captar a toda costa el talento de los pa¨ªses que menos pueden prescindir de ¨¦l, ¨²nicamente ayudar¨¢ a agravar su situaci¨®n y hacerlos m¨¢s vulnerables a los desaf¨ªos que ya afrontan.
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