La econom¨ªa solidaria: un nuevo modelo financiero contra la desigualdad y la emergencia clim¨¢tica
Pasar del decir al hacer es el nuevo reto de este sistema econ¨®mico, que busca potenciar el consumo responsable, las finanzas ¨¦ticas y el comercio justo
En 2019, diferentes voces del mainstream econ¨®mico empezaron a hablar de la necesidad de dotar de un prop¨®sito a la actividad empresarial. Tanto el presidente de las mayores gestoras de inversi¨®n a nivel mundial, Blackrock, como la American Business Roundtable, ¡ªasociaci¨®n empresarial que re¨²ne a grandes multinacionales estadounidenses como Amazon, Google, Coca-Cola¡ª, hac¨ªan un diagn¨®stico: la supervivencia en el medio plazo de las empresas pasaba porque incorporasen un enfoque centrado en la creaci¨®n de valor para todos sus grupos de inter¨¦s, no solo accionistas, sino tambi¨¦n trabajadores, clientes, proveedores y comunidades locales.
Con esta inquietud, las grandes empresas reconocen que deben jugar un papel clave para afrontar dos de los principales retos de nuestro tiempo: la desigualdad y el cambio clim¨¢tico. Aunque desde entonces los debates sobre el prop¨®sito empresarial contin¨²an, desde la irrupci¨®n de la pandemia resulta dif¨ªcil encontrar indicios de esa inquietud en las pr¨¢cticas reales de las empresas de mayor tama?o. Cierto es que muchas desplegaron iniciativas de acci¨®n social en plena emergencia sanitaria, pero parece que a¨²n estamos lejos de probar que hayan dejado de priorizar los intereses de sus accionistas. Muestra de ello es que, en el a?o de la pandemia, el 40% de las empresas del Ibex 35 distribuy¨® un dividendo mayor que el del a?o anterior, a pesar de la ca¨ªda generalizada de los resultados.
La vocaci¨®n de la econom¨ªa solidaria no se limita a encontrar un nicho de mercado y explotarlo, sino que pretende ser una alternativa transformadora
Sin embargo, existe otro tipo de realidad empresarial donde esta b¨²squeda del prop¨®sito s¨ª est¨¢ instalada y desarrollada. Se trata del ecosistema de la Econom¨ªa Solidaria, que entiende que la actividad econ¨®mica debe ser siempre un medio al servicio de las personas, y no solamente un fin. Para ello re¨²ne una visi¨®n y una pr¨¢ctica que busca situar los procesos de la sostenibilidad de la vida en el centro de la esfera econ¨®mica.
En Espa?a, la Red de Econom¨ªa Solidaria aglutina a casi mil organizaciones y empresas, que act¨²an en diferentes ¨¢mbitos, entre ellos el consumo responsable, las finanzas ¨¦ticas, el comercio justo y muchos m¨¢s, y tienen como gu¨ªa de actuaci¨®n la Carta de Principios de la Econom¨ªa Solidaria. Esta declaraci¨®n orienta el devenir de sus organizaciones y del proyecto econ¨®mico, social y pol¨ªtico del que forman parte.
Precisamente esa es una de sus fortalezas, su empe?o en combinar el pensar y el hacer otra econom¨ªa, de modo que la actuaci¨®n empresarial cuente con una br¨²jula clara, y que la reflexi¨®n est¨¦ constantemente contrastada con la pr¨¢ctica. De hecho, la Carta, aunque fue elaborada en 1995, se ha revisado en tres ocasiones, la ¨²ltima este mismo a?o, seg¨²n se han ido dando cambios en el contexto tanto local como global.
Se trata de que las empresas vayan m¨¢s all¨¢ de las declaraciones y que estos principios tengan una traslaci¨®n efectiva y exigente en la pr¨¢ctica
La equidad, el trabajo digno, la sostenibilidad ecol¨®gica, la cooperaci¨®n, el reparto justo de la riqueza y el compromiso con el entorno, son los seis principios que sintetizan su esencia. Toda una declaraci¨®n de intenciones y un reto no peque?o para desplegar una actividad empresarial.
Algunos de estos conceptos no son nuevos en el sector. De hecho, es dif¨ªcil encontrar empresas que no declaren fomentar el trabajo digno, el compromiso con el entorno y la sostenibilidad ecol¨®gica. Pero de lo que se trata es de ir m¨¢s all¨¢ de las declaraciones y que estos principios tengan una traslaci¨®n efectiva y exigente en la pr¨¢ctica. Y eso exige profundizar en cada uno de los aspectos. Por ejemplo, el trabajo digno no solo consiste en facilitar condiciones laborales de calidad, sino que tambi¨¦n incluye la conciliaci¨®n, los cuidados, la horizontalidad y la puesta en marcha de procesos participativos dentro de las organizaciones.
Al fin y al cabo, la vocaci¨®n de la Econom¨ªa Solidaria no se limita a encontrar un nicho de mercado y explotarlo, sino que pretende ser una alternativa transformadora, que cambie las reglas de juego de la actividad econ¨®mica para enfocarla en el bienestar colectivo. Esta es su raz¨®n de ser.
Con un sistema basado en la competencia y en relaciones jer¨¢rquicas y de abuso de poder, alcanzar la vocaci¨®n con la que la econom¨ªa solidaria fue concebida resulta dif¨ªcil. M¨¢s bien, se ha de apoyar en la cooperaci¨®n y el trabajo colaborativo, que integre a todas las personas en igualdad de condiciones y oportunidades. Eso pasa tambi¨¦n por poner en cuesti¨®n el ¨¢nimo lucrativo de las empresas, dedicado a remunerar a los proveedores de capital en el corto plazo y destinar su valor al fortalecimiento interno y la proliferaci¨®n de m¨¢s iniciativas transformadoras.
Como consumidores, la econom¨ªa solidaria nos aporta muchas claves en la reflexi¨®n sobre c¨®mo hacer un consumo responsable y cr¨ªtico. Por todo eso, merece la pena apoyar y contribuir a dar a conocer este movimiento. Actualmente, la Red Estatal de Econom¨ªa Solidaria est¨¢ recabando adhesiones para la nueva versi¨®n de la Carta de la Econom¨ªa Solidaria. Es una invitaci¨®n para todas aquellas personas y organizaciones que creen que la actividad econ¨®mica puede ser inclusiva, justa y respetuosa con el planeta.
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